Capítulo XL

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James y yo nos habíamos quedados dormidos esa madrugada luego de haber tenido sexo.

El día siguiente le había pedido que me llevara hasta casa, Necesitaba estar sola... Necesitaba pensar.

Había pasado bastante tiempo ya, Alessandro tenía 34 semanas en mi vientre, faltaba poco para su llegada.

Me encontraba sentada al ventanal de mi departamento ante un atardecer hermoso cuanto tomé papel y lápiz. Había decidido escribir...

"Sentada en el ventanal de mi casa que da justo al atardecer más hermoso y profundo que he podido contemplar en años.

Podría decir que es un atardecer más, pero es un atardecer perfecto...

Viendo sus hermosos degrades de rosados, azules y un tanto de amarillos, me sumerjo en mis pensamientos.

Me imagino en compañía de esa persona a la que en algún momento amé y todavía sigo amando...
Imagino que estoy sentada a su lado, abrazada a su cuerpo...Entre sus brazos... Sintiéndome totalmente segura.

Sé que en sus brazos nada puede pasarme o hacerme daño.

Me siento caliente, su abrazo me da calor. Él y yo somos solo uno, observando los hermosos crepúsculos.

Dirijo mi rostro en dirección a sus ojos... Esos ojos que al mirarlos me dicen "Eres mi todo, nunca te dejaré".
Arrastro mi vista hasta sus labios, no puedo resistirme y lo beso. Siento la suavidad de sus labios en mí.
Es el roce más fino que antes pude haber sentido.

Ese beso me hace sentir segura, me hace pensar que solo existimos él y yo para amarnos. Pero, de pronto choco con la realidad. Comienzo a alejarme de sus labios, su abrazo desaparece y junto con él su calor que es reemplazado por una fría briza.
Comienzo a sentirme sola e insegura. Él ya no está.
Siento como la oscuridad y el frio me abrazan ahora.

Abro mis ojos y estoy allí... Sola...Sentada en el mismo sitio.

¡Ya es de noche!

Ahora me doy cuenta que solo fue mi imaginación, quizá pensamientos nacidos porque aún lo amo y es hoy cuando aún más lo extraño.

Ahora solo cuento con la soledad.
Él ya tiene con quien ver los hermosos atardeceres.
Yo también, pero nada es igual..."

El sonido de mi móvil me hizo soltar el lápiz... Era Carlotta.

-Hola Carlotta- dije con voz cansada

-Hola prima, paso por ti en una hora- dijo

-¡No! Puedo manejar, quiero ir por mis propios medios- dije algo obstinada.

-Bueno, está bien. Supongo que no podré convencerte-

-No, no podrás- le respondí.

-Nos vemos en una hora en la casa de James-

Nos despedimos y colgamos.

Hoy era mi cumpleaños.

James había decidido hacer una cena para mí, por lo que tuve que aceptar su gesto.

La verdad yo no tenía ganas algunas de celebrar. Pero de solo pensar en cómo se pondrían si les impedía hacer algo, doblegué mi mal humor y decidí complacerlos.

HOY ERES MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora