Sonrisas

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Juntos, los cuatro nos dirigimos a una de las casas. Uriah llama a la puerta y abre Tobias.

- El encargo ha llegado. – anuncia Uriah.

- Pasen. – dice, y se aleja de la puerta.

Con forme vamos entrando, oigo voces en la sala de estar, un coro de ellas con ocasionados estallidos de risa y una tenue melodía punteada en un banjo. Las voces, las risas, la música, dan vida dentro de estas paredes tan sombrías.

Me detengo en una de las paredes. Cinco personas se amontonan en un sofá de tres personas, jugando unas cartas que se suelen jugar en Verdad. Un hombre está sentado en el sillón, con una mujer en su regazo tomando una sopa enlatada. Todo es tan familiar. Tobias va a sentarse al suelo, apoyado en una mesa de café. Se ve tan relajado. Todos están cómodos, tal como los Sin Facción saben estar.

De pronto, una mujer se aclara la garganta.

- Todo mundo. – dice, cuando la ubico, veo que es Evelyn Johnson quien habla. – Ésta, es Maud Austin... creo que, es posible que hayan oído sobre ella.

- Y Peter, Uriah y Lynn. – aporta Tobias, para relajar la tensión que se ha formado en mi interior.

- ¿No se suponía que estabas muerta? – me pregunta uno de los hombres Sin Facción. Algunos de los presentes ríen y yo sólo logro sonreír, sin que los recuerdos me nublen el momento.

- Claro, lo que ves es sólo un efecto en la mente de todos ustedes. – digo, encogiéndome de hombros, y algunos ríen ante mi respuesta. Creo que sólo es amabilidad.

- Aunque, creo que no nos gusta darle a Jeanine Matthews lo que quiere. – llega diciendo Will, desde la cocina. Se limpia las manos con una toalla; está masticando algo y me sonríe.

- ¿Estás cocinando? – pregunto.

- Lo hice, y todos comieron. – contesta con orgullo.

- Espero que no mueran envenenados por tu culpa, los necesitamos a todos.

Will hace su cara de ofendido y mientras todos ríen, yo corro a abrazarlo. Sus mejillas han regresado a ese rosa pálido que siempre tuvo cuando estuvimos en Osadía. Lo suelto y acaricio sus mejillas.

- ¿Cómo estás? – me pregunta.

- Mejor. – contesto. Aunque, no puedo evitar sentir un nudo en la garganta por recordar a Will, lastimado y gritando. – ¿Tú?

- Mejor. – me dice, encogiéndose de hombros, pero sonriente. – No quiero que se te nuble el brillo de los ojos, ¿de acuerdo? Estás aquí, con nosotros, Peter y yo estamos vivos. Nadie ha sufrido las consecuencias.

No aún, pienso.

- Hola, buenos días. – saluda Ariana, atrás de Will.

- Hola. – le digo y nos abrazamos. Sin lágrimas.

- ¿Cómo estás?

- Bien.

- ¿Qué tal tu nuevo hogar?

- Bastante bien. ¿Qué pasó con Marcus?

- Oh, Evelyn casi lo arrastró por las calles de toda Abnegación y lo sacó del complejo. Le dijo que esa casa también era de ella y que era momento de tomarla. El idiota puso resistencia, pero ella pudo más.

- Me sorprende que no estés insultándola. – le digo, en voz baja.

- No tengo ánimos de pelear, esta vez. Ni con ella, menos con Tobias. No vale la pena, así que estoy tratando de guardar todo comentario para cuando su maravilloso plan, no funcione. – dice, sonriendo.

Una historia InsurgenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora