Capítulo 05.

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Stella PDV.

El aroma a lavanda entreverado con el típico aroma de los hospitales inunda mis fosas nasales, y no es para nada agradable. Es una mezcla bastante rara y que no huele muy bien.

Miro con repugnancia la sala de espera del hospital. No es que sea uno de mala calidad que tiene las paredes a punto de caerse, no, es muy lujoso. Hace ya tres horas que estoy en esta sala, esperando a que algún médico me dé noticias de como está Justin.

Cuando un hombre de baja estatura, un poco gordo y con una bata blanca, me pongo de pie para llamar su atención pero esto no fue necesario ya que se para frente a mi. Al parecer ya tendré noticias de Justin.

—¿Cómo está Justin? —pregunto mirándolo fijo, buscando algún signo de nerviosismo. Porque los médicos muchas veces mienten, pueden decir que un paciente está bien pero no te dejan verlo porque en realidad están súper mal.

—El señor Bieber está bien, por suerte sólo fue un desmayo, provocado por las bajas temperaturas —hace una mueca. Bieber... Así que ese es el apellido de Justin. Justin Bieber; que lindo nombre—. Se le recomienda reposo absoluto, que se alimente bien y que no se someta al frío, así que ya vamos a llamar a un centro de alojamiento. Usted ya es libre de irse señorita Winston —me sonríe.

—Él no se irá a un centro de alojamiento, él irá conmigo a mi apartamento.

El médico parece sorprenderse por mi tono rudo, pero no dice nada. Está loco si piensa que dejaré que se lleven a Justin a uno de esos centros en los que te tratan para la mierda. Yo no tengo problema en que se quede en mi casa y a él le conviene. Además, Jazmyn terminará igual, o peor, que él si sigue viviendo en situación de calle. Les brindaré techo, comida y cariño hasta que ellos se estabilicen y puedan tener su propia casa.

—¿Quiere pasar a verlo? —muevo mi cabeza, indicándole que si, que quiero verlo—. Sígame.

Comienza a caminar y yo le sigo, en silencio. Silencio porque no tengo nada que decirle a ese médico ni tampoco quiero hablarle. Caminamos por un par de pasillos hasta que se para frente a una elegante puerta marrón. Me mira y se va, sin decir absolutamente nada. Suspiro antes de entrar a la habitación, donde lo veo a él. Donde veo a un Justin confundido que mira todo con miedo.

Su mirada se posa en mí y siento un escalofrío recorrerme el cuerpo entero, no sé porque. A paso lento y nervioso me adentro más en la habitación, acercándome a la cama en la que Justin reposa.

—¿Dónde está mi hermana? —su voz sale bastante ronca.

—Jazmyn está en mi casa, no la he traído conmigo porque seguramente se la llevarían a algún orfanato —hago una mueca.

Él se queda en silencio. Miro su sucio cabello castaño y veo una pelusa blanca entre uno de sus mechones. Llevo mi mano y se la quito, en un movimiento lento, bajo su atenta mirada.

—Irás a mi casa, no acepto un no como respuesta. La situación en la que tú y Jazmyn están no es para nada linda. Los cuidaré, lo prometo.

—Somos totalmente desconocidos —su ceño se frunce.

—Lo sé, pero algo me dice que debo cuidar de ustedes. Tengo ese sentimiento de protegerlos. Somos desconocidos, por ahora —murmuro, nerviosa.

Suspira y sin decir nada; me abraza. Sorprendida, le devuelvo el abrazo. Este es el inicio de una buena amistad... O de algo más.


N/A; Perdón por desaparecer sin decir nada, bc bue. ¡Espero que les guste!



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