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Hay destellos de ira de los ojos de Jimin que nunca antes había visto. El rostro de My está más relajado y serio; ya no se ríe irónicamente. Comprendió que esto ya no es juego; todos estamos en riesgo. Jimin es más fuerte que todos nosotros, es un ángel caído. No hay manera de que podamos vencerlo sin ayuda, ni siquiera, en el más loco de los casos, si My se uniera a nosotros.

Quiero ver los ojos de Yoongi, ver qué siente cuando dije mi verdadero nombre en voz alta pero temo que en esa fracción de segundo que me tome hacerlo, Jimin haga algo. En su lugar, aprieto su mano, la estrujo para disimular el miedo que siento en este momento y el temblor de mi pulso.

Estoy asustada pero no voy a retroceder.

Jimin lleva su mano a su bolsillo trasero sin quitarnos la mirada ni un segundo. Un reflejo corto pero intenso interrumpe mi visión, desvío la mirada y me llevo la mano a los ojos para cubrirlos. Es como presenciar el primer rayo de sol del día, que baña todo a su paso, con la diferencia de que la luz del sol es algo natural mientras que este reflejo plata de luz se produce cuando el metal se encuentra con la luz artificial de la habitación.

El metal gris y liso, brillante y frío del arma que Jimin sostiene sin vacilar, me da escalofríos como si estuviera rozando mi piel. Al principio apunta a nuestras manos entrelazadas, de Yoongi y mías, después la mueve lentamente por encima de mi y se detiene en Yoongi.

Ya no siento mi corazón latir; mi respiración se evaporó como Hoseok, que ni siquiera sé si le pasó algo o no. Veo sus ojos, se han vuelto rojos y negros, un remolino de fuego se desata en ellos; su pulso es ligero y decidido, el arma no tiembla en lo absoluto.

Si no lo conociera, diría que es un ángel caído pero del otro bando, no del cielo.

My está tan sorprendida como yo. Mira a Jimin y luego a mi con ojos abiertos a su límite máximo, al igual que su boca. Yoongi pone más fuerza en nuestro agarre y dobla mi muñeca cuando atina a tirarme detrás de él.

— Jimin, ¿qué haces? — dice My con voz temblorosa.

Jimin permanece en silencio, apuntando a Yoongi con el arma con un pulso estático y siniestro, como si tuviese experiencia en ello. Sacudo la mano para que Yoongi afloje la suya y ponerme delante de él; Jimin no me haría daño a mi pero si a él. Con mi mano libre, tomo el costado de su abrigo y, al apretarlo, siento algo duro y frío en su bolsillo. Bajo la mirada un segundo y la veo asomarse en su abrigo marrón oscuro. Un flashback, pedazos del último acontecimiento que recuerdo de mi vida pasada, sacuden mi mente. Hacía tiempo que no la veía y tampoco creí volver a verla nunca más.

La espada de Jeshvan deja a la vista un brillo sólo perceptible desde mi posición. ¿Qué hace en el bolsillo de Yoongi? ¿Cómo llegó allí? De repente siento un pinchazo en mi espalda, donde Jung me había herido con ella.

Escucho un click proveniente del arma que hace eco en la habitación. Jimin la activó. Sólo queda apretar el gatillo. 

Respiro hondo y suelto la mano de Yoongi. Lo empujo contra el costado y saco a la luz la espada de Jeshvan. Ésta hace un efecto similar al efecto que hizo el arma de Jimin cuando éste la sacó de su bolsillo. La sostengo con ambas manos, apuntándola hacia su rostro pero a diferencia de él, mi pulso no es estático ni regulado. Me tiemblan las manos pero no por miedo sino por nervios. Conozco a Jimin, éste no es él. Quiero creer que puede volver a ser ese maravilloso ser que conocí en el cielo. No quiero hacerle daño porque sé que él no quiere hacerme daño a mi.

Mi respiración es pesada y agitada. Al mover a Yoongi, yo quedo en su lugar y Jimin me apunta con el arma ahora.

— Sabes muy bien qué es esto. No me obligues a usarla — digo en un tono casi suplicante.

My, que hasta el momento sólo se había limitado a quedarse a unos pasos de Jimin, corre y se coloca frente a él, como yo lo hice con Yoongi. Casi rozo su pecho con la punta filosa de la espada. Ella no es un ángel caído ni una Nephilim pero la espada podría matarla de todas maneras.

Escucho un "crack" en mi corazón. A pesar de seguir sosteniendo el arma, la expresión de su rostro ha cambiado; su mirada se ha suavizado, el fuego se va a apaciguando, como una fogata que se va apagando de a poco gracias a una llovizna débil e insípida. Su boca se abre levemente.

No me obligues, Jimin.

Vuelvo a repetirlo en silencio para que sólo él lo escuche. De verdad no quiero usarla, no quiero matarlo pero si me obliga. Aparta a My de su camino y camina hasta que su cuello y la punta de la espada hacen contacto. Siento como ésta última hace presión contra su piel y no puedo evitar aflojar mi agarre por miedo a que, con un simple empujoncito, se entierre en su garganta.

— Hazlo — dice serio. Levanta el brazo con el que sostiene el arma y vuelve a apuntar a Yoongi que está parado a nuestro lado. — Elige quién de los dos va a vivir —.

Me cuesta horrores no variar la fuerza con la que sostengo la espada para no enterrarla en su garganta o dejarla caer al suelo. Es como si su peso se hubiera multiplicado, como si su composición hubiese variado. No puedo despegar mis ojos de los suyos y entonces me doy cuenta que habla en serio. 

No le importa morir aquí y ahora.

Mueve sus dedos alrededor del gatillo, provocando mis nervios y soy consciente de una cosa: que no puedo matarlo, incluso si matarlo salvara a Yoongi, no puedo hacerlo. ¿Por qué soy tan débil? Para algunas personas, matar no tiene ninguna ciencia; es quitar la vida y ya pero yo no soy capaz. 

De repente, aprovechando la distracción de Jimin por estar viéndome, Yoongi lo toma del brazo y forcejea con él. Se escapa un tiro hacia el techo y cae un poco de polvo sobre ellos. My se agacha hasta esconder su cabeza entre sus rodillas mientras yo los rodeo empuñando la espada.Jimin le da una patada en el estómago y los arroja varios metros delante suyo, dejándolo tendido en el suelo.

— ¡YOONGI! —.

Arrojo la espada a un lado y corro hacia él. Se rodea con sus brazos mientras hace muecas de dolor.

— Levántate — me ordena Jimin.

Volteo a verlo y veo la espada pender de su otra mano. Nos apunta con el arma con el pulso aún inalterable.

— Hazme caso o lo mato — añade.

Sostiene con más fuerza la espada que el arma. Al mirar el cañón de ésta última, me parece ver el brillo nuevo de la bala que aún no ha sido disparada que está dentro del arma. La imagino disparándose en cámara lenta, dejando un halo invisible tras ésta en el aire pero no me atrevo a imaginar cuál será su destino final.

Si Yoongi o yo.





|| Do You Remember Me? || Suga ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora