20. Mírame

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- ¿Qué te dicen? - Sam rompió el silencio, estaba sentado frente a Linek ahora libre, quien con sus manos dibujaba figuras extrañas en el aire, perdiendo el contacto entre sus dedos, Sam sólo lo observaba, tardaba en responder y Sam tampoco era impaciente menos con víctimas así, esperaba con tranquilidad la respuesta de ese rubio platinado. Quien ahora inhalaba con suavidad el aire sofocante del lugar. -Ellos quieren que me deshaga de quienes me quieren ayudar, no quieren alejarse de mi. -

Apareció.

- E-ellos quieren .. Ellos quieren..- Linek trató de continuar, su respiración se hizo pesada y sus ojos se fijaron en la pared blanca donde estaba él, sus brazos cruzados pidiendo explicaciones, amenazando al inocente con la mirada rojiza y cafecina que se hacía destacar. Linek cerró los ojos con fuerza y mordió sus mejillas por dentro de su boca, resistiendo la impotencia de gritar.

- ¿Qué quieren Linek? ¿Qué es lo que quieren? - Sam se alejó un paso por precaución y preparó la jeringa que traía la sustancia tranquilizante lista para ser usada. Pues Li, ya estaba agitado, sobresaltado. Apretaba con sus manos huesudas los posabrazos del asiento manteniendo su expresión de miedo y ansiosa.

-Dile que se vaya.. - Rogaba el platinado, abriendo uno de sus ojos para mirar a Sam ya de pies y lejos de él, no quería que actuará así, no quería que se alejara de él, pero Sam parecía mantener su compostura de Psiquiatra, como era lo debido, este además parecía ignorar su favor.

-Dime que quieren Linek ¿Quieren que te deshagas de m-.. -

- ¡DILE QUE SE VAYA POR FAVOR! - Gritó ahogando un chillido agudo, sus manos ahora se iban a su cabeza como si esta fuera a caerse, su cuerpo se encogía en la silla queriendo estar aliado de todo.
Sam, por su parte, reaccionó de inmediato y volteó a ver la pared vacía donde la víctima observó asustado tanto rato, no tuvo otra opción que fingir discutir con un ser imaginario. -¡Vete! ¡Dejalo en paz! ¡Está hablando conmigo! - Le gritó a la pared, con la esperanza de que Linek imaginara que ese ser se esfumará gracias a sus palabras.

Linek lentamente levantaba el rostro mirando la pared ahora vacía.

Se había ido.

Los sollozos ahogados de Li parecían aún así cesar como una ansiedad pura, pero aun así se veía más tranquilo que antes, Sam volteó por fin viendo al chico mucho más relajado, ignorando el llanto del pobre, decidió acercarse y apenas lo hizo, Linek se le lanzó encima cayendo ambos al suelo, Sam pensó que era un ataque peligroso, incluso había tratado de sacudirse para soltarlo y colar su mano por su bolsillo en busca de la inyección, pero al darse cuenta de que nada era así, dejó caer sus brazos totalmente relajado, el miedo lo había consumido.

Linek se lanzó únicamente para recibir una muestra de cariño, Sam era la primera persona que alejaba ese ser horrendo que colapsaba su mente inocente, abrazó al joven psiquiatra con fuerza, sus brazos lograban enredar el torso contrario a pesar de que sus manos y brazos eran doblados y apretados por la fuerza del cuerpo a quien se aferraba.

Linek se sintió querido sin que ese hombre que lo salvó se lo dijera ni lo demostrara.


Carta de un Enfermo mental enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora