Capítulo Especial |Parte 3|

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~Especial Perrentes Tercera Parte ~


Tony pensó que era buena idea ser un poco más jugado de lo que había sido anteriormente, pero nuevamente había sido una pésima idea, y año nuevo lo hacía sentir mucho peor de lo que en verdad estaba.

Su abuela estaba hospitalizada en el peor de los hospitales y él no podía hacer nada, ambos sabían lo que seguía a continuación, pero ninguno lo decía. Su abuela le acariciaba el pelo haciéndole piojitos mientras él se apoyaba a su lado hundiendo la cabeza entre sus brazos, sólo cerraba los ojos para mantener el olor tan dulce de su abuela y jamás olvidarlo.

— Toñito... — Ella lo llamó. Él la miró, sus ojos estaban algo ocultando el llanto y a pesar que la edad de su abuela era avanzada y la vista ya no la acompañaba lo suficiente, sabía lo que ocurría. — No quiero fiestas locas ni clandestinas ¿Me oísteh? — Tony sonrió, eso era una despedida.

— No diga esas cosas, Lela — La voz se le quebró al terminar ¿Cómo podría siquiera pensar en eso? — Cuando volvamos a la casa ¿Me prepara algo de sopa?

— ¿Sopa? ¿Y tú pah que queríh sopa? Pleno verano y pidiendo hueás — Se ríe, ella sabe que es la que siempre le prepara sopa los días más calurosos.

— Bueno, es que, siento frío el corazón..

Sollozó ¿Qué más podría decirle? Lo único que sentía es que una llama se le estaba apagando, la llama más fuerte que tenía desde pequeño. Su abuela lo había criado desde chico, era muy niño como para recordar a sus padres, no sabía qué fue de ellos puesto la abuela siempre le evitaba el tema, y a la larga a él también le fue restando importancia, después de todo el presente era ella y él.

— Te falta amor, Toñito...adopta a un perro

— ¿Me dejaih adoptar uno? ¿Cómo le ponemos?

— Cholito si es negro, o Taita si eh máh claro —La mano de su Lela le recorre la cara, está un poco más fría, él la sostiene y le besa con cuidado, quiere que ese beso le dé calor—. Nunca me gustaron tus rayas, pero se te ven lindos a ti. Debíh tener buena racha con las minas — Ella se ríe, suspirando. Los tatuajes de Tony siempre fueron un problema para ella, pero después de los años empezó a entender que se dibujaba la piel cuando no sabía cómo quitar sus sentimientos y emociones.

— Por eso ando re solo. Yo ... — Su pecho se oprime. Nunca había hablado el tema con ella, a pesar de ser confidenciales, era una muralla de la vieja era con pensamientos machistas y con discriminación constante, si bien había aceptado algunas cosas, no estaba seguro de que él formaría parte de ellas—. Quiero decirte algo...un poco delicaoh.

— ¿Delicaoh? ¿Tú con algo delicaoh? Esa si que es buena, haber qué le pasa —Tony la mira.

Pero no dice nada.

Piensa que si lo hace, marcaría una diferencia, una confesión así era como una despedida ¿Verdad? Que se fuera sabiéndolo todo, pero él no quería que se fuera, y si lo hacía, lo estaría asumiendo.

Su cabeza dio vueltas.

— ¿Me vay a decir o no?

— Es que yo...

— ¿Cómo está la señorita? — Pregunta un doctor parándose junto a la camilla. Tony no dice nada, se queda hay, absorto en sus pensamiento; ¿Sí o no? — Se acabó la hora de visitas, tiene que irse joven, despídase.

— Chao, Lela.

— Preparate unos huevitos con mate — Le dice a modo de despedida.

Para ser verano, el frío no deja de colarse en su cuerpo, tiene la piel erizada, piel de gallina le decía su abuela.

El regreso a casa es lento, tanto así que se desvía del camino solo para no llenarse de recuerdos, aún era temprano.

Pasó al Mapocho, a un puente para apoyarse en las rejas y mirar como ese río todo sucio avanzaba cada vez en menos cantidad que las veces anteriores que lo veía.

Suspiró, hace tiempo que no sentía un vacío sobre su cuerpo, el viento tibio que le llegaba no aminoraba en nada su pesar.

Recuerdos de su infancia llegaron de golpe mientras veía pasar a una anciana con un carro de supermercado lleno de cartones y latas de cervezas y bebidas por la calle. Su abuela había sido como aquella años atrás, a él le dolía, pero sabía que era una de las únicas formas para que la casa no se deteriorara y ellos tampoco, para sus medicamentos y para comer, para tener un poco más de dignidad. Claro él se puso a trabajar, su actual trabajo también le andaba bien, le gustaba estar bajo tierra y gritar "¡Detrás de la línea amarilla!" Aunque para nada le gustaba esos días en los que el metro sufría detenciones y "apagones" de luz producto de un desperfecto o el dichoso objeto en las vías. Había pasado mucho tiempo para que esa frase fuera más realista y se cambiará a "una persona "cayó" a las vías del tren" sonando como un accidente. Ese último sentimiento lo inundó nuevamente, era lo único que lograba cambiar su ánimo al llegar a casa y esa anciana sabía lo que había pasado cada vez que llegaba así. Cuando eso pasaba, la abuela lo hacía arrodillar en la sala, le rezaba unos padres nuestros mientras le tomaba la cabeza y le dibujaba una cruz invisible en la frente para luego sellar con un beso. Se quedaban unos minutos en silencio hasta que Tony entraba en un estado de paz y tranquilidad al saber y darse cuenta que cada vez que volvía del trabajo, ella lo esperaba y ya no trabajaba como antes lo hacía.

Esas pequeñas cosas también aparecieron en su mente, inevitable, y al mismo tiempo unas lágrimas se sumaron al agua bajo el puente, perdiéndose entre todo el "caudal".

Tal vez así se siente cuando una persona tomaba "esa" decisión. Pensó

Para ser un día de semana, de verano y caluroso, se sentía como un invierno nevado que calaba hasta los huesos, traspasando su corazón.

Para ese momento sentía que Mike ya no era una prioridad, había un pequeño click en su corazón que un peso se quitó de encima, no sabía que fue, pero se sentía similar al borrar el número telefónico de alguien a quien no le importas y sabes que nunca estuvo para ti.

— Siento que te he visto antes... — Una voz y un cuerpo se recargan a su lado.

Tony le mira, con una clara señal de no entender lo que pasa y de quien se trata esta persona frente a sus ojos.

— ¿Cómo? —Pregunta, una sonrisa es la primera respuesta.

— En el hospital, tu abuelita... te vi con ella y me gustaste...





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Hola chicos, anterirmente les hablé sobre el contexto actual de mi país, tuve una respuesta y la agradezco mucho, es igual a la mía y es suficiente para dejarles esto.


Sí, no ayuda mucho a los ánimos (jeje u-u) pero ya estaba planeado así hace unos meses, es necesario y al mismo tiempo descargo cosas personales (aunque no todas son directamente proporcional a mi vida) 


Gracias por su amor, gracias a los que se quedan, a los que le dan una oportunidad y a los nuevos también.


Siempre están en mi kokoro <3

Kellic A La Chilena ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora