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Vic da un par de vueltas antes de encontrar un sitio más sombreado y recostarse en el pasto fresco que ofrece el parque Quinta Normal para observar unas pequeñas nubes que flotar con tranquilidad. Al fin ha terminado de repartir currículos por algunos locales y de recortar su pelo en la peluquería de siempre. Posiblemente sean las cinco o las seis de la tarde, lo interpreta por el fresco y que estás más que hambriento puesto lleva todo el santísimo día sin comer más que su desayuno. No lleva efectivo ni la guitarra para ganarse algunas monedas, eso le produce un suspiro rendido a la idea de caminar algunas cuadras y tomar alguna micro para volver a casa, aunque ahora mismo desea descansar un poco para reponer algo de energía. Buscar trabajo a veces no es tan fácil como te lo pintar, pero el hecho de estar en verano ayudaba por asuntos de que, la mayoría, se iba de vacaciones fuera de la capital.
Toma su celular y se mira en la pantalla apagada. Tiene el rostro levemente sudado y bolsas bajo los ojos. Está agotado, evidentemente.

Aún no logra quitarse la idea de lo pasado en su visita con los abuelos, a pesar de que compartió un par de veces con los ancianos, disfrutó la compañía y el acercamiento con Kellin.

— Oie —alguien le llama, deteniéndose a un costado de él—. ¿Me podíh decir la hora, por fa? —sube la mirada para encontrarse con el causante de esa voz.

— Claro, amigo —le responde encendiendo la pantalla—. Un cuarto para las seis —le dice sonriendo.
 

— Cháah que tarde, hermano —se ríe—. Oie ¿te molestai si me siento al laoh de vóh?

— No, siéntate no máh. Así me hacíh compañía —le responde, acomodándose en el pasto para sentarse en la misma posición que el chico tinturado—. ¿Cómo te llamíh?

— Gerard, es como Gerardo pero tiraoh a gringo ¿Y tú? —le responde sonriendo. Vic mueve su gorra para dejar nuevamente la visera hacia atrás.

— Victor, pero dime Vic...

— Güena entonces poh Vic ¿esperai a alguien? —le niega—. Ah, yo sí. Pero parece que el culiaoh no va a venireh, como que me plantaron —ambos se ríen—. Pero por lo menos no quedé solo.

— No poh. Igual penca quedar plantaoh —guarda su celular y mira a Gerard con simpatía—. ¿Por qué gringo tu nombre? —se interesa.

— No sé, a mi vieja le calentaba un hueón gringo que se llamaba así, de ahí debe venir la hueá. ¿Y de dónde eríh, hermano? Nunca te había visto.

— De la Pintana ¿Y tú? yo tampoco te había visto y eso que no pasai piola con la cabeza mentruáh —Gerard lo mira con los labios apretados.

— Si no me lo dijeran siempre capaz me hubiera enojaoh... bueh. Vivo en Renca la lleva —Vic asiente con entusiasmo—. ¿Y en qué era que andabai por acá? —Gerard le mira sonriendo amistosamente, después de todo (el calor y la espera), tenía alguien con quien distraer su tiempo libre.

— Repartiendo mi currículoh...

— ¿Buscay pega?

— No, busco a Nemo...—lo miró con ironía —. Sipo hueón ¿pah qué más tiraría currículo?

— Pah la basura... ah, casi —se rió golpeando su muslo entre carcajadas.

Alzó las cejas.

"Ahora mi experiencia laboral es mierda."
Torció los labios antes de suspirar y guardar silencio (que venga el ruido porque el silencio se guarda...ok no.)


Kellin caminaba por lo que era alrededor de una plaza poco transitada buscando algo de soledad y así concentrarse en futuros planes, además de los casos que comenzaron a llegarle poco a poco y en particular con el juez Pérez. Bufó, de recordarle ya era un dolor de cabeza ¿por qué le tenía tan mala el tipo ese? Ni que le hubiera hecho algo en su vida ¿o sí? Pero ¿qué cosa?

Sospechosa la hueá...

si me lagaran por actualizar; tendría deudas. ☹

Kellic A La Chilena ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora