Capítulo Especial #3

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CAPÍTULO ESPECIAL #3

ANNAÏS

21 de Octubre de 2015

—Papá, no puedes hacer eso... —dije al otro lado de la línea telefónica.
—Annaïs, ya hemos hablado sobre este tema. Tienes dos meses, tú decides —habló con tono inquisitivo.
—Pero... —antes de que pudiera seguir, el pitido de llamada finalizada resonó dentro de mi cabeza.

Dejé el auricular en su lugar y suspiré. Era frustrante pensar que todas las llamadas que recibía de mi padre eran para abarcar el mismo tema una y otra vez. Pero lo más frustrante, sin duda y con diferencia, es que estas no duraban ni cinco minutos.
Él sabía perfectamente que lo que me estaba pidiendo era demasiado. Estaba contra la espada y la pared. El tiempo se estaba consumiendo con demasiada rapidez.
No me gustaba llorar cuando iba maquillada, echaba a perder todo el trabajo previo, así que pasé mi dedo índice por debajo de mis párpados, me miré en el espejo y sonreí. No estaba dispuesta a que creyeran que era débil. Podían llamarme de todo, no me molestaba, y más cuando en algunas ocasiones tenían razón, pero jamás toleraría que me tacharan de hipersensible.

Salí de casa con prisa, como siempre tenía que coger el coche e iba justa de tiempo. Para mejorar la situación, la pesada de Kya no dejaba de llamar. Era la tercera vez y no le había cogido la primera por prisa y la segunda por pereza de aguantar su voz chillona quejándose por otro tío que no era como ella esperaba.
No todo era tan insufrible, en realidad era una buena amiga, pero cuando se trataba de chicos era muy frustrante.
Llegué corriendo al coche, aparcado en una calle cercana.
Mi móvil volvió a sonar y lo cogí solo para evitar escuchar el horrible tono, que todavía no había cambiado, de nuevo.

—¿Qué quieres, Kya?
—Ay, Annie, me he despertado y Hunter ya no estaba aquí. Siempre la cago —me despegué el teléfono de la oreja en cuanto la oí lloriquear—. Ni siquiera ha dejado una nota...
—Te he dicho que no me llames así. No te preocupes, ven a mi facultad y hablamos. A las diez tengo una hora libre.
—¡Ay, muchas gracias Annie... digo, Annaïs!
—Mejor. Bueno, voy a pasar por un túnel —mentí—. Hasta luego.
Colgué antes de que respondiera. Esta chica se podía pasar horas al teléfono.

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¿Cómo podía llegar todos los días tan justa de tiempo? Menos mal que tenía habilidad con los tacones. Obviamente, no iba a dejar de ponérmelos; antes muerta que sin mis tacones. Supongo que empecé a llevarlos por complejo de baja estatura pero ya había llegado un momento que simplemente no sabía vivir sin ellos.
Corrí por los pasillos de la facultad como nunca había hecho. 08:13 AM. Llegué dos minutos antes a la puerta de la clase, menos mal. Y ahí estaban Markus y la estúpida pelirroja, Ariel, hablando, riéndose, y cada vez más juntitos. Ariel no parecía tan mala como Victoria, al fin y al cabo a ella la calé desde el primer momento.

28 de Mayo de 2015

Tenía que encontrar a Markus. No podía aguantarlo más. Quizá yo tenía parte de culpa en esta situación, yo había presentado a Nick a Victoria, pero ella se podía haber tenido las manos quietas. En el fondo esperaba que Nick le sirviera de distracción suficiente y acabara dejando a Markus, pero me salió todo mal. Ella empezó a salir con los dos a la vez.

Joder, ¿dónde narices se escondía?

Llevaba dos días sin verle, pero aquel día debía venir, era el examen final de Historia.
Entonces le vi al final del pasillo, hablando con un profesor. Le observé un momento. Me seguía gustando. Cuando me dijo que estaba saliendo con Victoria hacía ya un año y medio me dejó en la mierda.
Me acerqué a él cuando terminó de hablar con el profesor.

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