Capítulo XXXII

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Al salir de aquella clínica, en silla de ruedas por cierto... Christin y Carlotta me llevaron hasta mi departamento.

Ya era tarde, por lo que le pedí a mi asistente que se fuera a casa y que se encargara de enviar mi camioneta hasta aquí mañana y también que me trajera el trabajo a casa.

Mi prima había decidido quedarse ya que yo solo podía levantarme de la cama para ir al baño. Necesitaba cuidados...

Le dije que podía contratar una enfermera, pero ella insistió que me cuidaría.

Esa noche no había podido dormir nada, mi cabeza solo podía pensar en qué hacer.

Tenía un gran problema ahora, y aparte un bebé en mi vientre, precisamente del hombre que ya no estaba... Del que prefirió emprender su camino lejos de mí.

Pero algo si tenía claro, tenia dentro de mí había un fruto. Un fruto hecho con amor a pesar de ser inesperado.

Sentía que lo amaba como nada en el mundo. Ahora ese bebe sería mi fuerza y mi razón de vida. El hombre que amaba se había ido pero había dejado conmigo parte él.

Carlotta parecía que había obviado el tema... Imagino que era para tratar de no preocuparme.

No sabía la razón, pero a pesar de todo lo que estaba pasando, no había botado una lágrima más. Muy en el fondo sentía una ilusión por tener este o esta bebé.

La verdad no tendría que preocuparme por él qué dirán. Mi vida era solamente mía y a decir verdad tenía todos los recursos y estabilidad para tener un hijo y darle todo lo que quisiera.

El problema estaba en que ese bebe no podría estar con su papá a un lado, y ahí debía debatirme en si buscar a Jake y contarle para que se viera en la obligación de volver o simplemente no decir nada y tener a mi hijo sola. La verdad no quería que Jake volviera a mí como una obligación o un compromiso por mi embarazo.

Tratando de analizar la situación me quedé dormida y no supe en qué momento.

Eran alrededor de las ocho de la mañana cuando unas voces fuera de la habitación me despertaron, fue cuando decidí levantarme e ir al baño.

Lavé mi cara, mis dientes y traté de arreglar un poco mi cabello. También había notado que ya no tenía sangrado.

Tomé mi bata y salí por el pasillo hasta la sala encontrándome con Carlotta, Christin y otra chica de aproximadamente la misma edad de ellas, pero ésta llevaba un uniforme como el que llevan las domésticas.

-¿Brittany qué haces levantada?- se apresuró a decir Carlotta

-Solo quiero sentarme en mi sala ¿Puedo?- dije irritada

-No debes estar caminando por toda la casa-

-Lo sé Carlotta, cálmate, ya me estoy sentando-

-Buen día Señorita Brittany, ¿Cómo se siente esta mañana?- habló mi asistente

-Estoy un poco mejor Chris, gracias- dije mientras me acomodaba en mi sofá

-Le presento a Elena- dijo señalándome a la chica cabello rojizo

-Me tomé la libertad de llamar a una agencia de domésticas especializadas. Para que ahora se encargue de sus necesidades. Comida, ropa, compras y otras cosas que usted necesite- dijo y la chica se apresuró a extenderme la mano

-Mucho gusto Elena- dije dándole la mano

-He de suponer que Carlotta te dijo que con ella moriría de hambre- dije.

HOY ERES MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora