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Antes de que pueda decir ni media palabra, Angie se abalanza sobre mi y junta sus labios con los míos. Sorprendido, le sigo el beso y la agarro de la cintura haciendo que enrosque sus piernas en mi cintura.

Como puedo, camino hasta su habitación sin dejar de besarla. Muerdo su cuello y ella gime. La tumbo en la cama con cuidado y ella quita mi camiseta.

— Eres un idiota -dice juntando nuestros labios de nuevo-.

Después de eso la ropa empezó a sobrar y nos encargamos de quitarla y de disfrutar del cuerpo del otro entre gemidos, besos y caricias.

Miro a Angie intentando hacer un moño a su pelo. Los dos estamos desnudos debajo de la sábana negra que cubre su cama. Angie me mira a los ojos, suspira y se tumba encima de mi pecho. Acaricio su espalda desnuda y beso su cabeza.

— ¿Estás más tranquila? -susurro y ella asiente-.

— Lo siento, Coco -suspira y me abraza más fuerte. Sonrío y levanto su cabeza por su mentón-.

— No debes disculparte por nada -beso sus labios y muerdo su labio inferior cuando me separo de ella-. ¿Sabes? Me debes una cena -sonrío y ella frunce el ceño-.

— ¿Por qué? -dice confundida quitándose de encima mío y tumbándose boca abajo mirándome-.

— Por la apuesta de no decir tacos, ¿recuerdas? -ella piensa un momento y finalmente asiente-.

— Tienes razón -bosteza y restriega sus ojos-. ¿Quieres que cenemos hoy? -cierra los ojos y se acomoda en la cama-.

— Por mi bien -paso una mano por mi pelo. Debería cortarlo-.

— ¿Vas a ir mañana al cumple de las gemelas? -lo había olvidado-.

— ¿Es mañana?- ella asiente aún con los ojos cerrados-. Joder, lo había olvidado -ella suelta una risita-. Debo ir a comprarles un regalo -hago una mueca-.

— Podemos compartir el mío -se encoje de hombros-.

— ¿De verdad? -digo algo aliviado y ella asiente-.

— Pero con una condición -sonríe y me mira a los ojos-. Quédate a dormir hoy -creo que una manada de elefantes está haciendo una fiesta en mi estómago. Sonrío-.

— ¿Quieres que me quede a dormir? -intento no demostrar mucha emoción. Ella asiente y vuelve a cerrar los ojos-. Haré un esfuerzo -finjo fastidio y ella me mira con el ceño fruncido-. Es broma -suelto una risa y beso su mejilla acomodándome a su lado-.

— Ayer volvió a llamarme Ellen -murmura y yo la miro atentamente-.

— ¿Y qué le dijiste? -levanto las cejas aunque ella no pueda verme-.

— Acepté -se encoje de hombros y yo sonrío-.

— ¿De verdad? -digo feliz. Ella abre un ojo y asiente-. Eso es genial -la abrazo y ella gruñe para que la suelte-. ¿Cuándo irás?

— Uno de julio -dice entre un bostezo-.

— Eso es dentro de dos semanas -ella asiente-. ¿Podré...? -muerdo mi labio inferior y aclaro mi garganta-. ¿Podré acompañarte? -ella frunce el ceño y me mira-.

— Daba por supuesto que lo harías. A parte, no pienso ir sin ti -yo sonrío ampliamente y ella vuelve a  cerrar los ojos-.

— ¿Tienes sueño? -ella niega con la cabeza-.

— Tan solo estoy cansada. El trabajo me tiene agotada -resopla-. Estos días he tenido que hacer muchas entregas -hace una mueca-.

— ¿Entregas? -digo confundido. Ella abre los ojos alarmada y luego los entrecierra-.

Black Heart - [Matthew Espinosa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora