-¿Puedes al menos escucharme? - Preguntó en tono irónico, dejando a un lado su sonrisa de lujuria que se había formado al verlo tan nervioso, lo que fue inevitable no imaginar tenerlo acorralado con sus manos al cuello, por lo que trato de mantener su compostura, aunque las voces en su cabeza comenzaban a agudizarse y tapar sus oídos como si escuchara el eco del mar en ellos.
Samuel ya de pies decidió quedarse, teniendo en cuenta que trataba con un enfermo mental, alguien que no usaba el 100 por ciento de su coeficiente intelectual, o eso quería tener como gran punto para no caer en la curiosidad de conocerlo más fuera del ámbito psiquiatra, algo que había estado experimentando sin siquiera planteárselo.
-Ya he escapado de este lugar, no creas que no conozco el sistema, las personas.. - Su tono de voz comenzaba a sonar ronco y decidido. Era el momento exacto donde aquel extraño ente carcomía de su piel entrando en ella - Si me he mantenido aquí es por ti.. Y de escapar, puedo hacerlo.. - Una risa maniática y ladina se hizo presente al mismo tiempo que se arrinconaba a la pared. - Y si tu dices algo, puedo desollar tu deliciosa piel.. hacer que esos bellos ojos llenos de miedo exploten por la presión de mis manos, con tan solo imaginarlo.. Puedo sentirme bien.. -
El rostro de Samuel se había desfigurado en una mueca de susto inmediata, su pulso aceleró con solo entender esa amenaza ¡Todo era obvio! ¡Linek era un asesino! ¡Linek podía escapar si ya lo había hecho! Y lo peor.. Quizás cuantas veces utilizó esa amenaza contra sus proximas victimas que no cumplieron, simplemente, podía tener esa discapacidad, quizá era una moneda de dos caras, pero sabía lo que hacía ¡Porque ya lo había hecho! Sam simplemente tragó saliva a la vez que veía como Linek encogía todo su cuerpo y tosía con fuerza.
-Vete.. - Susurraba una y otra vez, a Samuel le temblaban las piernas, simplemente no podía dejar que un paciente fuese superior a él, su corazón por primera vez se hizo de hierro y corrió a la sala de enfermería preparando otra vez sedante.
Tanto había sido el nervio y el desorden en su mente, que olvidó por completo haber tenido un arma ya preparada en su bolsillo.
Se acercó en alerta al cuerpo frío de Linek, este estaba rígido y fue difícil bajar un poco la camiseta de fuerza dejando al descubierto el hombro del chico para lograr inyectar la Intramuscular.
Al momento en que se incó, la jeringa ya preparada antes cayó del bolsillo ajeno al estar vertical, pero como el suelo era acolchado, el sonido fue nulo.
Samuel sin saberlo ya había colaborado con una parte del plan. Y Linek fue el primero en darse cuenta, fingió un desmayo, cayendo encima de la jeringa solo para cubrirla y cerró los ojos antes de que el sedante hiciera efecto, había engañado a Sam, quien luego se retiró con el miedo en la garganta por lo que había dicho.
Estaba entre la espada y la pared ¿Realmente estaba atentando contra su vida si le decía a alguien? Aunque, ¿Qué más de castigo le podrían dar al asesino, si vivía cadena perpetua en un internado?
Fue inevitable no mirar hacia atrás y verlo dormido, pero por un momento sintió la mirada fija en su espalda.
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Carta de un Enfermo mental enamorado.
RomansaLuego de cinco años escondido en los más rurales lugares, Linek, dependiente de la esquizofrenia es encerrado por cadena perpetua en el hospital psiquiátrico de Países Bajos, donde paga la condena de asesinatos y torturas macabras bajo su enfermedad...