No me gustaba cerrar los ojos.
Cada vez que mis párpados se juntaban veía algo agradable o algo que me atemorizaba, era como un juego al azar que me ponía los pelos de punta.
Al inicio veía a un hombre corpulento, de cabello y ojos claros, tenía una barba poco crecida que le daba ese aire varonil a la sonrisa dulce de oreja a oreja. Mi papá.
Él estaba haciéndome un par trenzas antes de irme a la escuela, sus dedos cuadrados se aferraban a cada fibra de cabello para que ninguno se saliera de su lugar. Me llamaba "princesita" igual que el abuelo, pero él lo decía con una ternura y ese tono melodioso que me hacía sentir especial.
Después de tanto tiempo, todavía conservo los detalles frescos en mi memoria. La forma en la que solía arrugar las cejas cuando pintaba, el olor picante de su perfume, el anillo de oro blanco en su mano izquierda, la pequeña cicatriz blanca surcándole el labio...
Luego abrí los ojos y los cerré una vez más.
En esta ocasión mi papá no me tenía abrazada sobre su regazo, él estaba dentro de un auto volteado, echo trizas, sus brazos ensangrentados sobre salían por las ventanillas rotas.
Yo gritaba... No, era alguien más. Yo ni siquiera podía moverme, él abuelo le ordenó a Peter voltearme y el chico me estrujó bajo su pecho para que no viera. Esa tarde esperé en casa a que llegara de donde lo había llevado el abuelo. No lo hizo.
Una vez más alcé la vista al techo antes de que las pestañas rozaran los pómulos. Las imágenes pasaban a una velocidad bastante rápida en mi mente: El gran pez del Río Durembo, Alec besándome, yo bloqueándole el camino a Jared, los ojos zafiro Thomas Harrison, Jeremy bromeando con mi yeso, mi vestido de los años 20's, Wanda bailando con Alec, el abuelo abofeteándome, los cristales cayendo en la casa de Gabriel, Max enseñándonos, mis rodillas clavadas en el suelo del baño mientras vomitaba, los aplausos del templo, Alec metiéndome a su coche afuera de la cafetería, Alec peleando con Peter, Alec salvándome de morir ahogada, Alec dando un extrasensory, Alec y yo en nuestra primera cita...Alexander, Alexander, Alexander.... Daba vueltas a mi cabeza ¿por qué no pudo tener un nombre difícil de pronunciar? ¿O unos modales horribles? ¿Por qué tenía que estar a centímetros de mí?
Me hacía sentir confundida, torpe conmigo misma, me hacía discutir con mi mejor amigo por él y despertaba mis celos como no lo había hecho otra persona. Odiaba esa sensación, ese sentimiento que me oprimía el pecho y cuando iba a la cama daba vueltas por las dudas.
Incluso ebria no le quitaba los ojos de encima ¿Desde cuándo era tan dependiente? ¿Por qué no puedo hacer que me desagrade?- Te odio -susurré, o al menos eso creí antes de que Max interrumpiera su relato y todos voltearan a verme. Enterré la cara en la alfombra y ellos parecieron interpretar mi silencio de forma correcta, al menos no me llamaron maniática.
Hace rato nos pareció buena idea tumbarnos en el suelo, cada quien sumergido en sus pensamientos, excepto por Sarah que se hallaba vomitando las entrañas en el baño, y Todd, él seguía inconsciente con la cara dibujada. Luego nos pusimos platicar anécdotas, cuando pasó mi turno dejé de oír y me concentré en parpadear varias veces, en el segundo que mi vista se volvía oscura aparecían recuerdos cada vez más escasos hasta volver a la normalidad.
Agudicé el oído, Max llevaba buen rato hablando después de Peter así que debía tomar el hilo de la conversación por si me tocaba.-...Papá me dio la putiza de mi vida- el peli-verde esbozó su típica sonrisa gatuna antes de dejar escapar una carcajada seca- estiró el puño y lo estrelló contra mejilla una y otra vez antes de arrancarme las perforaciones. Luego llegó mi hermana, lo sacó de encima como pudo pero el muy cabrón la tomó por los cabellos... Ellos forcejeaban y yo le gritaba que la soltara- Max se aclaró ganta al notar las lágrimas de Mónica- La casa estaba hecha un lío, ese fue mi momento de pánico. Vas, rubita.
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Las joyas del tiempo
Teen FictionEn el mundo existen sólo cinco joyas preciosas que se crearon para viajar en en tiempo. Estos elementos están malditos por el brujo que los creó. El portador de la joya tendrá un poder inimaginable más allá del universo mágico pero también será acre...