X. Nico

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El perro desapareció detrás de la colina mestiza. Nico estaba subiendo cuando vio al dragón volando por los aires. El dragón iba rodando ladera abajo, arrollando a los campistas. Ese maldito perro pagara por hacerle daño a su hogar. Pero Nico no sabía de la sorpresa que le esperaba.

En la cima, pudo ver al perro ladera abajo, explotando, literal. Los restos del can eran polvo dorado y un par de flechas manchadas de sangre. 

Se hallaba una chica. Jamás la había visto antes. Supuso que era la muchacha que todo el mundo comentaba, porque a) acaba de vencer a un monstruo sola, y b) era bellísima. Su cabello era de un hermoso castaño, cubierto por mechones rubios. La ropa le quedaba muy bien, a pesar de ser un pantalón hecho jirones y un simple suéter rosado. Cuando bajo más, la vio más hermosa: de unos hermosos ojos ámbar, facciones tiernas y una nariz chata. Era la chica más guapa de todas.

-Este...yo...- trató de hablarle, pero no sabía que decir.

Y entonces, se escuchó el rugido de otro monstruo. Nico sacó su espada y cubrió a la chica. Sentía que debía protegerla. 

De los árboles, emergió una gigantesca cabeza de serpiente en la copa de un árbol. Era roja, de ojos amarillos y asesinos. No paraba de sacar la lengua y escupir veneno. Esa serpiente le recordó a ese reptil gigantesco que se habían enfrentado en Nueva York, en la Guerra contra los Titanes; en ese caso, iban a necesitar a una hija de Ares. Pero se sorprendió al ver una cabeza idéntica saliendo de otra parte. Ambas vieron a Nico y salieron a exhibirse. 

Nico desconocía esa clase de monstruo. Ni si quiera sabía si lo había leído o si siquiera estaba en los libros. No lo podía creer. Las cabezas pertenecían a un mismo cuerpo, compartiendo el mismo cuello. Parecía una gigantesca herradura con patas, con más de diez metros. Era fea, hecha para reírse, pero a Nico no le dieron tantas ganas de reír .

-¡Corre!

Nico jaló del suéter a la chica hacia el campamento. Esperaba que la barrera de protección ayudara. En la cima, varios campistas estaban con lanzas listas. Todos se asustaron al ver a la serpiente persiguiéndolos.

Estaban a medio camino cuando la chica le empujó a Nico gritando:

-¡Cuidado!

Una cabeza pasó entre los dos, intentando morderlos. Rodó colina abajo, alejándose de la serpiente-fenómeno. Al fin, cuando paro de rodar, se levantó lo más rápido posible. Se dio cuenta que la serpiente se enfrentaba a un grupo pequeño de campistas: Clarisse, Jason y Piper. Jason no paraban de lanzarle rayos. Piper se fue a ayudar a la chica; la tiraba del brazo, pero no se levantaba. 

Nico temía a que la serpiente le mordiera, y que por su culpa, ahora este herida.

De pronto, Nico vio algo volando por los aires. Era una mancha negra con alas. Estaba lejos, pero estaba acercándose. Pensó que era un pegaso o una águila. Dio un par de vueltas alrededor de la pelea, y se dio cuenta que era un hombre: llevaba unos jeans negros y una camisa gris. Estaba sucio. No pudo verle la cara. Parecía un ángel oscuro mendigando. Algo le decía que no estaba allí por casualidad. 

Buscó su espada desesperadamente. Se le había caído al rodar. El tipo alado iba descendiendo en círculos. La serpiente ya había lanzado lejos a Jason e iba tras las chicas. A Clarisse se le había perdido su lanza, así que no paraba de lanzarle rocas e insultarle. La serpiente la ignoraba. Piper arrastro a la chica, que estaba inconsciente. 

Nico por fin encontró su espada, a unos metros de él. La recogió y se lanzó al ataque. Saltó por detrás de la serpiente y le clavó su espada hasta el mango. El monstruo rugió del dolor. No paraba de chillar. Una de las cabezas giró para comérselo, pero Nico saltó a un costado. La bestia iba retrocediendo, dando tumbos y gritando al cielo. 

Los campistas vitoreaban a Nico. Y la chica que Piper cargaba parecía estar recuperando el conocimiento. Estaba contento con el resultado. 

Cuando se dio la vuelta, un bate de béisbol le dio contra la cabeza. Cayó al piso. Todo fue rojo y estrellas moradas. Y escuchó un grito. Cuando se dio la vuelta, el sujeto alado estaba huyendo con Piper en sus brazos.

-¡Piper!-gritó Jason mientras corría hacia ella.

Y por sorpresa, la serpiente envistió contra él. Nico trató de ir al rescate, pero una cabeza lo empujó contra Clarisse. Terminó en un nudo de brazos y piernas.

-¡Quítate de encima!- le gruñía ella.

Nico vio como la boca de una serpiente se abría más de las posibilidades físicas, goteando de sus afilados dientes gotas de veneno. Parecía el fin.

Un estallido de luz pasó a un costado de la serpiente y la destruyó. Nico supuso que se haría polvo como los otros monstruos. Esta vez fue la excepción. Miles de pedazos de carne morada volaron por todo el campo. Nico quedó bañado en un líquido verde, igual de los demás. El lugar apestaba. 

La única que parecía estar limpia era la chica nueva. Su ropa estaba impecable. Se agarraba fuerte el brazo, sobre la herida que sangraba.


La chica de dos mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora