5

377 21 9
                                    

— ¿Pero cómo puede ser que no hayas llorado? -digo incrédulo y ella ríe-.

— Yo también estoy impresionada de que no estés llorando -dice burlona y yo niego con la cabeza-. ¿Entonces es un empate?

— Me temo que sí -se encoge de hombros y vuelve a tumbarse poniendo las piernas encima mío-.

— ¿Puedo preguntarte algo? -ella me mira indicando que prosiga-. Cuando te he llamado me has dicho que estabas ocupada -Angie asiente-. ¿Realmente estabas ocupada o no querías quedar conmigo? -creo que es hora de que se de cuenta de que puede confiar en mi-.

— ¿A qué viene esa pregunta? -frunce el ceño-.

— Responde -exigo y ella me mira con una ceja levantada-. Por favor -añado inocente-.

— No podía. Había quedado -se encoje de hombros-.

— ¿Con quién? -ella frunce el ceño-.

— ¿Y a ti qué te importa? -dice a la defensiva sentándose correctamente-.

— Si no me importara no lo preguntaría.

— Si no te metieras donde nadie te llama no preguntarías -escupe y yo la miro algo dolido-.

— Angie...

— ¿Qué?

— No quiero pelear contigo... -ella me mira con los ojos achinados-.

— Pues no me provoques -dice entre dientes cruzándose de brazos-.

— Va, lo siento -me acerco a ella y la abrazo. Oh dios mío. Es la primera vez que la abrazo. Mis pulsaciones se aceleran y me separo rápidamente de ella-. Lo siento -me sonrojo-.

— ¿Por qué? -me mira-.

— Por abrazarte -digo no muy seguro-.

— ¿Por abrazarme? -se ríe y yo me encojo de hombros. Respira profundamente-. ¿Qué hora es? -miro la pantalla de mi móvil-.

— Las siete menos cuarto -ella asiente-.

— En quince minutos van a venir las chicas -se levanta y empieza a recoger las cosas. Me levanto para ayudarla-.

— ¿Les preguntarás lo de ir a Vidcon? -le recuerdo y ella asiente-.

— Ven -sale de la cocina y va al pasillo de las habitaciones. La sigo y entramos en la puerta contínua a la habitación donde dormimos Jack y yo. Enciende la luz y ahí estaban sus mascotas-. Hola pequeñita -abre la jaula de la ardilla la cual salta en seguida encima suya. Sonrío y saco mi móvil para hacer un Snapchat. Hago un vídeo y la enfoco a ella y a la ardilla, la cual al verme se sube a mi cabeza. Pongo la cámara interior y Angie se ríe-. Ahora el hurón -abre otra jaula y saca al hurón en brazos y lo coje como si fuera un bebé. Vuelvo a grabarla y deja el hurón en el suelo. La ardilla al verlo salta de mi cabeza para ir con el hurón-. Y ahora mis pequeñas -suelta una risita y saca una manta de encima de un gran terrario desvelando sus dos serpientes. Ya no me acordaba de ellas. Acerca su mano a la pitón y la a aricia-.

— No la saques -la miro con ojos abiertos-.

— ¿Te da miedo? -ríe-.

— Más bien asco -admito-.

— Pues mejor no mires cómo les doy de comer -sonríe de lado. Se acerca a una estantería y saca una caja de cartón mediana con agujeros en su tapa. Vuelvo a grabar. La destapa y hay un montón de ratones pequeños blancos-.

— Dios, qué asco -los enfoco bien a todos. Debe haber unos veinte. Angie suelta una carcajada-.

— Me dan pena -admite. Coje uno por la cola y lo pone dentro del terrario. En seguida la pitón amarilla lo atrapa-.

Black Heart - [Matthew Espinosa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora