Zia quería acompañar a Amos para volver a ver a Carter. Hace tiempo que no lo veía, pero tenía trabajo en la Casa de la Vida.
Estaba descansando de sus deberes en uno de los asientos del salón principal. Observaba vagamente el collar del escarabajo dorado que el mismísimo Ra le había obsequiado. Ahora estaba roto, pero todavía lo conservaba, como un recordatorio de la gran batalla.
En cierto modo, extrañaba al dios. Cuando había regresado de la Duat, ella tuvo que cuidar de él durante un tiempo. Ahora le parecía extraño que ese ser místico, antes visto como un anciano que tarareaba canciones y comía galletas, dominara como rey a los dioses, cuidando la humanidad y estableciendo el orden en la Duat. De vez en cuando, rara vez lo veía en sueños, contándole un poco de su vida personal y cómo estaban los dioses. Muchos de ellos extrañaban también el mundo de los mortales, en especial Bast.
Hace más de año y medio, Sadie y Carter habían excrementado al gran y poderoso Apofis, dios del caos. Pero, mientras que el caos no estuviera, tampoco lo estarían los dioses. Así se tenía que mantener el equilibrio en la Duat. Sin embargo, Ra conseguía comunicarse con Zia. Aunque, la última vez que lo había visto, hace unas semanas, se veía deprimido. No quiso hablar mucho del tema. Aparte, el sueño fue interrumpido bruscamente.
Zia no paraba de pensar en un millón de cosas. ¿Qué estará pasando en la Duat? ¿Por qué Ra se veía tan deprimido? ¿Sadie y Carter tendrían sueños con los dioses? ¿Y qué le pasó a Carter?
Ese era otro tema que le preocupaba. Se había enterrado que su novio había emprendido un viaje durante meses. Trató de contactarlo, pero la última vez vio que una avalancha de nieve lo aplastaba. No se enteró más hasta su regreso. Pero había cambiado.
Las puertas se abrieron. La familia Kane ingresó, acompañado por una chica desconocida. Amos solo le dijo hola y se fue directo hacia el estante con papiros.
-Hola Zia-le abrazó Sadie.
Carter hizo lo mismo, pero acompañado de un beso. Zia estaba feliz de por fin verlo otra vez, hasta que vio su brazo vendado.
-Carter, ¿qué te pasó?
-No es importante- dijo nerviosamente. -Por cierto, te presento a Arquel.
Ambas se estrecharon las manos. Zia trató de calmarse un poco: sintió que su mano se calentaba demasiado. Estaba algo celosa. No le gustaba ver a su novio con otra chica, y encima con una más guapa que ella: hermoso cabello castaño ondulado, una piel y sonrisa perfecta y... ¿Ojos ámbares?
-¿Seguro que hay uno aquí, Amos?-le preguntó Carter a su tío.
-¿Qué? ¿Qué cosa?- quiso saber Zia.
-¡Ajá!-se escuchó triunfante la voz de Amos al fondo.
Se acercó a la mesa y extendió un pergamino. Contenía un hechizo poderoso: uno que te dejaba entrar a la mente de una persona. Este hechizo tenía varias ramas, desde control mental hasta deretir cerebros.
-¿Para qué lo necesitan?- dijo nerviosa Zia. -¿Quieren derretir cerebros o algo así?
-No- dijo Amos, leyendo las palabras en la esquina derecha, una de las ramas del hechizo. -Lo necesitamos para...-golpeó un par de veces el dedo sobre un texto-..."recuperar memorias".
Los dos hermanos miraron a la chica nueva. Ella dio un suspiro.
-¿Estás seguro, Amos?- dijo Sadie.
-Le prometimos ayudarla en lo que sea, y si podemos recuperar sus memorias, lo haremos- dijo con firmeza Carter, mientras sostenía del hombro a Arquel.
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La chica de dos mundos.
FanfictionArquel. Una chica de lo poco común, y de lo muy poco. Una de sus sorpresas de la vida es que resulta ser una semidiosa (aparte del anafaltebismo, el poco manejo del habla y amnesia). Y va en busquedad de un refugio para personas como ella: un campam...