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No fue el encandilante rayo de luz que le hiso despertar a tamaña hora del día, seguramente hubiera deseado decir que fue por la filtración de las persianas de la habitación, sería mucho más agradable y menos espantoso que un balde de agua fría llegándole de lleno al cuerpo. Sobresaltado se sentó con brusquedad, golpeando al cuerpo continuo y dejándolo caer de la cama. Una carcajada se hiso oír por toda la habitación en cuestión de segundos, iluminándole la vista con un fuerte flash que encandiló su vista por varios segundos, causándole ardor y al mismo tiempo dolor de cabeza. Muy rápido se había sentado en la cama.

— Esto tener una noche guena, poh —fueron las primeras palabras que se oyeron.

— Mike culiaoh, te la jugai cómo queríh conche tu mareh —Víctor se levantó del suelo, quejándose y masajeando su nariz como el mentón—. ¿Qué hueá te pasa por la cabeza, hueón?

— Ah, no sé. El amor es como mi alergia a las naranjas, delicioso pero me hace mal... ¡ahh! Así no era, sonaba máh bacán en mi caehza', pero bueh. Ya van a llegar los demás. Arrénglense, güelen caleta a sexo —cerró la puerta, saliendo de la habitación—. ¡Buenos días, Kevin! —Recordó saludar—. ¡A chucha! ¡Kellin, que sea! —corrigió.

Las puntas de su cabello señalarían muchas direcciones del cuarto, si no estuvieran mojados ahora, claro. Había sentido como se ahogaba y ese pánico de mierda a morir, aún tenía poca de aquella sensación en el cuerpo, mirando hacia enfrente la puerta cerrada, calmándose al recordar que solo había sido temporal, que estaba bien ahora.

— Mike culiao —Víctor se levantó por completo del suelo, agitando su cabeza para despegar el agua de su cabello—. ¿Estay bien? —le preguntó acercándose. Kellin aún seguía un poco asustado, pero asintió con lentitud—. Y ehh ¿cómo dormiste?

— Bien supongo —sonrió, despegándose las sábanas y demás frazadas para salir por completo de la cama. El reloj sumaría algo cercano a las dos de la tarde o  algo que en definitiva se había pasado de las manos en ambos. Kellin se levantó de la cama pisando con cuidado el suelo mojado, debían quitar tanto las sabanas como el colchón de la cama gracias al genio de Mike y sus grandes y fabulosas bromas.

En el living había un decorado árbol de navidad, uno mucho más real del que Kellin haya visto antes, era de pino natural con decoraciones de madera tallada y pintura a mano. Él miraba asombrado mientras los demás chicos sacaban el colchón afuera y los esperaba para el desayuno. La sala no era ordinaria, pintura olea carmesí, muebles, meas y sillas de madera tallado, una silla de mimbre junto a la ventana que recién notaba, la televisión grande con antena, sillones del mismo tono que recordaba y un ambiente muy hogareño que no lo podría comparar con su casa ni por si acaso, aún cuando los cuadros no parecían en lo mínimo importantes como los que él poseía, eso no parecía quitarle el toque perfecto hogareño que la casa de Kellin carecía por completo.

Suspiró, repasando los cuadros de un rancho, animales y una ciudad pintados en ellas, el marco viejo y gastado de cada uno de estos.

La vieja visión de una casa campesina, el aroma a pan horneado, pastel de nueces y una carreta fuera era la perfecta visión de una vida tranquila, lejos de problemas y lejos de cualquier mierda mala que le preocupaba constantemente. Le gustaba, en definitiva, esta vida lejana.

— La perfestah imagen de un guacho rico en mi ventana —volteó a verle. Ahí estaba Víctor mirándole con una sonrisa en la cara—. ¿Qué mirai? —se le acercó con cuidado a un lado de Kellin, quien sonriendo suspiró para volver la vista hacia afuera.

— Miraba la carreta de tu abuelo —le respondió medio sonriendo. Vic con cuidado se acercó un poco más a su cuerpo, pasando con mucha precaución una de sus manos a la cintura de Kellin, para abrazarlo de ahí mismo.

— Ahh, esa la hicimos con Mike hace un par de años... mira, allá vienen los hueones —apunto hacia la calle, viendo aparecer el auto pequeño del padre Fuentes entre la tierra seca y el ripio—. Mejor almorzamos al tiro. Dejamoh el colchón atrás con Mike para que pase piola —ambos rieron por lo bajo Vic se despego del cuerpo de Kellin para encender la televisión y tirarse en el sofá—. Ven —le pidió con una sonrisa.

— ¡Hueóm ya viemem paca'! —Mike se hizo ver desde la cocina, sosteniendo un trozo de pan con, aparentemente, la boca llena de este mismo. Masco rápidamente y tragó—. Puta yo quería la tele —reclamo—. Ya, déjenme huequito —caminó hacia allá antes de que las demás voces comenzaran a bajar del vehículo—. Pasando piola, me gano en medio porque Vic siempre corre mano —sacudió su mano izquierda para que le hicieran espacio, Kellin fue el único que se movió a un lado para otorgarle la petición y miran sonriendo la cara molesta que tenia Vic hacia su hermano menor.

— ¿A qué hora llegamos? —preguntó para estar de acuerdo en el tema que siempre era recurrente.

— Una y media a dos, no más qué eso —acordó Mike para ambos lados. Vic asintió y cambió la programación buscando algo aburrido que ver.

— ¡Ya llegamoh! —La voz de la abuela Fuentes se hizo oír abriendo la puerta—. ¡Y miren quien viene a celebrar la navidah con nojotroh! —las tres cabezas voltearon al escuchar aquello, encontrándose con la amplia sonrisa de un chico junto a un bolso, su chupalla de mimbre y una paja en la boca.

— Wena cauroh ¿cómo leh bailah? —dijo en un tono bien cantadito, típico de huaso—. ¡Hace mucho que no noh vemoh gancho! —a Mike se le amplió una sonrisa de burla cuando vio la cara contraída de Vic, en tanto Kellin estaba parpadeando un poco anonado, pero no sorprendido totalmente.

— Ya, ya. Saluden al viejo amigo —Vic golpeó su mano contra la cara, gruñendo bajito.

— ¡Huena poh Aleh, hueón! —Mike se paró a saludarle, dándole un abrazo fuerte al castaño.

— Hola, hola, poh ¿cómo te trata la vida? Tay terrible largo, culiaoh —le palmeó la estalda, acomodando luego su chupalla.

— Enteroh largo, todo, toito —le hizo ojitos, eso que Alex no tardo en comprender y mandar una de sus fuertes carcajadas.

— ¡Maicol! —Pero como siempre, la mamá Fuentes interrumpiendo.

— ¡Vito! ¡Hola poh, saluda poh! —Pasó casi corriendo por el pasillo para saludarle, Vic se levantó para darle un abrazo fuerte—. Tanto tiempo, oye —Víctor asintió.

— Si poh. Mira, él es Kellin —le presentó—. Kellin, él es Alex.

— Hola gancho, soy del rancho de al laoh yo —le dijo hablando cantadito mientras agitaba sus manos unidas en frente—. Oye Vito, no me dijeron nah que viniai poh, pero me topé con tus huelos afuera.

— Ah, sí poh, si fue así rápido igual —asintió quitándole importancia.

— Hay que salir, poh. Recordar viejoh tiempoh —le decía pintando el mono.

Mike vio el momento preciso de cuando Kellin pasaba de normal a pálido y luego como de eso a un sonrosado molesto. De cómo esa pequeña conversación parecía molestarle desde ya.

— Ahh, hay que ir al rio, sí poh —Mike dijo moviendo a Vic de ahí a su lado, abrazándolo por el hombro.

— No hueón, te ponih fome Maicol —Alex rió tomando el brazo de Vic para él abrazarlo del hombro y llevarlo afuera—. Acuérdate de que a estas fechas mis taitas no están... —le iba diciendo a medida que salían de la casa.

Mike bufó, mirando de reojo a Kellin, quién seguía parado frente al sillón, mirando la puerta por donde había salido el par y ahora entrando a los padres de estos.
Mordió su labio inferior, tenía que quitarle importancia a eso, eran viejo amigos reencontrándose, después de todo, no importaba, no importaba nada.
Después de sentirse muy observado por el hermano menor, decidió excusarse con ir al baño y luego ayudar a la abuela en la cocina, no es cómo si le gustara ocupar su mente con el tonto de Vic.

Kellic A La Chilena ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora