Cinco.

14.3K 761 224
                                    

No me vas a asustar, te huelo las pecas desde el otro lado de la casa. —le dije en español riendo.— Creo que sabes quiénes son, no hace falta que te los presente. —dije, esta vez en inglés.

—Encantado chicos, soy Dani. —se presentó el pelirrojo. Todos le miraron muy serios. Probablemente Hayes y Matt sabían quién era, pero no podían demostrarlo.

—¿Es tu novio? —preguntó muy serio Carter. Mi hermano y yo nos miramos serios y empezamos a reírnos a carcajadas. Me dolía la barriga de reírme. Cuando nos hubimos calmado todos flipaban.

—No, Carter, no. Es mi hermano. Somos mellizos. —dije señalando las pecas. Todos suspiraron de alivio. En serio. Todos. Sin contar a Matt y Hayes. Gilinsky fue el primero en reírse, y a él se fueron sumando uno por un hasta que todos nos estábamos riendo. Yo ya no estaba tensa. Los chicos eran muy majos, no me podrían odiar por ser youtuber.

—Ahora que lo dices, os parecéis muchísimo. —comentó Nash sonriendo.

—¿Entonces quedamos en que no tienes novio, no? —preguntó Taylor sonriendo pícaro.

—No, pero tiene un padre con muy mala leche y un hermano muy fuerte. —dijo una voz grave a nuestras espaldas. Me di la vuelta y sonreí.

—Hola papá. Son vecinos. —dije sonriendo inocente. Mi padre siempre hacia lo mismo con los chicos.

Miró muy serio a Taylor y dijo:

—Voy a ir sacando brillo a la escopeta, por si me da por ir a cazar un día de estos.

Y se marchó. Juro que Taylor sudaba como un pollo y se había quedado blanco. Ojalá no hubiese dejado el móvil arriba, porque me hubiese encantado sacarle una foto en este instante y guardarla para los restos.

—A ver si así aprendes a tratar mejor a las señoritas. —le regañó Shawn. Yo, por mi parte, le sonreí. Tan caballero como siempre. O al menos eso decía todo el mundo.

Comimos todos juntos y reímos, contándonos anécdotas. Sobre las seis de la tarde ya se habían ido todos los vecinos menos ellos. Estábamos todos en los sillones de fuera y seguíamos hablando de cualquier cosa. Aunque yo intentaba no hablar mucho de mí, y eso se notaba.

—Háblanos de tu hermana, Dani. Ya que ella no quiere. —dijo Jack, el moreno. Yo le eché la lengua y él me sonrió.

—Es doña perfecta. —dijo. Todos rieron.— No, en serio, creo que tiene un 9 de media en 1º de bachiller. Toca el piano. A veces canta, pero tiene que estar de muy buen humor para que te deje oírla. Y es muy deportista.

—¿Qué deporte haces? —me preguntó Cam curioso.

Abrí la boca y la volví a cerrar.

—Me da vergüenza. —admití al fin, mirando al suelo. Siempre me pasa lo mismo cuando hacen está pregunta.

—Vamos, no será ajedrez, ¿no? —preguntó Johnson divertido. Le sonreí y de alguna manera me transmitió la confianza que necesitaba para responder a esa pregunta.

—Pues a ver... —empecé a contar con los dedos.— Patinaje y bici por mi cuenta. He hecho atletismo, judo, gimnasia rítmica y artística, que lo dejé hace dos años más o menos, fútbol y surf de vez en cuando.

—Y baloncesto. —añadió mi hermano.— Y tenis.

—Pero era muy pequeña y se me daban fatal. —me excusé.

—¿Y el resto se te daba bien? —preguntó Hayes con los ojos como platos.

—Más o menos. —mentí. Se me daban bastante bien en general. Un don que tengo con los deportes.

—Es una mentirosa. Ganó premios en casi todo. Atletismo era buenísima. En gimnasia quedó tercera de España y porque no hay equipo femenino, si no el Atlético de Madrid la hubiese fichado.

Exagerado.

Todos se quedaron callados alucinando. Fulminé con la mirada a mi hermano y este me sonrió inocente. Tremendo capullo. Sabe que no me gusta que la gente sepa que soy tan buena en los deportes, y él, como buen hermano que es -nótese la ironía- , siempre que tiene oportunidad de fastidiarme, lo hace. Igual que Nina, viven para fastidiarme.

—¿Te casas conmigo? —me preguntó Matt muy serio. Yo me puse roja como un tomate y todos estallaron en carcajadas.

—No hagáis caso a mi hermano, es un exagerado. —mentí lo más convincente que pude.

—Si queréis traigo la caja de los trofeos, aún no los ha colocado. —dijo el pelirrojo a mi lado haciendo ademán de levantarse.

Todos dijeron que sí con la cabeza.

—¡No, no, no, no, no! —grité asustada. Vale, sí, era muy buena deportista pero no era para tanto. O al menos no quería que la gente supiese que era para tanto.

—Oye, Sara —me llamó Cam.— Si no te gusta Matt yo también me ofrezco.

Volví a ponerme roja hasta las orejas y todos empezaron a decir ''Y yo, y yo''. Fue una muy buena tarde. Cuando se fueron todos me dieron abrazos. El último fue Nash, que chocó los puños con Dani y nos dijo:

—¿Por qué no venís a pasar el día mañana a nuestra casa?

Dani y yo nos miramos y sonreímos. A ambos nos apetecía mucho, estaba claro.

—Está bien, ¿a qué hora? —preguntó el pelirrojo.

—Cuando queráis, pero mejor a partir de las once. —sonrió, como siempre, y me dio un beso en la mejilla para despedirse.

—Hasta mañana. —me despedí y cerré la puerta para apoyarme en ella. Miré a mi hermano con cara de alivio.

—No bajes la guardia. Si esos chicos van a ser nuestros vecinos, y por lo que parece, también nuestros amigos, tarde o temprano se enterarán de que eres una youtuber famosa. Y cuanto más tardes en contárselo, peor va a ser cuando se enteren. —dijo serio. Maldito pecas. Odio que tenga razón.

Suspiré pesadamente, se que tenía razón. Por mucho que me fastidiase admitirlo, en algún momento tendría que hacer frente a los problemas, pero por ahora prefiero conocerlos un poco mejor, y dejar que ellos me conozcan a mí.

Sara en multimedia Koalas



California » Magcon Boys » EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora