-¡Piper!-gritó Jason.
Sin pensarlo dos veces usó sus ráfagas de viento para salir disparado hacia la telaraña. Un par de monstruos trataron de detenerlo, pero el puño azul de Carter los detuvo. Los amigos de Jason iban a retenerlos mientras él salvaba a su novia y al otro sujeto.
Desde su telaraña, Aracne le rugía furiosa. Le lanzó un poco de telaraña y a un par de sus hijas. Los insectos le cayeron directo a su cara. Las criaturas le trepaban por todas partes, mordiéndolo. Esto hacía que Jason perdiera la concentración. Si seguía así caería al piso. Así se impulso con todas las fuerzas hasta llegar a la telaraña. Allí se sacudió los insectos.
Se dio cuenta que Aracne se avecinaba con furia. Jason trató de moverse, pero la red era pegajosa. Así se metió por un hueco, esquivando la mordida de la araña, y quedando colgado del otro lado de la red.
Jason no le tenía miedo a las alturas, pero esa vez temía caer. Bajo sus pies sus amigos estaban peleando contra cientos de monstruos y demonios. Parecía una batalla imposible de ganar, ya que el enemigo se regeneraba al instante. Era imposible eliminarlos.
Se aferró a la red, y trepó por debajo de ella, tratando de esquivar las mordidas de Aracne. Sacó su espada, y con ella cortó una parte de la telaraña. Parte de la red cedió por el peso de la araña, y esta cayó, colgando por el trasero gracias a un hilo que hizo. Iba a volver, así que Jason tenía que apresurarse.
Cuando llegó donde Piper, sintió un alivio inmenso. Estaba inconsciente, igual que el otro prisionero. Tenía un par de rasguños en el rostro, pero eso no arruinó su belleza. No tenía ninguna otra herida. Rápidamente liberó sus muñecas y talones de la telaraña. Justo ella empezó a despertarse.
-Jason...-dijo débilmente, aún atontada por el sueño, pero luego vio que era real, y se lanzó a abrazarlo. -¡Jason!
Lo rodeó por el cuello, sin parar de darle besos en el cachete. Él también la abrazo con fuerza, casi llorando de la alegría.
-Me alegro que estés bien-le dijo al oído.
Pero los gritos de Aracne los interrumpió. Había vuelto a subirse a la red, más furiosa que antes. Corrió hacia ellos, seguida por sus hijas. Inmediatamente Jason se puso a liberar al otro, mientras que su novia se aferraba a la red, aterrada por las arañas. Seguramente quedó traumada por ellas.
Por alguna razón el otro prisionero estaba más cubierto de telarañas. Era imposible liberarlo. Notó que tenía ciertos de rasguños, cortes y mordidas, y estaba sumamente pálido. A él le dieron un tratado diferente a Piper. Tocó su cuello, asustado por su salud, y vio que su pulso era lento. Estaba por morir.
Aracne estaba a pocos metros de él. No lograría sacarlo a tiempo. Sin pensarlo bien, agarró a Piper por la cadera, y cortó la red con su espada. Debido al peso, la telaraña se rompió, dejándolos caer a todos. Aracne se agitaba en el aire, asustada. Piper no paraba de gritar, aferrada a Jason, y este agarró por el brazo al otro chico. Pensaba que podía impulsarse usando una ráfaga, pero estaban cayendo muy rápido y la altura disminuía.
Iban a quedar como huevos aplastados, pero no fue así. Una mano azul los atrapó en el aire. Jason vio a un gigantesco guerrero egipcio azul con cabeza de alcón. Parecía un holograma. Dentro de él estaba Carter. El pájaraco imitaba sus movimientos. Eso es nuevo, admitió Jason.
El guerrero alcón los mantenía sobre las cabezas de los monstruos, mientras que con una espada los apartaba. Esta arma los hería un poco, pero igual los demonios se regeneraban.
Carter los llevó con el resto de los chicos, quienes habían formado un círculo de pelea. Los depositó lentamente en el piso. Estos los recibieron con los brazos abiertos. Percy y Annabeth le dieron un rápido abrazo a Piper, alegres que estuviera bien. Pero Jason tuvo que ayudarle a Sadie a recostar al otro chico en el piso. La hechicera hizo un poco de fuego para quemarle las telarañas de encima. Jason sacaba rápido algo de ambrosía. Esperaba que el chico fuera mitad dios. Vio que la chica le agarraba la cabeza, llorando, mientras susurraba débilmente "Walt... Walt...". Enseguida supo que era alguien cercano a ella.
Una bola de fuego le dio por la espalda a la forma guerrera de Carter. Este tambaleó atrás, mientras que el Minotauro se tiró encima de él. Usaba sus hachas para escarbar la figura del alcón, para llegar directamente a Carter y llevárselo. Debían hacer algo. Jason se le ocurrió algo, pero era descabellado.
-¡Sadie!-la llamó. Ella levantó la vista, aún con lágrimas en los ojos. -¡Haz una barrera protectora, y pase lo que pase, no la bajes!
-Espera-dijo Percy-, ¿qué estás planeando...
Antes que terminara la frase, Jason salió del círculo de pelea. Piper trató de detenerlo, pero Annabeth la retuvo. Una vez en medio de los monstruos, Jason se enfocó. Trató de usar sus poderes al máximo.
La luces del centro comercial empezaron a parpadear como locas. Los monstruos miraban asustados el lugar. Un par de focos estallaron, y a través de ellos la electricidad del lugar pasó hacia el semidiós como enormes rayos. El lugar quedó a completa oscuras. Solo brillaba los rayos y chispas que rodeaban a Jason.
-Oh oh-dijo un demonio.
Jason descargó la electricidad sobre sus enemigos, electrocutándolos. Y como el piso estaba mojado la descarga fue aún peor. Muchos de ellos empezaron a convertirse en chicharón carbonizado, sin parar de echar humo.
Sadie había levantado a tiempo la barrera, manteniéndolos a ella y al resto a salvo. Percy y Annabeth quedaron con la boca abierta. A Carter no le surtió efecto el ataque, ya que su forma de guerrero lo protegía.
Cuando a Jason se le acabó la energía eléctrica, cayó de rodillas al piso. Sus ropas echaban humo, pero estaba bien. Solo un poco mareado. Las luces del lugar volvieron a prender. Vio a cientos de pilas de enemigos quemados. Algunos monstruoso se convertían en polvo dorado o en pilas de aceite negro.
Sadie bajó la barrera, cansada. Aprovechando que estaban fuera de peligro fue a atender a Walt junto a los dos semidioses. En cambio, Piper fue corriendo hacia su novio para darle un fuerte abrazo. Ella apoyó la cabeza sobre su hombro, casi llorando. Jason la abrazaba con cariño, oliendo su delicioso cabello.
Todo parecía estar en calma, hasta que sintió algo clavándole por el riñón.
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La chica de dos mundos.
Hayran KurguArquel. Una chica de lo poco común, y de lo muy poco. Una de sus sorpresas de la vida es que resulta ser una semidiosa (aparte del anafaltebismo, el poco manejo del habla y amnesia). Y va en busquedad de un refugio para personas como ella: un campam...