.18.

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Aún no estoy convencida al 100% de lo que sucedió fue real pero una vocecita en mi interior no deja de repetir Kim, Yoongi, pasado, borrar recuerdos.

Parecen grabarse en mi mente como un gravado en piedra que ni el tiempo es capaz de borrar. Lo repito como una si de una canción se tratáse, una y otra vez; haya sido o no real, esto lo es. Si alguien me hubiese preguntado hace días si no me molestaba ser alguien sin pasado, le hubiera contestado que no pero ahora me siento inquieta, como cuando sales de la casa y no recuerdas si le pusiste llave a la puerta.

Mi mente se activa en modo detective y empiezo a formular hipótesis con lo poco que sé: Kim se fue de un día para el otro sin despedirse. ¿Y si le sucedió algo que le impidió volver? No, no, no. Si algún accidente o algo parecido hubiese sucedido,  hubiese sido reportado en las noticias. Por otro lado, los médicos dijeron que no tuve un golpe fuerte en la cabeza como para tener pérdida de memoria total como la que tengo, sin embargo la tengo. De todas maneras, es imposible unir la historia de Kim con la mía por la diferencia de edad. 
Aish.

Me duele la cabeza de pensar tantas estupideces. ¿Para qué quiero conocer mi pasado así tan repentinamente? Tal vez olvidarlo fue un acto adrede que hice, ¿quién sabe? Tal vez sí tenga familia allá afuera pero no quieren saber de mi debido a que hice algo imperdonable. Hay noches en la que siento que mi pecho se hincha y me resulta difícil respirar; una tristeza más profunda que el océano y un sentimiento de culpa me llenan y me dan insomnio. Me hacen pensar que no fui una buena persona, que no lo soy. Esos sentimientos se incrementan cuando ese sueño repetitivo interrumpe mi dormir.

Ese sendero que se abre camino entre varios árboles de aspecto viejo se vuelve cada vez más vívido con cada vez que sueño con él; siempre es de noche, la luz de la luna lo alumbra muy débilmente. Aunque llevo zapatillas, puedo sentir el suelo bajo mis pies hundirse levemente como si estuviese húmedo por una lluvia reciente. Al final de éste, los árboles se acaban y una casa roída se eleva frente a mi. La puerta está cerrada y las ventanas están cubiertas de una tela fina que filtra una luz tenúe que proviene de adentro y un sentimiento de temor y preocupación se apoderan de mi cuerpo, sólo hasta que una mano que entrelaza sus dedos con los míos me ayuda a tranquilizarme. No es nada más que eso porque por más que me esfuerze, nunca puedo ver su rostro. Éste siempre es algo borroso, menos suceptible de ver que una sombra. Luego entro en esa casa y solo veo sangre, escucho voces distorsionadas de dolor y pasos pesados que hacen crujir las tablas del piso. Son todos rostros borrosos como el del dueño de esa mano que me da el coraje para avanzar.

Siempre que tengo ese sueño, me despierto con sudor en la frente y me falta el aire. Tardo unos minutos en tranquilizarme, sentada en la cama. Mi nerviosismo me hace pensar que eso, en realidad, no es un sueño, sino un recuerdo incompleto.

Kim. Es como esa chispa diminuta que inicia un gran incendio. Está volando errante en el viento, esperando posarse sobre una superficie inflamable y quemarlo todo.

* * *

El celular suena y son exactamente las 7 AM. Hora de levantarse. Unos círculos negros bajo mis ojos son el resultado de haberme quedado hasta bien tarde pensando y pensando en todo tipo hipotésis entre Kim y yo y la que más acaparó mi atención y cobró mayor fuerza es la posiblidad de que nuestro parecido se deba a que podríamos ser parientes; primas, tía y sobrina, no sé. Oí que tenía una hermana mayor, ¿y si soy hija de ella?. Me dormí pensando en ello y desperté de la misma manera.

Se me hace imposible despertar a Jimin. Tardo 15 minutos a reloj para lograr que se levantara. Escucha mi voz y me toma entre sus brazos como si fuera un oso de peluche y no es que no me guste pero no podemos llegar tarde a la universidad. Si fuese por mi, me quedaría así con él para siempre.

— Hey, hey, hey... — Jimin dice enérgicamente mientras trato de cerrar con llave la puerta. Volteo y veo a Yoongi haciendo lo mismo con la puerta de su departamento.  — ¿Con quién estuviste ayer? Andabas desaparecido — Jimin continua con su tono burlón. En ese momento recuerdo a aquella chica muy confianzuda que enredaba su brazo en el de Yoongi y como se alejaban de mi vista, compartiendo sonrisas. Era tan bella y yo... bueno, yo soy el resto digamos.

— No estaba con nadie, no empieces — Yoongi sonríe nervioso y golpea el hombro de Jimin. Luego dirige la vista hacia mi y su sonrisa se desvanece un poco. — Hola Miso — el modo en que dice mi nombre me hace pensar en miel siendo derramada en una tostada ni muy blanca ni muy negra.

— Hola — apenas sale sonido de mis labios. Es increíble como se ha estado incrementando mi timidez cuando él está presente. Creo que fue desde esa vez cuando salimos de la biblioteca y empezó a actuar de manera extraña conmigo. Fue desde entonces que empezé a sentir y a ver algunas cosas de manera diferente. Estos sueños que tengo, empezé a darles más importancia, a tratar de buscar el significado que tienen.

Jungkook ya se enamoró de nuevo, esta vez es de una chica de último año de la carrera de Arquitectura. Es increíble que tan rápido se olvida del dolor.

— Te veo después Miso — Jungkook toma sus cuadernos apresurado y casi se tropieza con unas sillas al salir casi corriendo del aula de matemática. Seguro va a ver si esa chica está en el comedor almorzando. Por un lado me alegro que no esté más triste, es raro verlo sin esa sonrisa juguetona en sus labios pero por otro me siento sola sin su compañía. 

Hago lo mismo que él pero a un ritmo normal: guardo mis cosas y salgo del aula. Ya casi no hay nadie en los pasillos. La mayoría está en el comedor o al aire libre, almorzando. No me dan ganas de ir al comedor lleno de gente y ruido indescifrable, así que busco un árbol que se vea cómodo, me siento en su base y tomo un libro que saqué prestado de la biblioteca. No me gusta leer para estudiar pero amo leer novelas e historias de lo que sea.

Distraída con la lectura, una sombra se posa sobre mí y desvío mi atención hacia ella.

— ¿Y Jungkook? — Yoongi sonríe al verme hacer una mueca cuando levanto la vista, enceguecida por la luz del día.

— Fue a atender sus hormonas en el comedor — sonrío tímidamente. Yoongi vuelve a reírse por mi respuesta y se sienta a mi lado. Me corro unos centímetros para darle lugar pero él se sienta cerca de  mi. Extiende su brazo y me pasa una bolsa de galletas de chocolate.

— Galletas no es precisamente un almuerzo pero te quitará el hambre — me dice. Doblo la página del libro por donde voy leyendo y lo coloco entre mis piernas.

— ¿Qué lees? — ahora pone sus ojos en el libro que descansa en mis piernas.  

— Romeo y Julieta — digo antes de llevarme una galleta a la boca. No es que no conozca la historia pero es increíble cuantos detalles se omiten cuando esta historia se transmite oralmente o en películas.

Le ofrezco una galleta a Yoongi, mete la mano y empieza a revolver adentro del paquete como si su mano fuese un cucharón que revuelve algún líquido calentándose en la cocina.

— Son todas iguales, no elijas — lo regaño y él solo se ríe. 

De la nada, Kim se me viene a la mente. Quién más sabe sobre ella es él pero me da pena preguntarle. En realidad no sé que decir o cómo preguntarle. También me entra curiosidad por saber qué siente al verme; siempre que está conmigo, sonríe.

Sonríe si cruzamos miradas, sonríe si golpeo o regaño a Jimin en broma, sonríe si lo regaño a él, sonríe si estoy callada, sonríe si hablo, sonríe. 

¿Qué significará su sonrisa? ¿Que de verdad se siente bien estando conmigo o la usa para esconder el dolor que le da recordar a Kim cuando me ve?  


|| Do You Remember Me? || Suga ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora