Estaba completamente sumiso del incidente, un policial limpiaba con asco mi espalda con una toalla húmeda, su mano temblaba y eso me causo ternura de cierta forma.
− Tapeme con esa toalla, tengo frío. −
Susurré y el policial parecía con miedo, de hecho, parecía que era nuevo en esto, pobre, ignoró mi comentario y siguió con su trabajo obligado. Llego otro señor de aspecto viejo y el novato escapó aprovechando que ya había seguridad para mi, de todas formas, no iba a escapar, detrás de ellos venían policiales armados, uno de ellos dejo su arma de lado para esposarme y el otro tomar la toalla sucia y lanzarla al asiento del auto.
− ¿Me llevaran a casa? −
Pregunté con una sonrisa humilde, el señor viejo pareció negar con un gesto, no sabía porque lo hacía.
− Te llevaremos de donde escapaste. Desquiciado.− Estoy seguro que estuvo a punto de escupirme, mi sonrisa se tornaba ladina, estaba acostumbrado al odio, me lo merecía.
− Gracias. −
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Carta de un Enfermo mental enamorado.
RomanceLuego de cinco años escondido en los más rurales lugares, Linek, dependiente de la esquizofrenia es encerrado por cadena perpetua en el hospital psiquiátrico de Países Bajos, donde paga la condena de asesinatos y torturas macabras bajo su enfermedad...