Compartiendo

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Estoy sentada en el camastro, contra la pared, viendo hacia la nada. En medio de la habitación hay un pequeño fuego que nos difunde algo de calor, a pesar de que hay más personas en esta habitación, se siente un poco de frío. Levanto la manga izquierda y me topo con el tatuaje. Peter.

Limpio la última lágrima y me acomodo para dormir. Ojalá pudiera. Ojalá pudiera dormir sin él a mi lado. "Vamos, Maud. Debes seguir adelante. Eres fuerte y esto no puede detenerte".

Escucho algunos murmullos, y eso sirve para adormecerme, pues al tratar de concentrarme en ellos, mi cerebro nota que está lo suficientemente cansado, como para seguir alerta. El ruido y la actividad, son el refugio de los afligidos y los culpables.

Despierto por ronroneos cercanos. Poco a poco se aclaran y son voces. La voz de Evelyn, y la de Tobias. El reflejo del sol entra por unas ventanas que están a mi derecha.

- Tu amiga acertó al decir que el mapa indicaba nuestros refugios. – dice, Evelyn. – Y, el gráfico, documenta a algunos cuantos refugiados. Y, apuesto a que quieres saber cuáles son.

- Solo dilo. – responde Tobias, hostil.

- A los divergentes. Todos esos números que se ven, son los divergentes que hay en cada refugio.

- ¿Cómo sabes quiénes son?

- Antes del ataque, parte de la ayuda abnegada consistía en examinar a los abandonados en busca de cierta anomalía genética. A veces, los exámenes consistían en volver a pasar por la prueba de aptitud. Otras veces, era complicado, pero nos explicaron que sospechaban que teníamos el mayor índice de población divergente.

- No lo entiendo.

- Está claro que los que no consiguen limitarse a una sola forma de pensar, tienen más probabilidades de abandonar una facción, o de fallar en su iniciación, ¿cierto?

- ¿Por qué te interesa saber cuántos divergentes hay?

- Los eruditos buscan mano de obra, y la han encontrado en Osadía, temporalmente. Ahora, buscan más y nosotros somos el lugar más obvio, a no ser que averigüen que tenemos más divergentes que nadie.

- Pero, ¿por qué les preocupaba tanto a los abnegados encontrar divergentes? Obviamente, no era para ayudar a Jeanine.

- Claro que no. Pero, me temo que no lo sé. Los abnegados no eran ese tipo de personas que están dispuestos a hablar más de lo que deben.

- Extraño. – dice Tobias. Sé que le ha intentado sacar la información sobre lo que escuchamos con Ariana, aquella plática entre Marcus y Johanna.

- Deberías preguntárselo a tu padre. Él fue quien me contó lo tuyo.

- ¿Qué mío?

- Sospechaba que eras divergente. Por eso... por eso creí que estarías mejor con él. – Tobias no dice nada. – Ya veo que debí equivocarme... ojalá...

- No te atrevas a disculparte. – la corta Tobias, con voz temblorosa. No puedo imaginar a Tobias llorando. Para mí, él es sinónimo de rudeza y pareciera un muro gigante y fuerte. – Esto no es una heridita que puedes curar con una o dos palabras y un abrazo.

- Está bien, no lo haré.

- ¿Para qué se están uniendo los Sin Facción?

- Queremos usurpar Erudición. Una vez que nos libremos de ellos, no habrá quién evite que nos hagamos del gobierno.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora