Capítulo 25: Oasis

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CAPÍTULO VEINTICINCO

OASIS

26 de Noviembre de 2015

Hice crujir mis nudillos y sonreí mirando al frente.

—Markus, no tengas miedo.
—No tengo miedo.
—¿Entonces por qué no me das ya los guantes? —inquirí divertida.
—Hmmm...
—No te voy a hacer daño.
—Eso está por ver.
—Pero si solo tienes que parar mis golpes.
—¿Te parece poco?
—Venga, demuéstrame tu valía —dije mientras se los cogía y me los colocaba encima de las vendas—. Además, ya lo hemos practicado antes.
—Sí, pero sin guantes y casi a cámara lenta.
—Ni que tuviera yo aquí una fuerza sobrehumana.

Markus sonrió y se puso frente a mí tal y como nos había indicado el entrenador. Entonces di el primer golpe. Él lo paró al instante.

—¿Ves como no es para tanto? —negué con la cabeza y di otro golpe, esta vez con la izquierda.
—Tampoco te emociones.
—Aguafiestas —dije frunciendo los labios.

Después de unos quince minutos dando golpes a diestro y siniestro, le tocó a Markus.

—Ahora puedo vengarme.
—¡He sido buena!
—Y yo indulgente.
—Si fueras indulgente no necesitarías venganza. La definición de indulgencia es la actitud o tendencia de la persona que tiene especial facilidad para perdonar las ofensas, o castigarlas con benevolencia, y para juzgar sin severidad los errores de los demás. También tiene otra definición para el ámbito religioso, pero dudo que se pueda aplicar en esta situación.
—¿Te sabes el diccionario entero o qué? —dijo divertido.
—No, no me lo sé entero —sonreí—. Todavía.

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Al salir del gimnasio me coloqué mejor mi bolsa sobre el hombro y puse tras mi oreja unos cuantos mechones mojados.

—Espero no tener muchas agujetas en los brazos mañana.
—Ni que tuvieras que cargar con cajas llenas de vinilos y discos para luego colocarlos —ironicé.
—Hablando de vinilos y discos... —empezó mientras nos poníamos a caminar hacia mi apartamento. Tanto Markus como yo vivíamos en la misma calle, aunque en bloques de edificios diferentes—. ¿Cómo es trabajar con Ariel y Nick?
—Trabajo más con Nick que con Ariel —puntualicé—. Aunque a veces las tardes en las que no está Nick son bastante aburridas.
—¿Y qué piensas sobre él?
—¿Te has puesto de acuerdo con Ariel o qué?
—¿Por qué?
—Esta tarde me ha preguntado lo mismo. ¿Es esto a lo que se denomima como conexión entre parejas? Porque sin duda alguna lo lleváis a la perfección.
—¿Crees que hacemos buena pareja?
—Yo no creo nada —empecé a tocar mi cuello en busca de mis llaves—. Prefiero no dar mi opinión sobre relaciones, me ahorro muchos disgustos.
—¿Eso es bueno o malo? —dijo al llegar a mi portal.
—Eso es neutro —metí la llave en la cerradura, abrí y entré—. No me voy a despedir de ti y lo sabes —reí a la vez que le cerraba la puerta en las narices.

27 de Noviembre de 2015

Me senté en el pasillo a la espera de que comenzara la clase. Abrí mi ejemplar de El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir y leí:

Las restricciones que la educación y la costumbre imponen a la mujer limitan su poder sobre el universo.

Estaba completamente de acuerdo con ese hecho. Bueno, en realidad estaba completamente de acuerdo con la autora en prácticamente todo. Iba a seguir cuando escuché la voz de Adrianna:

—Creo que al final tendremos más cosas en común de lo que pensé en un principio.

Levanté la vista y me la encontré con los brazos en jarra.

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