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Acomodaba las lozas sobre la mesa fuera de la casa, estaba demasiado lindo el día y muy caluroso el quedarse dentro de casa que parecía una excelente idea almorzar fuera, teniendo en cuenta que el abuelo y Mike había construido un techo improvisado de ramas y estacas que formaban una sombra fresca para quedarse el resto del día ahí.

Había decidido ayudar cuando notaba que el campesino no soltaba mucho a Víctor ni para buscar un vaso de agua a la cocina. No es que estuviera celoso, ósea, Vic estaba atrás de él y era evidente que no tenía por dónde perder, y sabiendo eso, era suficiente para dejarse estar, después de todo, él era Kellin Quinn y ese otro un niño de campo.

- ¿Unas chelitas, Kellin? -Mike se le acercó, tendiendo sin respuesta siquiera una lata de cerveza helada-. Recién salidas del refrih -enseñó su manos derecha, con el gesto de juntar su pulgar e índice y elevar los restantes, dándole ese gesto de fino y provocarle una sonrisa al abogado.

- Gracias, Mike -abrió la lata y bebió un sorbo. Observando por el rabillo como es que Vic reía con la compañía del castaño.

- Él es Alex, del fundo de al lado. Siempre viene a estas fechas cuando los padres se van de vacaciones, es como un ritual esta hueá -comenta.

- Ah -solo dice. No quiere importarle, se recuerda lo que es y lo que tiene en sí. Su orgullo y ego son mayores que esto.

Las señoras de casa parecen tener todo el orden pasadas las tres de la tarde cuando finalmente almuerzan, Kellin está algo inquieto porque no logra comunicarse con el hogar así que al finalizar la comida, sale apartándose de casa para buscar señal y privacidad con el administrador que queda a cargo.

Hablando un poco y coordinando, todo parece estar en orden, lo de siempre con la falta de pagos, pero se ve agradecido con la gentileza que tienen al darle su tiempo estimado para pagar.

- ¿Todo bien? -guarda el celular para mirarle y asentir-. ¿Pasa algo? -indaga.

- Hablaba con un administrador. Tengo un hogar y debo estar al tanto de lo que pasa o deja de pasar, eso es todo -dice brevemente-. Y tú ¿todo bien? -pregunta de igual forma. Vic asiente sonriendo.

- Sí, perfecto. Te traje esto -de su bolsillo salen unos frutos; cerezas negras, redondas y rellenas. Kellin las recibe, están algo calientes por, a saber, el tiempo que las tenía guardadas-. Ven. El árbol está a unoh pasoh de aquí -indica-. Yo voy a subir y tú lah teníh que recoger -caminan por la hierba seca, entrando por un bosque atrás de la casa de los abuelos y continúan avanzando, Kellin no dice nada, pero esos "pasos de aquí" le suena a kilómetros luz mientras avanzan y no ve un cerezo asomarse.

- ¿Dónde era? -pregunta cinco minutos después. Vic voltea a verlo con una sonrisa socarrona.

- Allí -señala a su derecha, lo que hace a Kellin mirar hacia allá encontrando más arboles diferentes y ningún cerezo.

- ¿Era mentira? porque no veo ningún... -el mayor de ambos aprovecha el instante en que el moreno voltea a verle para quitarle un beso de los labios, tomándole la cintura para atraerlo un poco más a su cuerpo.

- Es para tenerte pah mí -dice juntando sus frentes, Kellin sonríe, respondiéndose internamente que no estaba para nada equivocado-. No teníh idea de cómo me aguaté -Vic hace un puchero pequeño, presionando sus dedos en la cintura pronunciada para moverlo, girarlo, intercambiando el lugar y apoyar su espalda en el roble, ahora, tras de Kellin quien omite el quejido de sorpresa que le produce el choque leve.

- Pensé que estabas bien con el castaño -dice cuando ve a Víctor aproximarse a su boca.

- Mmm ¿celoso señor Quinn? -Parece elogiado con lo que escucha y no pierde nada con decírselo a la cara, dejando en evidencia, por lo menos para él, que tiene razón cuando el otro se sonroja-. No teníh para qué. Todo mi cucharon es tuyo si me permites.

- No es celos. Solo decía -justifica.

- Entonces no digaih nada máh, no hasta despuéh -con solo rozarle los labios, ve la reacción que tiene ante su pretendiente, porque con solo aquel gesto produce que separe los labios, invitándolo a seguir con la aventura. Uniendo y envolviendo el calor. Sus labios se mueven despacio, con lentitud sobre lo de Kellin, este respondiendo de la misma manera, capturando su cuello con sus suaves manos y acercarlo un poquito más. Un beso débil, cargado de intereses y el sentimiento correspondido, porque sí, niegue quién niegue no podría contra la verdad que emerge de ambos, hay algo, tal vez en la minoría de uno más que otro, pero está, y con una pequeña llama, de puede formar un incendio que arrase con todo a su paso, combatiendo un mundo entero y más.
Vic toma una cereza que Kellin tenía aún sujetando, separándose un poc de su cuerpo y acercarlo a los labios opuestos.

- Comparte conmigo -le susurra. Los ojos verdes grisáceos le miran incomprensibles, no entiende del todo lo que quiere hacer, sin embargo asiente y observa como Víctor se lleva la fruta a la boca y se le acerca, besándolo nuevamente, aunque mientras lo hacen siente como la lengua contraria ingresa con un sabor dulce y hace materializar un trozo del fruto en su boca, compartiéndolo de tal modo que al separase de nuevo, Vic escupe el cuesco antes de tragar su parte-. Ahora sabe más rica -dice con libertad, relamiendo sus labios.

- Quiero más -pide, mordiendo su labio sin desprenderse de la mirada que impregna hasta su corazón y sistema. Vic traga salida, sonriendo ampliamente-. Pero ya no me quedan de las que me diste -tuerce sus labios, separándolos al mismo tiempo y morder su mejilla interna. Está un poco nervioso, su corazón palpita regañando el cariño.

- Vamos por más -invita uniendo sus manos para volver por el mismo camino al cual ingresaron.

Kellic A La Chilena ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora