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[MISO] 

No hay ningún reloj en esta habitación pero mi mente se las ingenia para torturarme con un tic tac imaginario mientras observo la ventana con anhelo. Sé como subir hasta ahí arriba pero si la cama se llegáse a caer de nuevo, Jimin estaría aquí en un abrir y cerrar de ojos y adiós mi oportunidad de escapar. 

O tal vez la manera más segura y de no lastimarme o matarme en el intento de salir, sea la puerta. El único problema es que están Jimin y My del otro lado y además, la puerta tiene llave. Tengo que hacer que Jimin abra la puerta y luego encontrar una oportunidad para escapar. 

Mientras intento elaborar algún plan, quedo en penumbras. La única luz que iluminaba la habitación se apaga y un hilo muy tenue de luz proveniente de la calle, se cuela por un lado del retazo que cubre la ventana y refleja su brillo en la mesa.

Por debajo de la puerta, entra otro hilo de luz, más nítido que el de la ventana y una sombra que se mueve. 

— ¡Hey! — empiezo a golpear la puerta.

No sé si esto será buena idea pero debo intentarlo. 

— ¿Qué? — la voz seca y cortante de My me da más confianza y determinación.

— Necesito ir al baño — contesto.

Con la oreja pegada a la puerta, escucho sus pasos alejándose. Ya estaba considerando la segunda opción para escapar cuando, para mi suerte, escucho el sonido de la llave metiéndose en la cerradura. Dos giros y un click que indica que ya no está bajo llave. La abre lentamente y, antes de que logre verla completamente, una cortina de agua helada me empapa de la cabeza a los pies. Trago un poco y toso mientras trato de secarme los ojos. Algo duro me golpea en la cabeza y cuando lo escucho caer en el suelo, me doy cuenta de que es una cubeta vacía.

— Si tienes ganas de ir al baño, haz ahí dentro — dice My riéndose placenteramente.

Aunque esté tiritando de frío por fuera, por dentro estoy hirviendo de la rabia. Dejo de lado el fastidio que me provoca esta perra y aprovecho los pocos segundos que, sin querer, me da hasta que vuelve a cerrar la puerta para ver qué tan larga es la escalera, si hay alguna otra puerta o ventana, lo que sea. 

Si vino ella, quiere decir que Jimin no está. No se atrevería a hacerme esto si él estuviese por aquí. Punto a mi favor. Ahora debo hacer que vuelva, cobrarme la cachetada y el baldazo de agua y escaparme.

Me paso varios minutos haciendo ruido, gritando, pateando y dándole puñetazos a la puerta pero ella solo me grita. Ni siquiera se acerca a la puerta. Tal vez intuye lo que intento hacer y por eso no se acerca.

Cuando me voy por vencida con ella, busco a tientas en la oscuridad las mantas que cubrían la cama y me seco un poco pero mi ropa sigue húmeda al igual que mi cabello. Lo único que agradezco es que no haya ninguna corriente de aire porque sino si me moriría de frío. 

— Cuando te ponga las manos encima... — hablo en voz alta dirigiéndome a My cuando, de repente, un ruido rápido y claro me sobresalta. Me quedo unos segundos en silencio, lo vuelvo a escuchar y decido que no lo estoy imaginando.

Viene de la ventana.

En el retazo se dibujan unas sombras desiguales que se mueven como si estuvieran manejadas por el viento. Hay alguien golpeando. Invadida por el miedo, me quedo inmóvil escondida por la oscuridad. Intento controlar el sonido que hacen mis dientes y el temblor de mis manos pero es inútil. ¿Un ladrón?

Me cubro la boca con ambas manos para ahogar un grito de miedo cuando los vidrios que estaban enteros en la ventana, caen desde una altura mayor a 2 metros en incontables pedacitos, como gotitas de agua, haciendo un ruido que suena 10 veces más fuerte por el silencio del lugar. El retazo empieza a ondear por el viento y el frío se cala hasta mis huesos, atravesando mi ropa húmeda.

|| Do You Remember Me? || Suga ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora