*VEINTICUATRO*

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Kellin.

Estaba empezando a oscurecer a medida que transitaba las calles de la ciudad a toda prisa esperando llegar a casa de Andrew lo más rápido posible. De cierta forma estaba sumamente feliz y emocionado, no veía la hora de abalanzarme a sus brazos, besarle y decirle (nuevamente) lo mucho que lo amaba.

Toqué la puerta un par de veces y esperé ancioso. Estaba bastante nervioso, hoy definitivamente se aclararía todo entre nosotros.

No pasó mucho tiempo para que la puerta se abriera revelando a un sorprendido Andy.

-¿Kellin? ¿Qué estás haciendo aquí?

-Vine a hablar contigo, ¿puedo pasar?

-Sí claro, adelante.

Se hizo a un lado dándome espacio suficiente para que pudiera adentrarme a su casa. Cerró la puerta tras nosotros y nos quedamos allí, parados uno delante del otro.

-Tu visita me ha tomado por sorpresa -comentó rascándose la nuca con nerviosismo y caminó hacia uno de los sillones haciendo ademán de que lo siguiera y así lo hice.

De nuevo ese sentimiento de confusión inundaba mi mente. Hace tan sólo unos segundos atrás sentía una enorme necesidad de abalanzarme a sus brazos y besarlo, pero ahora que lo tenía en frente mío mis inseguridades no me lo permitían.

-¿Qué pasa, Kell? Te noto algo raro.

Su ronca voz logró sacarme de mis pensamientos. Lo miré, más ninguna palabra salió de mi boca. De nuevo esas ganas de golpearme por ser un maldito cobarde se apoderaba de mi cuerpo, ¿porqué no podía decirle de una maldita vez que lo amaba más que a mi patética y miserable vida y que estaba dispuesto a dejar a mi novia por él?

Al ver que no respondía, Andy se acercó. Se arrodilló frente a mí y apoyó ambos brazos cruzados sobre mis piernas.

-¿Me dirás que te pasa? -no apartaba su mirada de la mía ni por un segundo.

-¿Quieres saber lo que me pasa? Me pasa que no puedo sacarte de mi cabeza ni por un maldito segundo, me pasa que quiero besarte hasta que nuestros labios se gasten de tanta fricción, me pasa que quiero gritarle a todo el jodido mundo lo mucho que te adoro, me pasa que ya no puedo estar ni un sólo maldito segundo sin ti... Me pasa que estoy terriblemente enamorado de ti, Andrew Dennis Biersack.

Ni siquiera sabía de dónde había sacado tanto coraje para confesarle todo aquello, simplemente dejé que mi boca pronunciara todo lo que mi corazón gritaba.

Andrew se quedó serio por un periodo prolongado de tiempo, su rostro estaba sin expresión alguna más no apartaba la mirada de la mía. Estaba comenzado a asustarme, creía que lo que había dicho no le había agradado en absoluto. No pasó mucho tiempo para que sus labios se curvaran en una hermosa sonrisa, eso me dejó más tranquilo.

-Acabas de robarme las palabras de la boca -susurró acercando su rostro más al mío. Rodeé su cuello con mis manos y uní mis labios con los suyos.

-Ahora acabo de robarte un beso -susurré contra sus labios, ambos sonreímos antes de volver a besarnos dulcemente.

Luego de haber dado por finalizado el beso nos abrazamos fuertemente.

-¿Qué haremos ahora? -pregunté de pronto, rompiendo el reconfortante silencio.

Nos separamos del abrazo, las manos de Andy continuaban en mi cintura y las mías en su cuello.

-¿Qué haremos con qué? -su rostro reflejaba confusión.

-Con nosotros, ¿qué se supone que somos ahora?

-Amigos -repuso como si la respuesta fuera bastante obvia.

-No, no lo somos y lo sabes. Nos hemos acostado y nos hemos confesado que nos amamos mutuamente, los amigos no hacen ese tipo de cosas Andy.

-Nosotros somos "amigos con derecho a todo" -me sonrió de lado antes de depositar un corto beso en mis labios.

Yo estaba un poco confundido ante la reacción que estaba mostrando Andrew, ¿Cómo podía estar tan tranquilo con esta situación?

-Supongo... -susurré no muy convencido-. Pero, ¿no crees que ya es momento de avanzar un poco más? Es decir, si tu me amas como yo lo hago estamos listos para dar el siguiente paso, ¿no crees?

Su rostro se tornó completamente serio ante mis últimas palabras, al parecer no le había agradado mi idea en absoluto.

-Te recuerdo que tienes novia, Kellin.

Se puso de pie rápidamente y me dió la espalda. Me incorporé del sillón totalmente confundido hacia la actitud que estaba mostrando mi acompañante.

-Una novia a la cuál puedo dejar de inmediato, ¿no te gustaría dejar de ser mi amigo para convertirte mi novio? -las palabras salieron de mi boca por sí solas, sorprendiéndome a mi mismo, pero lo que más me sorprendió fue su respuesta.

-No -espetó aún sin mirarme.

Jamás me hubiera imaginado siquiera que su respuesta iba a ser aquella. Mis ojos se aguaron al instante y me maldije mentalmente por ser tan nenaza.

Amigos. [Kandy Quiersack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora