Capítulo I

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Entré a mi departamento, dejé las llaves en el sofá, quité mi abrigo y busqué el móvil en mi bolsa.
Escribí un texto a la persona que había tenido en mi mente mientras conducía a casa...

-Buenas noches, ¿qué haces en estos momentos?- Esperé respuesta y en menos de un minuto la tenía.

-Estoy en casa terminando algunas cosas y junto con ello, ¡te pensaba!-

Cerré mis ojos e imaginé todo lo que quería hacer con él. Esa noche lo necesitaba, necesitaba olvidarme de ese asqueroso día.

-Igual yo. ¡Te espero en mi departamento!-

La respuesta llegó al instante.

-Estaré ahí en treinta minutos-

-Perfecto, aquí te espero. Avísame al estar cerca-

-Ok. Espérame como solo tú sabes hacerlo-

Sonreí al leer la respuesta y caminé hasta mi habitación.
Coloqué el móvil en el cimiento del baño, quité las prendas que cubrían mi cuerpo, amarré mi cabello en una coleta, abrí la ducha y me perdí en ella.

Coloqué mi crema preferida en todo mi cuerpo y fui directo al vestidor. Busqué en uno de los cajones donde estaba la lencería, escogí un conjunto de sujetador con encaje, el cual hacía juego con una panty negra (resaltaba mi color blanco pálido).

Añadí también unas medias negras que tenían casualmente, el mismo encaje.

Me sentía realmente sexy para mi invitado.

Decidí colocarme unos zapatos de tacón negro, y por encima una transparentosa bata negra que llegaba hasta el largo de mis tacones.

Solté mi cabello que daba hasta mi cintura, coloqué un cálido maquillaje en mi rostro, vi mi reflejo en el espejo y sabía... sabía que estaba simplemente perfecta para él.

El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos...

-Estoy cerca, en cinco minutos estaré contigo-

Y rápidamente tecleé...

-Estoy ansiosa-

Bloqueé mi móvil y fui hasta la cocina, busqué dos copas y una botella de Tinto, la descorché y la coloqué sobre la mesa de la sala de estar. Al momento sonó el teléfono intercomunicador.

-Señorita Minner, le ha llegado una visita- dijo Pitter, el portero.

-Déjalo seguir- dije casi atropellando sus palabras.

Caminé hasta la puerta esperando escuchar el timbre, el cual no tardó en hacerlo.
Abrí la puerta y ahí estaba él... Alto, con su cuerpo bien trabajado como siempre. Cabello negro algo revuelto, vestido con jeans ajustados y una camisa que hacía resaltar sus músculos.

Nuestras miradas se conectaron y al instante él supo que yo lo necesitaba.

Su mirada me recorrió entera, tanto que sentía mi cuerpo hormiguear de pies a cabeza.

Di un paso atrás para dejarlo entrar.

-Adelante- fue lo único que dije caminando hacia la puerta.

Sin decir nada más, la cerré y al instante lo tenía junto a mi espalda, empujándome hasta la puerta. Mis manos quedaron apoyadas en ella, sentía su respiración en mi cuello, sus manos en mi cadera; apartando mi cabello hacia un lado... Y dejando un beso en mi cuello, me susurró al oído...

-Relájate-

Caminó hasta el estar dejándome ahí plantada, y yo aún inmóvil logré ordenar a mis piernas para andar hasta la mesa y servir dos copas de vino.

HOY ERES MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora