XI. Carter

220 25 0
                                    

A Carter no le agradaban los libros que estaba leyendo. Le espantaba la idea de estas criaturas mitológicas. O sea, ya se había enfrentado a michas cosas peligrosas, pero esto era una nueva categoría. Hiedras, minotauros, gorgonas... Era un nuevo mundo para él. 

Se escucharon las pisadas de alguien entrando a la biblioteca. Cleo se acercó a la mesa donde estaba Carter.

-¿Qué haces tan temprano aquí, Carter? ¿No deberías estar en la enfermería? ¿Y estos libros?

Levantó uno titulado "Mitos griegos" y le dio una ojeada.

-¿Por qué lees esto?

-Estoy...ocupado.

Un shabti pequeño de un solo brazo subió a la mesa, cargando otro libro.

-Gracias- le agradeció Carter mientras lo tomaba. 

Cuando lo hizo, el muñeco de arcilla de quedó inmóvil.

-¿Qué te pasa?-insistió Cleo. -¿Por qué estás tan obsesionado con...

Se interrumpió cuando vio en el libro una imagen de un perro de dos cabezas, con ojos asesinos y dientes filudos: Ortro.

-No puedo dejar que vuelva a pasar lo de anoche- dijo Carter con voz áspera. -Les fallé ayer: a Sadie, a Walt... incluso dejé que esa chica se cayera al vacío. No puedo perdonarme. Fue mi culpa.

-No es cierto- dijo Cleo mientras le frotaba el hombro. -No sabías mucho de esa cosa...

-Exacto- lo interrumpió Carter. -No me puedo enfrentar así a cualquier cosa. Fui un estúpido. Ni si quiera mi khopesh sirvió: ni un rasguño tuvo ese maldito perro. Si no fuera por Walt...hubiéramos estado perdidos.

A Carter le dolía mencionar su nombre. No podía creer que halla perdido a su amigo, al novio de su hermana. Sadie debió estar molesto con él. No hizo nada cuando esas cosas aladas lo llevaron adentro del teatro. Se olvidó de él cuando huían. Le daba vergüenza. Se sentía culpable.

-Debo seguir investigando- prosiguió. 

Le costaba hablar, como si se le hubiera atorado algo en la garganta. 

-Te veo más tarde, Cleo.

Tal vez no fue muy útil pedirle a Cleo que se apartara de su santuario, la biblioteca. Ella se fue al fondo, fingiendo un recuento de pergaminos o distrayéndose con los shabtis

Leyó el libro que Walt le dio a él y a Sadie. Solo había leído que Ortro era hijo de Equidna. Ignoraba quién era, hasta hace un par de horas. Ahora sabía más cosas. Era hija de Gea, la diosa griega de la tierra , al parecer. Equidna era la madre de muchos monstruos, entre ellos la Hidra, el Ladón, Ortro (ese perro maldito) y muchos más. Les tenía extremadamente cariño a sus hijos, incluso con su amado, Tifón, pero era una fiera sedienta de sangre con sus víctimas. Quizás ellos solo tuvieron suerte. 

Aquí decía que ya antes se había enfrentado a Heracles, o Hércules. Este tuvo que ir tras ella para que le devolviera sus corceles y ella hizo un trato con ella. Esa parte del trato era repulsiva, así que Hércules se negó y la encerró en una cueva, sin agua ni comida. Al final, esta aceptó devolverle sus corceles a cambio de su libertad. Pero Carter vio en otro libro otra versión, donde Hércules acepta hacer la cosa que Equidna le dijo.

En eso, una voz resuena por la sala.

-¿Con que estudiando?

Carter se dio la vuelta, sorprendido . Se puso contento al ver a su tío preferido parado al final de la escalera. Corrió hacia él y lo rodeo en un abrazo fuerte. Hace un tiempo que no lo veía. Amos lo miro a los ojos, a través de sus gafas de sol. 

Algo que le seguía incomodando a Carter era que usara ropa roja. No ha dejado de usar ese estilo desde el día que vencieron a Apofis. Amos se arrimó un poco de Carter para verlo mejor, y le preguntó:

-¿Te encuentras bien?

Le echó una ojeada a la venda de su brazo.

-Sí, un poco- mintió Carter.

Cleo salió de su escondite y le dio un fuerte abrazo a Amos. Cuando se separaron, Amos le preguntó qué fue lo que pasó ayer, porque sabía que Carter le mentiría.

-Bueno, se podría decir que detectamos a un monstruo en la ciudad. No nos dimos cuenta de su presencia hasta muy tarde. Así que...Carter, Sadie y Walt se fueron a detener esa cosa.

-¿Y qué era?

-Bueno... no lo sabemos con exactitud.

-Era Ortro- los interrumpió Carter.

Carter sacó de la mesa uno de los libros y les mostró el dibujo.

-Hijo de Equidna, madre de los monstruos más conocidos- agregó. -O al menos en la mitología griega.

Amos tamborileo un poco el libro, tratando de recordar el nombre. Fue cuando levantó las cejas, tanto que se le arrugo la frente. Se quitó las gafas y leyó un poco.

-Hablé con Sadie- dijo Amos.

A Carter se le volcó el corazón. Al fin su hermana había recuperado la conciencia, y no fue capaz de visitarla. Se sentía como el peor hermano de todos.

-Ella está bien- continuó Amos. -No paraba de hablar de lo de anoche, y de alguien llamada Arquel.

La chica se llamaba Arquel. Ahora sabía qué poner en la lápida.

-Aparte de Walt, esa chica me preocupa un poco.

-¿Ya la encontraron?- preguntó Carter con la voz débil. Se sorprendió a sí mismo al escucharse así.

-No lo sé. Pero creo que ella...era especial.

-¿Especial?- Cleo preguntó. 

-Sadie me contó que convirtió una roca en un oso. Es claro que tiene sangre de faraón, incluso más poderosa que la nuestra, Carter.

-¿Lo dices en serio?- dijo Carter impresionado.

-Mira, esta ese clásico truco de convertir los báculos en animales. Es muy conocido por Moisés. Pero ella pudo hacerlo con una roca. Hasta donde yo sé, nunca se ha podido emplear ese truco sobre otro material aparte de la madera.

No le veía mucha impresión, pero por la expresión de Amos era algo demasiado serio. 

Pasaron un rato conversando sobre Ortro y sus hermanos. No paraban de ordenarle a los shabtis que trajeran libros de todas partes. Era fastidioso no tener la versión original. Había miles de libros con versiones diferentes, con pocas similitudes: que un dios había vencido a alguien pero resulta que fue otro dios; que Hércules había quedado bajo un hechizo de una diosa para que matara a su familia mientras que en otra un monstruo lo había hecho, y muchas otras así. 

Después de un par de horas, a Carter le empezó a entrar el hambre. No había desayunado. Cleo se ofreció para traerle algo mientras que él y Amos seguían investigando. Cuando se fue, Carter se dispuso a contarle a Amos sobre su sueño.

-Amos, hay algo que te tengo que contar. Pero prométeme que nadie debe saberlo. Ni si quiera Sadie.

-¿De qué se trata?

Carter dio un profundo suspiro y controlo sus emociones antes se proseguir.

-Es sobre Walt.


La chica de dos mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora