De regreso en Osadía

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La sangre que emana de su pecho, es más oscura de lo que conozco. Bajo mis brazos y le entrego el arma a Cuatro, que me mira como si hube cumplido con una difícil misión. En mi pecho, presiona algo y quema. Mis lágrimas son incontenibles.

Hay silencio en la sala, ellos solo me observan. Bajo mi mirada a los pies de Eric y creo que es tiempo de salir corriendo. Quiero salir corriendo.

- ¿A qué hora salimos? – pregunto, entre mi llanto.

- En 10 minutos. – me responde Tori, sonriendo.

- Yo... yo los alcanzo. – afirmo con mi cabeza. Veo por última vez el cuerpo de Eric y salgo corriendo de la sala.

Al abrir la puerta, me tropiezo con Jack Kang, junto a un grupo de veraces; entre ellos están mis padres. Lo que necesitaba. Jack termina de entrar a la sala y se fija en el cuerpo de Eric.

- ¿Qué han hecho? – pregunta, casi temblando del enojo. – Me acaban de informar que Eric desapareció de su habitación y, ahora...

- Él estaba bajo nuestra jurisdicción. – dice Tori. – Le dimos un juicio y lo ejecutamos. Deberías estar agradeciéndonos.

- ¿Por qué...? – el rostro de Jack empieza a tornarse rojo. – ¿Por qué debería estar agradeciéndoles?

- Porque ustedes también querían que fuese ejecutado, ¿cierto? – le dice Tobias. – Puesto que asesinó al niño. Bueno, nos hicimos cargo por ustedes. Y, ahora si nos disculpas... estamos yéndonos.

- ¿Qué? ¿Yéndose? Pero, no... ¡no puedo dejarlos hacer eso!

- Tú no nos dejas hacer nada. – reclama Tori. – Si no te haces a un lado, nos veremos forzados a caminar encima de ti, en vez de al lado tuyo.

- ¿No vinieron a buscar aliados? – pregunta Jack. – Si hacen esto, nos pondremos del lado de Erudición, se los prometo. Y, nunca encontrarán un aliado entre nosotros de nuevo, ustedes...

- Al diablo con tus amenazas. – le grita Ariana. – Somos osados, no necesitamos ningún aliado.

Todo el mundo grita, y empiezan a salir en tropel.

Mis padres y yo, nos hacemos a un lado, para que todos salgan de la sala. Mi madre me acaricia la mejilla, secándome las lágrimas.

- ¿Qué pasó, Maud? ¿Por qué estás llorando de esta manera?

- Mate a Eric. – suelto. – Fui yo quien lo ejecutó.

Ambos abren mucho sus ojos y sus bocas caen.

- Además, hay otra cosa que tienen qué saber. – les digo, viendo al suelo.

- ¿Qué es Maud? – me pregunta mi padre. Ya no siento que sea tan fácil como pensé.

- Estoy embarazada. – digo, con los ojos cerrados. – El padre era Eric. Lo aceptaba, pero también era responsable de sus acciones y accedió a que fuera yo la única que lo matara... es complicado cómo se dio todo en estos últimos días.

- Debes luchar por ese hijo que esperas. Como lo hizo tu madre. Ambos saldrán adelante. Ya cuando él nazca, esto habrá terminado.

- Eso espero. – sonrío, viéndolos con temor.

- Te hemos dicho que pase lo que pase, estamos orgullosos de ti. – dice mi padre, dándome su pañuelo. – Encontrarás consuelo pronto, ya lo verás.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora