*TREINTA Y CUATRO*

39 12 1
                                    

Andy

-¿Que hiciste qué? -cuestioné con el ceño fruncido, ligeramente preocupado, observando como Ashley se paseaba por la habitación, toqueteando todas las cosas que encontraba a su paso. Acabábamos de llegar a nuestro destino, y nos encontrábamos en la habitación de un hotel que mi amigo había escogido.

En ese momento me estaba contando que le había mandado un mensaje a Kellin, y tenía que admitir que eso no me alegraba del todo.

-¿Acaso tienes una mejor idea? -respondió él, mientras tomaba la gran maleta que había traído consigo y lo depositaba en la cama-. O es que tu brillante idea es aparecer en la boda mágicamente, justo cuando el sacerdote esté diciendo las típicas palabras: "el que se oponga a ésta boda, que hable ahora o calle para siempre" -pronunció la frase haciendo comillas en el aire y con un tono de voz grave-. Por favor, Andy, deja las putas telenovelas.

El cabrón tenía razón, además de que no sabíamos en qué iglesia se casaría el amor de mi vida, de todos modos no pensaba aparecerme en la boda, como decía Ashley. Simplemente quería hablar con Kellin a solas. Sin embargo, sentía que con ese mensaje, Ashley lo había puesto a sobre aviso, ¿y si se negaba rotundamente a verme? Las posibilidades de hablar con él se desvanecerían.

-Sólo temo que se haya dado cuenta de que estoy aquí y no quiera verme.

-También tienes que dejar tu puta negatividad a un lado, Biersack.

-Y tú tienes que dejar de decir tantas palabrotas.

-No pidas imposibles, además eso hace bien. Como sea, el punto es que no le mencioné nada sobre ti. Mira el mensaje. -me tendió su móvil, antes de sentarse en la cama. Lo tomé y procedí a leer el mensaje.

"¿Crees que podríamos quedar mañana por la mañana? Tengo un regalo de bodas excepcional para ti. Por favor, es en verdad muy importante."

-¿Regalo de bodas? Eres un idiota. Él ni siquiera te invitó a su jodida boda como para que le digas que has venido hasta España sólo para darle un puto regalo. No jodas, Ashley. -mi amigo curvó los labios en una mueca, mientras se rascaba la nuca.

-¿Y eres tú quien habla de no decir palabrotas?

-Esto es una puta mierda. Vinimos aquí sin un maldito plan, y no hemos hecho más que cagarla.

-Relájate, yo si tengo un plan, tú sólo confía en mí y sé positivo. -repuso él, completamente tranquilo.

-No puedo relajarme, además, ¿de qué plan estás hablando? Yo no...-y entonces callé de súbito, al ver que en el chat de Kellin aparecía un "escribiendo"-. Mierda, está escribiendo.

Salí rápidamente del chat y, prácticamente, le tiré el móvil a la cara al idiota de Ashley. Suerte para él que tenía buenos reflejos, lo cogio al instante, mientras miraba mi expresión de pánico con una ceja enarcada, diría que incluso con una expresión divertida. Mierda, me había puesto a sudar y todo, estaba temblando, parecía un jodido enfermo de Parkinson. Aún me era difícil creer que Kellin Quinn tuviera tal poder sobre mí. Parecía una quinceañera hablando con su crush.

-¿Quieres calmarte? Si sigues así te va a dar algo, y tu funeral ya no pienso pagarlo.

-¿Qué dijo? -pregunté ignorándolo y sentandome en la cama a su lado, mirando el móvil por encima de su hombro. Él suspiró y desbloqueo el celular.

"¿De qué hablas?"

El mensaje no decía nada más que eso. Mi amigo comenzó a teclear la respuesta. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho de tanta ansiedad.

"Pues acepta verme en un par de horas y lo sabrás. Te aseguro que valdrá la pena."

-Él me odia, me odia, no irá, ¿por qué lo haría? Esto es un desastre...-Ashley rodó los ojos ante mis palabras.

-Cállate y espera, mierda.

"Ésta tarde me caso, tengo miles de ocupaciones, Ashley. Ni siquiera entiendo qué estás haciendo aquí. Podrías decirme de una vez de qué se trata todo ésto?"

-Ustedes dos son igual de exasperantes, son tal para cual. -afirmó Ashley, negando con la cabeza.

-¿Qué le dirás? -pregunté expectante y un tanto paranoico, mordiéndome las uñas.

-Ya lo verás. -me dijo con calma, mientras tecleaba la respuesta.

"Ya te lo dije, lo sabrás si aceptas verme. Prometo no quitarte mucho tiempo, e insisto, es sumamente importante."

Esperamos la respuesta en silencio, y cuando el móvil volvió a sonar, podría decirse que me dió un mini infarto.

"Está bien, más vale que realmente sea importante. Te veré allí dentro de dos horas."

El mensaje venía adjunto con una ubicación en Google Maps.

-¡Sí! -exclamó Ashley, con una gran sonrisa, yo suspiré, me había puesto aún más nervioso ante la perspectiva de verlo tan pronto-. Primera fase del plan completado. Te dije que funcionaría. -me dijo triunfal.

-¿Y en qué consiste la segunda fase? -pregunté intentando tranquilizarme. No me fiaba mucho de la inteligencia de Purdy como para idear un plan que hiciera que Kellin me perdonara, pero decidí confiar en él una vez más, ya que a mi tampoco se me ocurría nada mejor.

-En ésto -dijo, dándole unas palmaditas a la enorme maleta que descansaba a su lado.

Desde el principio me había preguntado por qué había traído semejante maleta consigo, ¿Acaso allí dentro traía a su abuelita, que saldría repentinamente para darme consejos de amor, o algo por el estilo?

-¿Qué demonios traes ahí, Purdy? -cuestioné, temiendo un poco la respuesta.

-Lo esencial para que Kellin caiga rendido a tus pies -lo miré con cara de idiota, sin entender una mierda-. Ahora ve a bañarte, es imprescindible que estés presentable, cuando salgas te explicaré el resto del plan.

Amigos. [Kandy Quiersack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora