*TREINTA Y DOS*

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Andrew.

Al llegar a casa me desplomé sobre la cama y suspiré, cerrando los ojos. Sentía una enorme tristeza, que se convertía en rabia y, al cabo de unos segundos, nuevamente en tristeza. ¿En qué momento las cosas habían llegado hasta ese punto? No podía dejar de pensar en todos los sucesos desde que volví a ver a Kellin, y en lo diferente que serian las cosas en éstos momentos si todo lo hubiera hecho de otra manera.

Sin embargo, era obvio que el pasado ya no lo podía cambiar, así que ya de nada me servía pensar en eso. Lo que definiría todo sería lo que estaba dispuesto a hacer a partir de ahora, aunque aún no sabía el qué, pero lo que no estaba dispuesto a hacer bajo ninguna circunstancia era dejar espacar a Kellin. Estaba seguro de que si lo hacía, iba a ser infeliz el resto de mis miserables días.

Y es que, aunque al principio me negara a aceptarlo, ahora lo veía con bastante claridad: no hay nada más hermoso que el amor, y temerle era una estupidez. Porque era cierto que nada me garantizaba que lo mío con Kellin resultaría, pero no querer intentarlo por esa razón era una idiotez. Kellin lo valía todo, quería estar con él más que cualquier otra cosa en éste mundo. Hubiera sido bastante útil pensar así antes de arruinarlo todo, pero quería creer que no todo estaba perdido y que aún podía recuperar a mi chico.

Pensando en eso cogí mi móvil de la mesita de al lado y me metí a la aplicación de Whatsapp. Abrí el chat de Kellin, viendo que su última conexión había sido hacía sólo unos minutos. Mi corazón comenzó a acelerarse ante la idea de mandarle un mensaje. Tenia miedo de que no me respondiera, pero más temía recibir una respuesta negativa. Finalmente escribí un "Hola" que acabé borrando casi al instante, negando con la cabeza.

Había tantas cosas que queria decirle, pero no sabía cómo. Además, no quería hacerlo por medio de un celular. Abrí entonces el chat de Ashley y le mandé un mensaje.

"Puedes venir a casa? Te necesito."

***

-Acabo de darme cuenta de que realmente me importas, maldito bastardo. ¿Puedes creer que dejé tirada a una impresionante pelirroja por venir a verte? Es una locura. -Ashley negó con la cabeza repetidamente mientras se metía a mi habitación y caminaba hacia mí.

-Kellin se ha ido a España, va a casarse con su novia. -le dije, yendo directamente al grano. Él me miró con un semblante repentinamente serio.

-Joder... -se sentó en la cama frente a mí.

-Si, es una mierda. Lo perdí, Ashley. Lo perdí... -murmuré mientras sentía las lágrimas acumulándose en mis ojos. Me sentía tan patético. Odiaba llorar y mucho más frente a otras personas.

-Realmente eso no me lo esperaba. Mierda, Andy...

-No sé qué hacer. Lo amo demasiado, como nunca he amado a nadie, ¿por qué tuve que darme cuenta de eso tan tarde? -con la manga de mi suéter me deshice de las lágrimas que habían rodado por mis mejillas sin mi permiso.

-Creo que siempre lo supiste, es sólo que tenias miedo a enfrentarte a lo que ese sentimiento conllevara, y es completamente normal -se encogió de hombros con gesto resignado-. Aunque guiado por ese miedo reaccionaste de la forma incorrecta y lo lastimaste, pero eso es parte del amor. No creo que todo ésto haya sido culpa tuya del todo.

Ashley ya había hecho de consejero amoroso conmigo anteriormente, pero aún me seguía sorprendiendo. Hasta parecía tener sentimientos, ¿Quién lo diría?

-Para ser un casanova sin corazón, pareces saber mucho del tema.

-Tengo sentimientos, Biersack, aunque no lo parezca. -me dedicó una leve sonrisa.

-Entonces, ¿qué crees que debo hacer?

-No rendirte. No creo que todo esté perdido aún. Pienso que Kellin sólo estaba muy dolido por lo que pasó, y debido a eso tomó una decisión de la que, estoy seguro, tarde o temprano se arrepentirá. Ustedes se aman y nada debería impedirles estar juntos. -debo reconocer que sus palabras me hacían conservar las esperanzas de recuperar a mi Kellin.

-Entonces, ¿debería buscarlo?

-¡Pues por supuesto! Ve a España, impide esa maldita boda, cógelo en brazos y traelo de nuevo contigo, Biersack.

-Es un gran plan, pero no puedo hacerlo.

-¿Qué? No me digas que te estás acobardando otra vez, joder contigo, Andy, realmente...

-No se trata de eso -lo corté antes de que me echara el sermón-. Simplemente no tengo dinero para viajar hasta España -admití-, pero puedo llamarlo y...

-De eso nada. Me tienes a mí, grandisimo idiota. Yo pagaré el viaje, es más, iré contigo. La verdad es que ya me estaban dando ganas de dar un paseo por España. -me guiñó un ojo sonriendo.

-Sabes que no aceptaría esto si no fuera tan importante para mí, pero como lo es... ¡Muchas gracias, Ashley! Eres el mejor. -y me lancé a sus brazos con una gran sonrisa en el rostro, él me correspondió.

-Todo sea por el amor... Iremos esta misma noche, ¡empaca lo necesario, ya! -me animó, mientras me alejaba de él.

-Sólo hay un ligero problema -comenté, dándome cuenta de ello, mientras mi sonrisa desaparecía lentamente.

-¿Cual? -preguntó él, parecía temer la respuesta.

-No tenemos ni puta idea en qué parte de España está Kellin.

Amigos. [Kandy Quiersack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora