|| Do You Remember Me? || Suga ||

.7.

Esta es la primera vez que paso tiempo con Yoongi pero siento como si nos llevarámos bien por conocernos desde hace tiempo.

Jimin y Jungkook vuelven y armamos grupos para seguir jugando; Jimin con Yoongi y Jungkook conmigo. Después de jugar por casi 2 horas, mientras espero que sea mi turno para jugar de nuevo, el sueño me gana y me duermo en el sillón de la sala.

{Narra Yoongi}

Estoy muy entretenido jugando con Jungkook pero cuando veo que Jimin se levanta, lo sigo con la mirada y me doy cuenta de que Miso está dormida.

— ¡JA! ¡Te gané Yoongi hyung! — me distraigo y Jungkook termina matándome en el juego pero me importa poco porque los celos se apoderan de mi al ver que Jimin toma a Miso en sus brazos y la lleva hasta su habitación. 

Soy un estúpido; es su hermana. ¿Por qué ponerme celoso de eso? Ni siquiera estoy seguro de que Miso sea Kim.

Jungkook empieza a bostezar y a refregar sus ojos adormilados.

— ¿Les molestaría dormir aquí en la sala? No he podido limpiar mi cuarto en estos días... — Jimin se rasca la nuca, algo avergonzado. Jungkook se sube al sillón, se estira hasta encontrar una posición cómoda y en segundos, se duerme.

— Espero que no ronque — comento y Jimin sonríe. Imitamos a Jungkook y nos recostamos cada uno en los sillones más pequeños.

No puedo dejar de pensar en Kim, digo... en Miso. Ya ni se quién es la que me está volviendo loco: si Kim o Miso. Recuerdo esa corta conversación que tuve con Jimin en la casa de Namjoon sobre su hermana.

"(...) es una historia larga. Será para otra ocasión... (...)"

— Jimin, ¿estás dormido? — susurro para no despertar a Jungkook.

— ¿Pasa algo? — me responde sin abrir sus ojos. Me tomo unos segundos para pensar en qué decir a continuación. 

— Miso y tú no se parecen en nada... — comento. Él abre los ojos y se sienta más derecho.

— Eso es porque no somos hermanos de sangre — me sorprende oírlo decir eso. Pensé que me diría que eran de distinto padre o madre pero nunca que no eran hermanos de verdad.

— No entiendo. ¿Cómo terminó Miso siendo tu hermana entonces? — mi curiosidad aumenta.

— Era un martes y salí tarde de la universidad porque me había quedado estudiando en la biblioteca. Siempre tomaba la calle principal para volver a casa pero esa noche quería llegar más rápido, asi que me desvíe de mi camino habitual. Caminando casi a oscuras, me tropiezo con algo y cuando volteo a ver qué era, me encuentro con lo menos pensado: una chica toda lastimada tirada sobre el pasto que balbuceaba cosas sin sentido. Me asusté mucho en el momento que la vi, miré a mi alrededor y no había nadie. No podía dejarla sola y herida allí, entonces la tomé y la llevé al hospital más cercano. Estaba pálida, fría y la sangre sobre su piel se acentuaba cada vez más. En el hospital trataron de identificarla con sus huellas digitales pero no encontraron nada; unos días más tarde intentaron con su adn pero tampoco apareció nada, además ningún familiar, amigo o conocido apareció preguntando por ella. Mientras tanto, yo iba a cada día a verla al hospital luego de mis clases hasta que el médico le dió el alta; ella no tenía a nadie, no recordaba su nombre, no se acordaba de su familia ni de dónde vivía asi que decidí cuidarla y eventualmente se convirtió en Park Miso.

Escalofríos recorren mi cuerpo con cada palabra que Jimin dice.

— ¿T-tuvo algún accidente...? — un nudo en mi garganta me impide hablar con normalidad.

— Los médicos no supieron decir qué fue lo que le sucedió y ella tampoco se acuerda de cómo termino allí.

— Entonces Park Miso no es su verdadero nombre — se me escapan esas palabras con un tono un poco alegre. Si su verdadero nombre no es Park Miso, eso aumenta las probabilidades de que sea Kim, pero hay otra cosa que no encaja: Kim tendría 25 años y Miso tiene 20 años.

— Ella es Park Miso — Jimin suena incómodamente serio.

— ¿Cómo sabían que tenía 18 años en ese momento? — necesito sacarme la duda sobre su edad.

— Los mismos médicos determinaron su edad mediante distintos exámenes médicos — Jimin hace una pausa y me mira serio.  — ¿A qué viene que preguntes tanto por Miso?

Entro un poco en pánico; debí haber sido un poco más cuidadoso y no tan obvio.

— Eh... me dió curiosidad porque en casa de Namjoon habías dicho que era una historia larga... — digo para zafar pero Jimin sigue viéndome con una cara de "no te creo" — ... además no se parecen en nada... — agrego algo nervioso.

— Tienes razón — palmea mi pierna y me sonríe. Jungkook empieza a hablar dormido y ambos nos miramos extrañados.

— No... no, no. ¡Miso! ¿Cómo se hace esto? — es lo único que logro entenderle. Jimin le arroja un almohadón pero Jungkook parece no sentirlo en lo absoluto. Por suerte, se calla.

* * *

Olvidé desactivar la alarma de mi celular y a las 6 AM suena, despertándonos a los tres. Jungkook se voltea y cae sentado en el suelo, desorientado. Jimin va al baño y vuelve a preparar el desayuno. Busco a Miso pero parece que todavía no se levanto. Después de lo que me contó Jimin anoche, estoy seguro en un 70% de que Miso puede ser Kim; todavía está esa pieza que no encaja sobre su edad.

— Yoongi, ¿puedes ir a despertar a Miso? Es la segunda puerta a la derecha — me dice desde la cocina. 

— Seguro... — le contesto y camino hasta la habitación de Miso. Apoyo la oreja para comprobar que no hay ningún ruido proveniente de adentro; abro despacio y divis a Miso aún durmiendo en su cama.

Como si fuese un autoreflejo, sonrío y es como si algo en mi interior volviera a despertar; ese mismo algo que murió en el momento que Kim se fue, es como si volviera a la vida al contemplar a Miso. Me da pena despertarla, se ve tan hermosa así como está: despeinada, al natural y en pijamas. Es hermosa de cualquier manera que la vea, de todos modos.

Mientras me pierdo observándola, ella empieza a fruncir su ceño y hablar dormida. Me arrodillo a su lado y noto que tiene lágrimas en sus mejillas; lo que sea que esté soñando, la está asustando.

— ¡Miso! ¡Despierta! Es una pesadilla — sacudo su hombro para despertarla pero no abre los ojos.

— Es mi cul... pa — dice con la voz entrecortada mientras su llanto aumenta.

— ¡MISO! — la tomo de los hombros y la siento en la cama, despertándola de una. No debí haber hecho eso pero no podía verla sufrir así.

Sus ojos llenos de lágrimas me miran asustada y sorprendida.

— Era una pesadilla, tranquila... — la suelto y le sonrío para tranquilizarla. Rápidamente se seca las lágrimas y se sonroja un poco.

— ¿Qué haces aquí? — me pregunta.

— ¿Con qué soñabas? — ignoro su pregunta; me interesa saber qué la asustó tanto para hacerla sozollar en pleno sueño.