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— Mamá, ya estamos aquí -miro a Angie y le sonrío. Caminamos hasta llegar a la cocina, donde estaban todos-. Hola -digo algo nervioso-.

— Hola cariño -mi madre es la primera en levantarse-. Angie, es un placer volver a verte -abraza a Angie con cuidado de no hacerle daño en el brazo-.

— Angie, ya conoces a mi madre Laura, mi padre Rafael -les aseñalo-. Y ella es mi hermana Kristen y ya conoces a mi hermano Dylan.

— Hola Angie, es un placer conocerte -Kristen se acerca a Angie. Ella sonríe-.

— Lo mismo digo -asiente-.

— Bueno, sentémonos ya a la mesa -dice mi madre dando una palmada-.

Mi padre se sienta encabezando la mesa, a su lado mi madre. A su lado Kristen. Dylan encabeza el otro lado de la mesa. A su lado Angie. Y yo a su lado, teniendo a mi padre al otro lado.

Todos empezamos a comer. Yo estoy algo nervioso. No sé por qué. No les estoy presentando a Angie como mi novia, pero quiero que les caiga bien. Y seguro que lo hará, ella es perfecta.

— Dinos, Angie -mi madre se limpia la boca con una servilleta. Oh, no-. ¿Qué vas a hacer cuando seas mayor?

— No lo se -mi madre y mi padre se miran entre ellos-.

— ¿No lo sabes? -Angie niega con la cabeza-. ¿Estás estudiando?

— Estoy en el último año de carrera de arquitectura -me giro hacia ella sorprendido-.

— ¿Último año? -dice mi padre confundido. Angie asiente-. ¿Cuántos años tienes?

— Dieciocho. Pero me adelantaron dos cursos -wow-.

— Vaya, eso es increíble -concuerda mi madre-. ¿Y dónde fuiste a esquiar? -Angie me mira y regresa la vista a mi madre-.

— En Squaw Valley.

— ¿Fuiste con tu familia? -miro con los ojos abiertos a mi madre-.

— No tengo familia -dice sin mirarla-.

— Oh, lo siento -se disculpa-.

— Entonces, ¿vives sola? -cuestiona Kristen-.

— Sí.

— Oh, cielo. Puedes venir aquí siempre que quieras, ¿vale? -Angie frunce el ceño por como la ha llamado y asiente algo insegura-.

— Gracias, señora -dice con un toque de incomodidad en sus palabras-.

— Por favor, llámame Laura. Me haces sentir mayor -ríe. Ruedo los ojos ante eso. Angie asiente y no dice nada más-.

— Qué buena está la cena, mamá -digo rompiendo el silencio incómodo-.

— Gracias, hijo. ¿Te gusta, Angie? -ella asiente-. No sabía lo que te gustaba así que he hecho un poco de todo -ríe algo avergonzada-.

— No se preocupe, está todo buenísimo. Muchas gracias por invitarme -¿desde cuando Angie es tan educada? Mi madre sonríe agradecida-.

— No es nada, cielo. Gracias a ti por venir -Angie asiente-. Bueno, podéis ir al salón o donde queráis. Yo voy a recoger esto -mi madre se levanta y todos imitamos su acción-.

— Voy a llevar tu bolsa a mi habitación -le digo a Angie-.

— Vale. Yo voy a ayudar a tu madre a recoger -sonrío algo sorprendido-.

— No, Angie. No te molestes -la disculpa mi madre. Angie sonríe y me mira-.

— Ve -asiento y salgo de la cocina-.

Black Heart - [Matthew Espinosa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora