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Canción: Dime que te pasó - Wisin & Yandel (Comienza en el seg 50)

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— Dime qué te paso, tú no eray así —Vic canturreó mirando como el agua golpeaba suavemente contra la roca en la cual estaban sentados. Llevaban un tiempo ya ahí, haciendo no mucho y pasando de todo, entre frío y tal vez hambre, pero sobre todo, un estado reflexivo silencioso. Vic había sido el primero en romper ese silencio con aquella vieja canción—. Si el amor se acabo, dímelo de frente toy aquí —Kellin tenía una pequeña rama en su mano izquierda, jugaba con ella meciéndola en el agua. Kellin estaba muy pensativo, sentía ya el agotamiento y el cerebro dormir por el alcohol, pero no quería volver aún, no hacía mucho frío y se sentía bastante bien bajo la pequeña luna nueva—. Yo sé ken tu ereh, yo soy tu hombre, tú mi mujeh, yo se que tú me quereh, si yo te lo di toh, pero me hieres, y mi corazón se muereh. | Dime que te paso, tu no eri así, si tu amor se apagó, dímelo de frente estoy aquí. Si el problema soy yo, y no siente nada por mí, dímelo y yo me marcho oh, que dioh se apiade de mí | Dime qué te pasó, tu no eri' así, si tu amor se apago, dímelo de frente estoy aquí. Si  el problema soy yo, y no siente nada por mí, dímelo y yo me marcho, que dioh se apiade de mí. Dime que te pasa, se siente fría la casa... —silencio.

— ¿Vic? —Él voltea, le sonríe, suspira y baja la mirada—. ¿Estás triste? —Vic mueve la cabeza cerrando los ojos sin responder, su rostro ensombrecido decae, una pequeña lágrima desliza bajo su mejilla derecha—. ¿Víctor? —Kellin se acerca, duda en sí debería abrazarlo o no, pero no quiere pensar en nada de eso, simplemente lo hace. A la mierda todo. Después de todo nadie estaba, esto parecía un secreto. La pequeña luna sonríe al ver la escena ocurrir; Kellin suelta la rama para tomar la mano fría de Vic y entrelazar sus dedos, sonriendo al tiempo que siente esa corriente colarse en sus venas. Vic inclina su cuerpo, apoyando delicadamente su mejilla en el hombro de Kellin. Se sentía bien así, ese silencio pequeño contraste al murmullo de las aguas frente a ellos, las estrellas acompañando a la luna, el oscuro de lo lejos, las luces atrás; todo. Parecía tan íntimo, tan de ellos, tan único y magnifico. Era una maravilla y al mismo tiempo un misterio enorme involucrarse en el amor. A Vic le gustaba, le gustaba mucho esa sensación de amar y sufrir al mismo tiempo, podría verse un demente masoquista, pero nunca podría explicar ese sentimiento que lo hacía adorar las dos emociones al a la vez.

Kellin no sabía qué decir, sabía que a Vic le gustaba cantar, así que susurró la mismas letras que había dicho minutos atrás, él conocía aquella canción, cómo no hacerlo, en todo caso.

Dime que te pasó, tu no eras así, si tu amor se apagó, dímelo de frente estoy aquí. Si el problema soy yo, y no siente nada por mí, dímelo y yo me marcho oh, que dios se apiade de mí.

Vic se incorporó con cuidado. Nunca. Jamás, había oído la voz de Kellin tan perfectamente moldeada en una canción. Parecía ángeles tejer cada palabra que brotaba de su garganta. Sus ojos se dilataron. Caía, sentía que caía y golpeaba su cuerpo contra millones de plumas suaves que hacían cosquillas en su corazón, danzaban sobre él como bailarinas de ballet con púas en los pies, y eso se sentía bien. Él aclaró su garganta para acompañarle a cantar a capela.

Dime qué te pasó, tu no eras así, si tu amor se apago, dímelo de frente estoy aquí. Si  el problema soy yo, y no siente nada por mí, dímelo y yo me marcho oh, que dios se apiade de mí.

Dime qué te pasa, se siente fría la casa. Ya ni me besa, ya ni me abraza. Trato de arreglarlo, mi intento fracasa. Dime qué es lo qué pasa, por qué me rechaza.
Y yo ni sé qué hacer no tengo salida del lío. Trato de besarte, pero el cuarto sigue frío. Ella me grita y le grito y empieza el desafío

Kellic A La Chilena ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora