—Es ahí —señala Ana—. Los mejores helados de todo el puto mundo los venden en ese local —sonríe la hermosa joven, olvidándose por completo que es su jefe con quien está hablando.
Justin sonríe de lado, satisfecho de que Ana olvide un poco la relación jefe-empleada que hay entre ellos y que se muestre natural ante él.
Desde el momento en el que el oji-miel ha puesto su vista en la hermosa Ana, cuando llegaron a la estancia y ella fue a ofrecer su ayuda con las maletas, él no puede dejar de pensar en la chica, no se la puede quitar de la mente. Y eso le da miedo, porque es exactamente lo que le pasa en el momento que conoce a Stella.
—¿Cuántos años tienes, Ana? —pregunta Justin, realmente interesado.
—Veintitrés, ¿y tú?
La sonrisa de Justin se ensancha cuando oye que ella lo tutea y no lo trata de usted, por alguna razón le gusta que ella le trate de esa manera.
—Veintinueve.
Al entrar a la heladería, un ambiente muy familiar los rodea, ya que el local es lo ideal para pasar tiempo en familia, tal y como lo hacen algunas. Eso revuelve, un poco, el interior de Justin, porque él sabe que está dejando de lado a su familia solo para pasar tiempo a solas con Ana, a pesar de que el helado es para Stella.
—Ana —una señora baja y varios años mayor que ellos se les acerca para poder abrazar a la castaña—, que lindo es verte por aquí —sonríe, hasta que sus ojos conectan con los de el oji-miel—. ¿Quién es éste apuesto muchacho? ¿Acaso es tu novio?
La muchacha queda roja como un tomate, mirando hacia cualquier lado menos a Justin. El chico es muy apuesto, sí, y Ana mentiría si dijese que no le tiene ganas, pero es algo que debe de guardarse para ella, porque él es su jefe, tiene familia y ella, bueno, es una simple chica.
—No, Berta, no somos novios ni nada parecido —murmura la castaña—. Él es mi jefe —aclara.
—Eso no impide que algo pueda pasar entre ustedes —sube y baja sus cejas, repetidamente.
—Tiene familia, incluso su novia está embarazada —Ana hace una mueca.
Berta entiende la situación y mira a la castaña para darle una sonrisa alentadora, antes de volver a su puesto de trabajo: detrás del mostrador de helados.
—Un litro de menta granizada, para llevar —pide Justin, amable.
Berta sonríe y rápidamente comienza a colocar helado dentro de el recipiente de un litro, mirando, de vez en cuando, a base personas que están frente a ella.
Silencio incómodo. En eso se basa el resto del viaje y hasta que llegan a la estancia, donde Justin estaciona el auto. Ana suelta un gran suspiro al intentar abrir la puerta del auto y notar que el oji-miel ha trancado las puertas.
—Te veo en el establo, en media hora —habla fuerte y claro, asegurándose de que la chica le oiga.
La castaña sonríe, fascinada e intrigada por ese encuentro, antes de bajar del auto, dejando atrás a un Justin bastante confundido pero ansioso a la vez.
¡¡Espero que les guste!!
Je, yo sé que me aman, ahr.
No olviden pasarse por "Abusive Girfriend", ¡¡POR FAVOR!!
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Stay with me → j.b
Fiksi PenggemarNo copias. No adaptaciones. Idea por: @DaJustxnBody Portada por: @IWillBeOLLG ¡Muchas gracias nena!