Aclarando las cosas

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Subimos a la segunda planta, voy tomada de su mano. En medio de dos habitaciones, hay un cuarto de baño, empujo la puerta y es amplio. Abro la llave y conecto el grifo para que la tina se llene. Me siento en el borde de ésta, miro hacia el agua que se va acumulando. Arriba, colgada de un clavo, hay una pequeña malla que tiene el bote de shampú y una pastilla de jabón. Peter se sienta frente a mí, en el mismo borde de la bañera.

- ¿Quieres hablar? – me pregunta con cuidado, como si fuera algo que puede quebrarse en cualquier momento.

- ¿Quieres tomar un baño? – le respondo, levantando una ceja, en forma astuta.

- Claro. – me dice, sonriendo y acaricia mi mejilla.

Esperamos en silencio, hasta que la bañera está llena. Peter procede a quitarme las blusas, luego desabrocha mis vaqueros y lo baja junto con la ropa interior, tira la ropa a un lado, en el suelo y ahora yo le quito el chaleco de gabardina, y desabotono cuidadosamente su camisa, quedando su pecho pálido frente a mis ojos, resbalo la prenda por sus hombros y paso a sus pantalones. Quito el broche de su cinturón, y saco el botón de sus pantalones, los saco junto con su ropa interior, como él lo ha hecho conmigo. Él es el primero en entrar a la tina, y me ofrece una mano para que lo acompañe. Después, nos sentamos frente a frente, con las piernas entrelazadas. Me hundo en su mirada, en sus bellos ojos verdes. La mirada que necesité siempre, y que en un tiempo, la creía ausente, ahora la tengo frente a mí.

- ¿Por qué fuiste a Erudición? – le pregunto primero.

- Pensé que estando con Jeanine, descubriría sus planes contra ti, y que en algún momento yo podría evitar algo. El día que me viste en Verdad, planeaba quedarme ahí, pero... todo salió mal, y tuve que regresar a Erudición. Jeanine me tomó confianza y me escogió como guardia personal, después, escuché que iba a activar las simulaciones. Kang fue quien avisó, que se trasladaban a Osadía, y que habían matado a Eric. Entonces, fue cuando Jeanine aprovechó y activó las primeras simulaciones. De alguna manera, ella sabía que tú ibas a entregarte. Siempre te quiso, desde el principio, por tus Aptitudes. Para este punto, si yo sabía que ella te quería ahí, ya era tarde si me regresaba con los leales.

- Creo que te habrían matado, al querer regresar con los leales.

- Lo supuse. – sonríe. – Ahora tú, dime... ¿por qué fuiste a Erudición?

- Fueron muchas cosas. – digo, viendo hacia mis piernas. – Mientras estuve en Verdad con mis padres, me enteré que fui adoptada por ellos.

- ¿Qué? – me dice atónito. – Pero, si eres idéntica a tu madre, ¿cómo puede ser eso posible?

- En realidad, Cecile es mi tía. A mi verdadera madre, la mataron por ser divergente. Y, mi padre biológico, no tienen idea de quién fue... sólo saben que era un osado, y que cuando mi madre le dijo que estaba embarazada, la abandonó.

- Es por eso que eres muy buena osada.

- Probablemente. – digo, encogiéndome de hombros. – Tenía a mi madre biológica en mente, a Marlene que murió al tirarse de la azotea por la simulación y los otros dos niños que estaban por hacerlo, esa noche. los abnegados, Will... Dios, no podía dejar que eso siguiera. Y, si estaba en mis manos detener eso, ¿por qué no hacerlo?

- Hubieras dejado que alguien más lo hiciera.

- No. – sonrío. – Ahora entiendo que nadie debió hacerlo. No valía la pena.

- Me alegra que ahora lo sepas.

- Gracias a ti, estoy aquí. De lo contrario, John habría dejado que Jeanine me matara. Ese idiota le es fiel. – resoplo. – Se olvidó de todo el tiempo que estuvimos en la escuela.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora