Camino a la oficina de Jeanine

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Voy en contra de mi voluntad, y siento que el piso es un pantano que me atrapa el pie con cada paso que sumerjo en la tierra húmeda, el pie me pesa demasiado. Hasta que finalmente llegamos a la Sala de Control A. Hay varias computadoras, Cara, Fernando y Marcus se ponen al frente de unas y marcan tantos dígitos que me marean. Sólo quiero salir de este lugar, para que los recuerdos se alejen de mi mente lo antes posible.

- ¿No te quedaron de lección las simulaciones, Maud? – dice una voz a nuestras espaldas.

- John. – dijo, volteándome. El tipo, trae una pistola.

- Vaya, vaya. – me contesta. – Pensé que serías un poco más inteligente como para no volver, porque te toparías con tu muerte. Ayudé a Peter, con la única condición de que no volverían, porque en ese caso yo mismo los mataría.

- ¿Tú también estás dispuesto a manchar tus manos de sangre, John? Tal como Jeanine... ¿qué tan inhumano puede llegar a ser el intelecto?

- No sé, dímelo tú... sé que has matado a mucha gente. Eric, entre ellos. ¿Cómo le has hecho, Maud? En la escuela no te atrevías a matar a una mosca, ¿no te da cargo de conciencia?

- Eso no te importa.

- Dime, ¿qué haces acá, creyéndote la heroína de nuevo?

- Estamos aquí para guardar los datos de Erudición que los Sin Facción quieren destruir. No creo que nos quieras detener.

- Oh, ¿en serio? – dice, sin una gota de interés. – No entiendo qué hace un estirado aquí, entonces. ¿No será que tratas de sacar algo que es más importante para él, que toda la información de Erudición?

- Tú lo sabes. – le digo, entrecerrando mis ojos. – Tú lo mencionaste un día antes de mi ejecución.

- Sí, pero preferí unirme a los hechos, no a las fantasías.

- Los hechos. – interviene Marcus. – Es que ella, está aterrorizada por la realidad y los abnegados no lo estamos. Y, tampoco los que ves aquí.

- ¿Ellos? No, ellos no saben en lo que se están metiendo. No saben qué es lo que quieres mostrarle a todo el mundo. ¡No saben que eso lo arruinará todo!

- Estamos aquí para servir a un propósito. – dice Marcus, alzando la voz. – Hemos completado nuestra misión, ¡y ya es momento de que hagamos lo que fuimos enviados a hacer! Maud es la primera que lo logra, ¿no?

John enmudece, pero parece dispuesto a defender el lado de Jeanine, y no ignora a lo que Marcus se refiere, ambos saben de lo que hablan, pero yo ya no quiero seguir hablando. La mirada de uno, está puesta en el otro, y yo aprovecho esa distracción para patear la muñeca de John y hago que suelte la pistola. La deslizo por el suelo y Peter la toma, apuntando a John.

- Peter, no... dispares. – dice John, despacio y levantando las manos.

- ¿Qué, si disparo? – pregunta Peter, encogiéndose de hombros y queriendo sonar despreocupado. – Sólo has hecho estorbo, como siempre. Incluso en la escuela.

- No encontrarán aquí, lo que están buscando. – traga saliva, viendo hacia Cara y Fernando. – No guardaría archivos tan importantes en computadoras públicas. Eso sería ilógico.

- ¿Así que no lo han destruido? – pregunta Marcus, sonriente.

- No cree en la destrucción de información, sólo en su contención. Además, faltó una simulación.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora