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Al fin las maletas caen en terreno nacional, después de una semana y tantos días solucionando los problemas, han logrado quitárselos de encima y tanto Kellin, Chris y Vic vuelven a casa.
Kellin se siente raro, aunque no insatisfecho, le gusta y finalmente se encuentra en casa. Ha pasado todo el vuelo y el transbordo muy pensativo sobre qué hará una vez este de regreso, mirando cómo es que Vic parece tan tranquilo ante las cosas y dormía cual oso.  Y como no todo es bueno en la vida, Chris perdió una de sus maletas en las aduanas, aunque no le importó del todo, era cosas no tan importantes por lo que mencionó mientras un taxi los esperaba en las afuera.

— Allá están implementando un nuevo transporte privado, le llaman Uber —Kellin comenta, Chris lo mira de reojo y ladea la cabeza, Vic se ha apoyado en el hombro de Kellin y continúa durmiendo en el trayecto a casa.

— ¿Y para qué es eso? —el castaño pregunta, mirando la hora y enviando un par de mensajes por el móvil. El transito es regular por la carretera, es un fin de semana cualquiera con el transporte de siempre, un bus  verde clásico los adelanta y cambia de pista para tomar un tramo diferente, Kellin mira por la ventada el cielo despejado que le espera, suspira, el aire no ha cambiado mucho.

— Es con un sistema más controlado, bajas una aplicación y vez los tramos, precios y todo sobre el recorrido que tienes, muy bueno —el taxista le mira por el retrovisor, pero guarda su silencio, encendiendo el radio a nivel moderado, pareciera que le suena lo que el moreno comenta.

— Extraño, pero nada que hacer. No lo había oído antes —prontamente los semáforos se hacen presentes.




El color favorito de Kellin, en este tiempo se ha vuelto el vino tinto, le recuerda el clásico sabor chileno y lo devastado que se ha sentido últimamente, las penas que le llenan el corazón le han ocasionado varias noches de llanto e insomnio.
Kellin ha llegado a varias conclusiones sus últimos días, él dice que el mundo es cruel con quienes tratan de hacerle el bien y te provoca a ser un idiota, a que no te importe nada y te hace llevar tu vida a un circulo vicioso de "mi vida apesta y tú no". Se le hace tan difícil asumir el dolor que le consume, uno porque no entiende bien y no sabría explicarlo, quiere salirse de su cuerpo y escapar de esos problemas, no sabe enfrentar y desconoce su antídoto, le parece que a Victor no le importa y serán cosas banales.

Lo mira por el costado, Vic está recostado en su gran cama, ronca abiertamente y su cuerpo parece estar finalmente en paz después del largo viaje, probablemente después de tanto tiempo lejos uno del otro. Chris se ha ido hace un par de minutos a su propia casa a dejar sus cosas y prepararse para descansar, no es tan tarde, él día parece estar a mitad de su final, tal vez no falte mucho para el almuerzo, pero todo lo que han tenido que hacer se le ha complicado un poco el tema del estrés.

Víctor a decidido pasar el día con Kellin, uno porque no le daría para volver a casa y dos, no quiere hacerlo, Kellin ha llegado después de tanto y lo extraña muchísimo.

Nadie le había dicho que las cosas eran fáciles ni difíciles, pero últimamente lo único que sabe decir es que difícil es la vida y sus problemas sin soluciones. El mundo es cruel y él lo entiende perfectamente, le molesta la indiferencia y el tener que pasarse horas pensando en por qué está así. El silencio definitivamente es su condena, lo agobia, lo atropella con sus preguntas complicadas y lo ata del cuello, con una gran soga que lo asfixia muy ácidamente.

— ¿Estás pensando en mí? —Vic despierta soñoliento, su voz suena un poco más relajada y el pelo le cae de lado cuando voltea para verle la espalda a su amado y dulce Kellin—. Porque pareces batallar algo difícil ¿verdad?

Kellic A La Chilena ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora