Capítulo 01.

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Stella PDV.

Las puertas del ascensor se abren y rápidamente salgo de la caja metálica. El repiqueteo de mis tacones hacen eco a medida que voy caminando hacia mi puesto de trabajo. Varias miradas de desaprobación se posan en mi, ya es algo normal, para mi, que me miren así. Cada vez que hago llego tarde lo hacen y comienzan a crear chismes falsos de la razón por la cual el jefe no me hecha, ya que prácticamente llego dos o tres días tarde por semana. Pero trabajo excelente, así que no me pueden echar por un par de llegadas tardes cada semana, en realidad, si puede, pero supongo que mi jefe está satisfecho con mi trabajo, además de que es amigo de mi padre, quien es socio de la empresa, así que supongo que mi puesto de trabajo está asegurado por eso. Y aunque no me gusta que sea de esa manera, una parte de mi lo agradece, porque realmente me cuesta levantarme temprano. Sé que es algo muy irresponsable de mi parte, pero aún estoy en proceso de adaptación, hace dos meses que he comenzado a trabajar y hace un año que no hago nada de nada, ya que me he tomado un año sabático luego de graduarme.

Suspiro mientras me siento en la silla que está detrás de mi escritorio. Odio que me observen mientras hablan mierdas sobre mi persona. Son tan hipócritas que no me faltan las ganas de darles la cabeza contra la pared.

—¡Stella! —Harry, el único de aquí con el que me hablo, se acerca a mí y me da un mini abrazo, ya que tiene unas carpetas en su mano.

—¿Qué tal todo? —sonrío.

—Hay noticias —sube y baja sus cejas, repetidas veces.

Harry es el típico chico gay que hay en toda oficina. Él está todo el tiempo pendiente de las estupideces que inventan cada día o de los chismes confirmados, para luego venir a contarme todo. Desde que he comenzado a trabajar aquí, él es el único que me ha tratado como alguien normal y no como la hija del socio más importante de la empresa. Si hay alguien por quien pongo cuerpo y alma en fuego es por Harry, es mi único amigo dentro y fuera de la empresa.

—¿Qué están inventando ahora? —suspiro mientras prendo el computador y preparo todas las carpetas en las que tengo que poner algunos contratos que debo imprimar.

—Están diciendo que el jefe te ha dejado embarazada y que por eso no te despide —pone sus ojos verdes en blanco.

Suelto una gran carcajada y niego. En este lugar son todos tan hipócritas, chismosos e insoportables. Tengo tantas ganas de mandar a todos a la mierda. Tienen que conseguirse una vida, a ver si así dejan de inventar cosas que no son.

—Esa gente debe dejar de andar diciendo estupideces y que se pongan a mejorar su trabajo o a hacer oficios —niego.

—Lo más gracioso es que al parecer no sé dan cuenta de que él señor Tomlinson es homosexual —vuelve a poner sus ojos en blanco—. O simplemente no lo quieren aceptar —frunce el ceño. Estoy segura de que su mente está pensando en alguna cosa importante—. Nos vemos a la hora del almuerzo, rubia —se voltea, aun con él ceño fruncido, y comienza a caminar hacia su escritorio, murmurando cosas para si mismo.

Suelto una risita y fijo mi vista en la pantalla del computador frente a mí, comenzando a imprimir los contratos que necesito llevarle al señor Tomlinson. Miro a mi alrededor, todos los que hace minutos me miraban mientras que hablaban mierda sobre mi, ahora están haciendo su trabajo, como debe ser.

Luego de más de una hora, las carpetas ya están listas y yo me encuentro de pie frente a la puerta de la oficina del señor Tomlinson. Doy un par de golpes, suaves, con mis nudillos e inmediatamente se oye el típico "Adelante" de Louis.

—Aquí tienes todos los contratos pendientes, si quieres agregar o quitar algo, lo anotas y yo lo soluciono —hablo mientras voy dejando las carpetas encima de su escritorio.

—Muchas gracias, Stella —me sonríe—. Debemos hablar sobre algo.

Me siento en la silla que está frente a su escritorio y le miro expectante, esperando a que comience a hablar. Aunque tengo la leve sospecha de que me hablará sobre mis llegadas tarde.

—Stella, eres excelente en tu trabajo, realmente nunca podría encontrar a alguien que sea tan buena como tú, pero debes comenzar a llegar más temprano, enserio, tu padre se vuelve loco porque llegas tarde y dice que debo ponerte límites o amenazarte con tu trabajo para que seas más responsable. Yo sé que si te pido que comiences a llegar temprano, lo harás, sé que no es necesario hacer todas las cosas que tu padre dice que haga. Así que... Stella, por favor, has el esfuerzo de madrugar y comienza a llegar temprano, ¿si?

—Tranquilo, a partir de mañana comenzaré a llegar temprano. No quiero perder mi trabajo —hago una mueca.

Y lo digo enserio, no quiero ni puedo perder mi trabajo. Porque si yo pierdo mi trabajo, tengo que volver a la casa de mis padres y tengo que hacerme cargo de la empresa de mi padre. ¿Por qué? Porque soy hija única, bueno, hasta ahora, porque mamá está embarazada, pero de todas formas soy yo quien debe hacerse cargo de la empresa y sacarla adelante. Algo que no quiero hacer, porque quiero salir adelante por mí misma.

Y si quiero lograrlo, tengo que tener mi propio dinero, pero para tener mi propio dinero debo trabajar. Pero eso no importa, lo que importa es que a partir de ahora me voy a tomar las cosas enserio si se trata de mi trabajo, pase lo que pase.


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¡Espero que les guste!




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