Capítulo 26: Ariel

202 20 5
                                    

CAPÍTULO VEINTISÉIS

ARIEL

27 de Noviembre de 2015

El invierno aún no había llegado, pero en Nueva York el frío se estaba retrasando considerablemente comparado con otros años. En el parte meteorológico anunciaban un temporal de lluvia y viento para entre hoy y mañana, aunque cuando había salido de casa en dirección a la tienda no había pillado nada de lluvia, es más, casi podía decirse que era un día soleado.
Estuvimos horas trabajando: pintando la ampliación de la tienda, limpiando las mesas y sillas que Oasis había montado... Cuando nos quisimos dar cuenta, llovía tanto y había un viento tan fuerte que apenas se podía distinguir el edificio que había al otro lado de la calle al mirar por la cristalera de la tienda. Podía escuchar los lastimosos ladridos de Sky, que estaba encerrado en la trastienda para que no oliese la pintura.

—¿Y cuándo creéis que parará? —preguntó Heather. En su cara podía notarse que no estaba pasando por un buen momento.
—No parece que vaya a ser pronto —le contestó Adrianna—. Y ya son las once. Tengo que avisar en casa. ¿Pensáis que podrán acercarse hasta aquí?
—Lo dudo mucho, Adri —le dijo Markus fraternalmente.
—¿Y si nos quedamos a dormir aquí? —dije de pronto.
—¿Y dónde pensáis acostaros? —cuestionó Nick.
—¡En tu cama! —Adrianna y Heather chocaron sus puños y corrieron hasta la trastienda.
—Lo sabía —murmuró apenado.
—No te preocupes —lo tranquilicé mientras le ponía una mano en su hombro y le daba unas palmaditas—. Tengo tres sacos de dormir que se dejaron y dos esterillas.
—¡Aquí cabe alguien más! —gritó Adrianna desde dentro.
—Ve tú —me dijo Markus—. Yo me pondré en el suelo con una esterilla y un saco.
—Mira el lado positivo —habló Oasis, que había estado inusualmente callada, más de lo normal—. Tenemos dos sacos.
—Una noticia alentadora donde las haya —le contestó el rubio fingiendo consternación, estaba segura de que él estaba encantado de dormir con ella, aunque fuera en el suelo.

Tanto ella como Nick se dirigieron hacia la trastienda con Heather y Adrianna.

–De todas formas uno de los sacos es bastante grande. Creo que podrían entrar hasta tres personas; dos holgadamente —dije como indirecta mirando a Markus.
—¿Ah, sí? —dijo él captando la idea.
—Sí... ¡Podrías dormir con Nick! —me reí.
—O contigo —contestó después de reírse.
—O conmigo —añadí acercándome a él y pasando mi mano por su espalda.
—Tortolitos, estamos decidiendo la cena —se asomó Adrianna y nos miró con sorna, mientras nos hacía una señal para que entráramos.
—¿Tenemos alguna opción de cena? —preguntó Markus extrañado.
—No es que haya demasiadas opciones; simplemente tengo sobras de lo que hice  ayer en el curso de cocina —respondió Nick—. Tendríamos más si hubiera ido hoy, pero la reforma es más importante —se encogió de hombros.
—Así que nos das tus deberes como cena —dijo Adrianna fingiendo indignación.
—Sus últimos deberes estaban verdaderamente buenos, debo admitirlo —alegó Oasis.

Markus y yo nos miramos un segundo, como leyéndonos la mente. La verdad es que creía que Oasis era más avispada y ya se habría olido que algo pasaba en nuestro entorno, pero de momento no era así.
Finalmente dormimos Adrianna, Heather y yo apretadísimas en la cama de Nick, y Markus en uno de los sacos, al lado de la cama. En algún momento después de quedarme dormida él debió darme la mano, ya que no me di cuenta hasta que me desperté en plena noche, con unas ganas incipientes de ir al baño. Me levanté y crucé la estancia intentando no despertar a nadie y lo conseguí. Justo antes de abrir la puerta del baño reparé en que Oasis y Nick estaban sentados contra la pared, con las piernas estiradas y durmiendo plácidamente. ¡Y Oasis tenía la cabeza apoyada en el hombro de Nick! Eran muy adorables, aunque realmente no podía evitar pensar en que Nick iba a estrellarse contra un muro a toda velocidad en cualquier instante, ya que Oasis no parecía nada interesada en novios, o siquiera chicos. Tampoco creía que fuera lesbiana. De hecho, a veces me hacía cuestionarme si tan siquiera le gustaba el resto de seres humanos. Sólo me parecía una loba solitaria.
Les eché una última mirada llena de ternura antes de entrar de una vez en el baño, ya que mi vejiga me lo pedía a gritos. Después volví a cruzar la habitación hasta la cama, cerciorándome de que Sky estuviera bien acurrucado en su cesta, pero Adrianna ya se había encargado de estirarse en todo mi lado y no parecía dispuesta a volver a su postura recogida de antes.
Me encontré en mitad de la oscuridad sin saber dónde tumbarme a seguir durmiendo.
Vi a Markus durmiendo tranquilamente a mis pies. Realmente me incomodaba exponerme a todas las demás personas de la habitación, incluso a Nick, al echarme a dormir con mi novio. De hecho, aún no había dormido con Markus. Me sentía muy nerviosa, pero en realidad no veía otra opción y el sueño volvía a pesar en mis ojos, así que cogí una manta que estaba a los pies de la cama de Nick, me agaché junto a Markus, y me tumbé tapándome con la manta.

The Williamsburg ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora