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Miro sus pechos y sonrío. Angie se acerca a mi y me besa de nuevo. Sus manos juegan con el pelo de mi nuca.

Pongo mi mano en su cintura y la subo levemente. Bajo mis besos a su cuello y escucho como gime levemente. Mi mano llega a su pecho derecho y lo aprieto. Ahora soy yo el que gime. Oh dios, qué bien sienta. Moría por hacerlo. Bajo mis besos hasta sus pechos.

Le doy toda mi atención a uno de ellos. Lo muerdo suavemente y juego con su pezón. Angie levanta su espalda retorciéndose debajo de mi.

— Dios, Matthew -gime mordiendo su labio inferior. Escucharla gemir mi nombre hace que me ponga más duro-.

Le doy la misma atención a su otro pecho. Vuelvo a sus labios y la beso como si no hubiera mañana.

Bajo mi mano hasta llegar a su tanga. Meto la punta de mis dedos debajo de éste y noto que está depilada. Bajo la mano y paso un dedo entre sus labios. Angie suelta un gemido y yo gruño.

— Joder. Estás muy húmeda -digo con voz ronca repitiendo mi anterior movimiento-.

Juego un rato con su clítoris hasta que por fin meto un dedo dentro de ella. Angie vuelve a gemir mi nombre lo que me incita a meter otro dedo. Beso sus labios mientras muevo mis dedos dentro y fuera de ella.

De pronto, noto su mano acariciar mi masculinidad por encima de mis bóxers. Muerdo su labio inferior cuando mete su mano dentro y agarra mi pene. Lo aprieta levemente y empieza a mover su mano.

Virgen santa. Esto es mejor que todas las pajas que me hago a mi mismo. Durante un rato nos damos placer el uno al otro.

— Joder, Matt. No aguanto más -gime Angie. Asiento y saco mis dedos de su interior, los cuales ahora están húmedos per sus fluidos. ¿Debo chuparlos? En las pelis porno que he visto lo hacen. Meto los dedos en mi boca y un sabor salado llega a mis papilas gustativas-. ¿Tienes condones? -mierda. No tengo. Un momento, sí tengo. Asiento y cojo mis pantalones del suelo. Cojo mi cartera y saco tres condones. Gracias Dylan. Angie sonríe y coje los tres condones-.

Deja dos en la mesita de noche y abre el tercero con los dientes. Me mira mordiendo su labio y acerca sus manos a mi pene. Gimo cuando sus manos lo envuelven y me pone el preservativo. La miro a los ojos y me acomodo entre sus piernas. Vuelvo a besarla.

— ¿Estas seguro? -yo asiento-. Más te vale porque sino voy a darte una paliza por dejarme con este calentón -sonríe de lado y yo río besándola. Me acerco un poco más a ella. Cojo mi pene con mi mano y rozo mi punta con su entrada haciendo que se retuerza bajo mío-. Joder, métela de una vez -suplica. Sonrío y, encantado, hago lo que me pide. Lentamente me meto dentro de ella-. Oh, dios. Joder, sí -gime echando la cabeza para atrás-.

Dios, es la mejor sensación del mundo. Hecho mis caderas hacia atrás y de nuevo hacia adelante. Le cojo el truco y no dejo de moverme. Angie no para de gemir mi nombre y yo no puedo dejar de pensar que estoy soñando.

— Más rápido -dice arañando mi espalda. Hago lo que me pide. Noto que sus paredes empiezan a apretar mi pene y, de pronto, un grito sale de su garganta. Doy dos envestidas más y noto como me corro dentro de ella soltando un ronco gruñido-.

Me apoyo encima de ella e intento que mi respiración vuelva a la normalidad. Salgo de ella, me quito el condón, le hago un nudo para comprobar que no está roto y lo tiro al suelo. Me siento apoyando la espalda en el cabecero y suspiro con los ojos cerrados aún sin poder creer lo que acaba de pasar. Abro los ojos al escuchar a Angie abrir otro paquete. La miro sonriendo.

— ¿Ronda dos? -sonríe mordiendo su labio inferior y yo asiento-.

Se acerca a y pone el preservativo a mi pene ya erecto. Pasa una pierna a cada uno de mis lados, coje mi pene entre sus manos y, mirándome a los ojos, lentamente se sienta sobre él. Angie cierra los ojos gimiendo.

Black Heart - [Matthew Espinosa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora