~CAPÍTULO 31~La pequeña cara de ángel

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Sus manos le temblaron y su corazón golpeaba su pecho, haciendo que este ruido tamborearan sus oídos. Lo observaba fijo a él, su mirada puesta en ella con una esperanza mientras articulaba los labios. Él le hablaba pero ella no lo escuchaba ¿Qué es lo que le decía? ¿Qué es lo que quiere él de ella?—

-Déjame ver tu rostro- Escuchó sus palabras haciendo que se sacudiera y se atemorizara ante el recuerdo que regresó a su mente... un hombre, un hombre forzándola y desvistiéndola... ella estaba asustada, demasiado. Su cuerpo se estremeció y el pavor la envolvió. Jamás había sentido tanto miedo.

Se apartó llevando las manos a su pecho, tratando de recobrar el aire y con los ojos perdidos en recuerdos borrosos... Un hombre, un hombre en su mente que la hacía temblar.

Sintió la mano de él sobre su hombre. De inmediato levantó la mirada y se lo encontró, observándola preocupado.

-¿Estás bien?— Akemi se quedó en silencio, mirando a aquel hombre ¿Quién era él? ¿De verdad era el padre de la bebé que había tenido hace más de tres años? Tenía que ser mentira, una coincidencia. Sí, solo eso—

-Si—Respondió recomponiéndose y tratando de mantener la calma—Estoy bien. Es solo tuve unos mareos pero no es nada—Extendió la mano con intención es de devolver la foto— Ten. Lamento decepcionarte pero ella no soy yo—Donghae sujetó la fotografía con la mirada fija en esta, sintiendo que todas sus esperanzas nuevamente volvían a cero—Si es eso a lo que habías venido, ya puedes irte—Le habló (TN)—Pide tu dinero que pagaste por mí sin problemas. Yo avisaré que no cubrí con mis servicios--- Habló (TN) tratando de no sonar alterada. Aquel hombre le había revelado bastante dudas ¿Acaso él era parte del pasado que no recuerda? No le importa, no le importa si ella tuvo alguna vez que ver con él, no le importa si él era el padre de aquella niña. No le importa. Lo único que le importaba en eso momentos es que el hombre que tenía en frente se marchase y dejara de buscarla. Tenía tanto miedo a conocer su pasado.

Donghae la observaba con cierta incertidumbre y confusión, el no parecía nada convencido de las palabras de la joven.

-¿Cuántos años tienes?—Le preguntó—Tal vez veintiuno, veintidós... no pasas de los veintitrés—Adivinó, sin embargo la joven ni siquiera sabía aquel dato. Solo sabe que posiblemente estaría rodeando esa edad. Sin embargo, como Akemi, ella tenía veintidós, esa fue la edad que le colocaron con su nueva identidad.

-Eso no es algo que te importe—Le habló molesta—Ahora vete por favor— Le exigió dirigiéndose a la puerta—

-No quiero—Se negó Donghae observándola ponerse nerviosa—Quiero ver tu cara. No quiero mi dinero, quiero ver tu identidad—

-Pierdes tu tiempo querido. Ya te dije que aquella niña que buscas no soy yo. ¿Acaso aquella mujer era una prostituta?—Donghae se quedó en silencio. Mirándola y cuestionándose a sí mismo la pregunta que le había formulado ¿Su (TN) es una prostituta? Era su prostituta, había sido solo suya, ¿pero de los demás? No, claro que no... ella no es una prostituta—

-No—Bajó la cabeza ero sin pensar en más se acercó hasta ella y la sujetó de la cintura, haciendo que ella se alterase—

-Suéltame. Suéltame, ya te dije que te devolveré tu dinero. Lárgate— Empezó a alterarse.

-Que no. Mierda—Gritó haciéndola retroceder y arrinconándola contra la pared. Sujetó las manos de ella y las levantó hacia la atura de su cabeza, presionado sus labios contra los de ella—

-Ya pagué... quiero lo que es mío—Habló entre besos, y diciendo aquello bajó las manos de prisa hasta la lencería que ella llevaba, para empezar a arrebatársela desesperado. Ella gimió al contacto de sus manos con su piel sintiéndose tan llena de necesidad porque la volviese a tocar. Dejó caer los brazos hasta la nuca de él y sujetando su barbilla volvió unir sus labios para introducir su lengua en su cavidad bucal y explorar más a profundidad en él. Presionaba los labios y los atrapaba con agilidad, al mismo tiempo que él le retiraba la ropa por completo, dejándola desnuda. Donghae la apretó contra su cuerpo, descendiendo sus manos por aquellas curvas tan definidas, sus pechos grandes y su pequeña cintura.

Como ProstitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora