CAPÍTULO OCHO
HEATHER
30 de Septiembre de 2015
En el mundo hay varios tipos de personas.
Aquella mañana había llegado a esa filosófica conclusión cuando Annaïs se había ido sin mí y había tenido que coger el metro para ir a clase.
Por una parte, estaba la gente agradable, entre la que me gustaba incluirme, y los eternos toca pelotas, en ese grupo estaba sin duda mi hermana.—Bonito peinado —dijo alguien a mi espalda.
Me giré y vi a Adrianna, mi co-delegada y compañera de clase. La verdad es que nos llevábamos bastante bien, aunque polos opuestos se quedaba corto para definirnos.
—Muy graciosa —respondí sacándole la lengua mientras íbamos hacia la cafetería del instituto.
Mi hermana se había lucido aquella mañana. No solo me había dejado tirada, sino que también había acaparado el baño por lo que no pude lavarme el pelo y tuve que recurrir al viejo truco del sombrero.
Estábamos entrando en la cafetería, que estaba a punto de explotar, cuando una profesora se nos acercó.
—Disculpe, señorita —dijo mirando a Adrianna mientras enarcaba una ceja y la miraba de arriba a abajo—. Acompáñeme, por favor.
La mujer se dio la vuelta dando por sentado que Adrianna la seguiría como una alumna obediente. Pero obviamente mi amiga no la siguió, es más se dirigió a la barra para coger su comida como si la profesora nunca hubiese hablado con ella.
Yo estaba bastante sorprendida, sabía que Adrianna era una chica con mucho carácter y que solía saltarse las reglas pero no me acostumbraba a ello.—¿No piensas ir? —le pregunté colocándome tras ella en fila.
—¿Me ves con intención de ir?Estuve a punto de contestar algo, pero me iba dando cuenta que discutir con ella no llevaba a ningún lado. Mientras esperábamos me fijé en la gente que estaba a nuestro alrededor. Desde muy pequeña me fijaba en todos los detalles que podía, me fascinaba pensar en todas las cosas que la gente pasaba por alto pero estaban ahí.
Un poco más allá en la fila una chica reía a carcajadas. Tenía una risa ruidosa pero no molesta, más bien contagiosa. Todos los chicos del lugar la miraban, era una chica resultona por no decir tetona. Las chicas también la miraban, pero con una chispa de envidia.
En una esquina de la cafetería, sentada sola, estaba Oasis, la nueva. Pese a no estar acompañada no parecía molesta por ello. Tenía la mochila sobre la mesa y leía bastante concentrada. Apenas había hablado con ella desde aquel primer día y las pocas veces que habíamos coincidido me había dejado con la boca abierta como poco. Al parecer la chica no tenía pelos en la lengua, no obstante, me había quedado sorprendida cuando en la hora anterior un chico le había tocado la cabeza y se había mostrado tan desconcertada. Estaba claro que eso no iba a quedarse así.
Por último, me fijé en Derek, el otro alumno nuevo. Acababa de entrar al comedor y nos saludaba con una gran sonrisa. Levanté una mano y le devolví el saludo intentando no parecer estúpida.—Eres patética —me susurró Adrianna riéndose.
La cola había avanzado y éramos las siguientes para coger la comida. Miré a mi amiga abriendo mucho los ojos y noté cómo me ponía del color de un tomate.
—¿Qué dices? —pregunté intentando hacerme la indiferente, pero estaba claro que no era muy buena actriz pues Adrianna continuó riéndose mientras se servía un trozo de algo que podría ser carne o puré.
—Oh, por favor, eres adorable —me miró haciendo una mueca—, casi me das asco.
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The Williamsburg Club
Teen FictionSeis chicas. Seis sueños. Un club. The Williamsburg Club. Oasis McCartney, Heather White, Ariel Hoffmann, Adrianna Ferguson, Casiopea Tiziano y Anastasia Rojas son seis completas desconocidas que por diversos motivos y por las vueltas que da la vid...