- ¡No me puedo creer que hayas vuelto con ese flaite! -Le grita desde el cuarto. Kellin se ríe, sabe que con Chris se llevan bien de todas formas-. No, sí. Es un loco ese chico. Yo lo encontré jugadisímo cuando fuimos por ti, después me pareció súper raro que te dejará. Aunque me cueste entenderlo, supongo que no es fácil rehabilitarse, mucho menos por su propia voluntad ¡Si eso no es amor, dime entonces qué chucha es, Diosito! -exclama.
- No puedo mentirte, me aterra un poco la idea, pero hay algo en mí -
- No lo digas -interrumpe Chris-. Temas del corazón mejor no hablar, menos en mi estado.
No es que fuese un problema sentimental, mucho menos por su soltería voluntaria, más bien lo era por lo sedado que estaba producto de las pastillas que tomaba. Chris sabía que a veces decía incongruencias, era mejor evitarlo.
- ¡Bueno, entonces voy saliendo! -Se despide, asomándose por la puerta-. Si te cuesta algo me llamas -menea una de sus manos. Chris se gira y se despide moviendo una de las suyas también.
- Ya comí y pasé al baño. Con esto estoy bien, ahora me dormiré como cinco horas de corrido -lo tranquiliza. Tampoco era como si estuviera paralitico, tuvo mucha suerte, pero de todas formas se sabe cuidar solo, como dice él.
Kellin sale, sin antes tomar las llaves de la casa y la bip! que le consiguió su amigo en cama.
Primero, era encontrar la parada de micros al metro, después de eso todo estaría resuelto.
Para aquel día las cosas se estaban dando bien, el transporte de igual forma estaba poco concurrido debido a la hora y la fecha con todos vacacionando en general. A pesar de no salir este verano, Kellin no sentía nada de envidia, ni mucho menos por esos tipos que andaban de traje y sus maletines con los zapatos brillando, al contrario, estaba feliz de este momento de su vida: de camino a una cita con Vic un sábado por la mañana.
Ahora era inevitable y había otra meta desde el día en que habían decidido finalmente volver: ya no le importaría las miradas de la gente y dejaría de ser tan indiferente con el moreno de ojos oscuros. Por supuesto le había costado, pero con la ayuda de Frank, los mensajes en el chat habían cambiado y ahora sentía que era más dulce con su pareja...pololo.
"Pololo"
Kellin tenía un pololo.
Sólo esa frase pequeñita lo hacía sonreír como un tonto, pero era una frase con toda la verdad del mundo. Efectivamente estaba pololeando y ver a Víctor a fuera de la estación con un pequeño ramo de flores, que se notaba que eran de la señora del kiosco de atrás, era suficiente para sonreír ampliamente y subir los últimos escalones de la escalera mecánica por su cuenta.
- Hola, para ti -Vic dice entregando el ramo. Era un adorno de lavandas con unas tres rosas rojas.
- Gracias -sonríe, y antes de que Vic vuelva a hablar, toma el ramo y se acerca para besarle la boca-. Están muy lindas. -la cara del moreno queda congelada. Kellin se ríe y camina por la calle junto a ellos. Vic puede solo tocar sus labios, pareciera que fuese mentira lo de hace unos segundos, pero cuando reacciona, Kellin va con el ramo de flores a unos metro de él.
- ¡Oye! -lo llama mientras corre tras de él, Kellin voltea y sabe a qué va, entonces también corre lejos de él, riendo y provocando que más de una persona se voltee a verlo corretear como niños de cinco años por las calles.
Kellin se detiene en seco. Sabe que hay un pequeño público mirándolos.
- ¡Victor es mi pololo! -Grita y Vic no puede no sonreír para atraparlo con sus brazos y darle un beso largo.
ESTÁS LEYENDO
Kellic A La Chilena ✅
FanfictionVictor es el típico hombre de población que sale a cantar en las micros con su hermano menor para ganarse las lucas todos los días. Kellin es un abogado que está a punto de caer en la quiebra, y decide tomar la micro. [exageradamente chilena] (PRIM...