*NARRA PETER*
Cuatro disimula muy bien el estar contento conmigo. Sé que no lo está. Le pegué a Ariana, nuevamente y he tratado de destruir el disco duro de la simulación. Sin embargo, Maud está realmente bien conmigo. No entiendo cómo esa mujer puede quererme de esta manera. Mientras todos me odian, ella me besa y me hace el hombre más feliz sobre la tierra. Aún no puedo creer lo que sucedió la noche pasada. Fue como un sueño hecho realidad.
Comemos esas hierbas extrañas y el pan que sabe a cloro, o... no sé, pero no es como el pan que solíamos comer en Osadía. O, como la tarta de chocolate. En fin, Cuatro me lanza una que otra mirada de reclamo y lo entiendo perfectamente. Es solo que no voy a disculparme, si es lo que él está esperando.
Maud le insiste a Cuatro sobre el jabón que usan aquí, no entiendo por qué. Quizás sea la aptitud para Erudición que tiene. Adoraba verla en la escuela, metida en libros y preocupada por sus calificaciones. Ojalá esos tiempos volvieran.
De pronto, alguien entra corriendo al comedor, al principio solo veo una melena rojiza, pero luego identifico que es Ariana, por los gritos.
- ¡Maud! ¡Maud! ¡Cuatro! - dice, y Maud se pone de pie para recibirla, finalmente se detiene en los brazos de ella. - Eruditos. - dice, a penas. Siento que me resbala hielo por la espalda.
- ¿Vienen? - pregunta Maud, descontrolada.
Ariana afirma con la cabeza. Vienen. No vienen por Tobias, ni por Ariana, o por mí... vienen por Maud. Y, quizás nos lleven con ella, pero sé que el peor destino espera por ella. Peor, si es a manos de Eric y de Jeanine.
- ¿Nos da tiempo de huir? - pregunta Cuatro.
- No lo creo. - responde ella.
Entonces, los Estirados de la mesa donde estamos, comienzan a prestarnos atención, al igual que toda la sala.
- ¿Por qué tenemos que huir? - pregunta una de ellos. Vaya, eso ha sido una pregunta estúpida. - Los cordiales han establecido que esto es un refugio, que no se permiten conflictos.
- ¿Realmente crees que a los eruditos les va a importar que esto sea un área "sin conflictos"? - suelta Maud, entrecerrando sus ojos. Está molesta, preocupada y nerviosa. Responde grosera y como toda una veraz, cuando se siente así. - Mataron a la mitad de tu facción, ¿confías en que se apiadarán de ésta? No seas ridícula.
- No podemos irnos. - digo, por fin, luego de admirar a esa Maud impulsiva. - No tenemos tiempo, nos verán.
- Tengo un arma. - contesta Cuatro, poniéndose de pie.
- ¡Espera! - le llama Maud, y extiende una mano hacia él. luego, muerde su labio y sus ojos se vuelven inquietos alrededor de la sala. - Disfraces. - dice. - ¡Todo el que tenga ropa gris, corra y que se la cambie por una de Cordialidad! Nosotros, tapemos tatuajes y perforaciones, lo más que podamos.
Salimos corriendo del comedor, inmediatamente después de que ella ha levantado la voz. Voy a sus espaldas; pienso en sus tatuajes de los brazos, tanto las llamas, como las iniciales en sus muñecas, y la palabra "ácido" que tiene en el derecho. Necesitará una camisa de mangas.
Maud entra a su habitación y yo a la mía. Tomo dos camisas de botones y maga larga. Yo, solo debo tapar mis brazos, así que esto es suficiente. Dejo una amarilla para ella. Salgo y cierro de golpe. Llamo a su puerta y ella abre, realmente nerviosa. Le ofrezco la camisa y ella la toma, me ve y me besa los labios, rápidamente. Luego, se voltea y toma una blusa, la rompe y se la enrolla en el cuello para tapar la flor.
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Una historia Insurgente
FanfictionVamos en el tren, camino a Cordialidad. Supongo que ahora no importa si soy “Maud la veraz”, o “Maud la osada”… soy Divergente, y no pertenezco a ninguna Facción. Soy libre y perseguida a la vez, con dieciséis años, soy toda una fugitiva. Dejo una g...