Cincuenta y cinco.

8.4K 525 59
                                    

Maratón 3/3.

Supongo que debería estar dormida. Son las ocho de la mañana y estamos en verano, obviamente tendría que estar dormida.

Pero por alguna razón no logro conciliar el sueño.

Chris duerme a mi lado, tranquilo. Su pecho sube y baja acorde con su respiración. No ronca, quizás respire algo fuerte, pero no tanto como para que llegue a ser incómodo.

Vuelvo a darme la vuelta, esta vez me pongo boca abajo y aplasto mi cara contra la almohada en un vano intento de obligar a mi cerebro a dormir.

¿Por qué no hay un botón de off para noches como estas?

Bueno, días más bien. Está amaneciendo y yo he dormido cuatro horas.

Genial. Maravilloso. Magnífico.

Voy a tener tal cara de zombie que me van a confundir con Alaska.

Bajo a la cocina y me preparo un desayuno nutritivo y abundante. Me hago un zumo de naranja, un par de tostadas, una francesa de un huevo, un cuenco de cereales y una taza de café con leche. Necesito hidratos, no me juzguéis.

Lo pongo todo en una bandeja y lo llevo al salón. Enciendo la tele y me pongo a ver "Mani Manitas", que es lo único que echan a estas horas.

¿Es que a quién se le ocurre? A mí, claro. Podría ir a correr, pero estoy tan cansada que me da hasta pereza.

Aunque si es por pereza me da pereza hasta estirarme para coger el mando de la tele que está encima de la mesa del salón. Poco más y digo las coordenadas.

¡Podría llamar a algún amigo de España! Cojo el móvil y entro en Skype, entonces me doy cuenta de que allí serán como las dos de la madrugada o así.

Tampoco puedo tocar el piano porque haría ruido y el teclado está en la habitación, con Chris.

Vaya mierda todo.

Al final me quedo viendo la tele hasta las once, cuando se despiertan todos y decido ir a darme una ducha para despejarme y maquillarme un poco las ojeras.

Cuando bajo a la planta principal descubro que algunos chicos ya están aquí. Doy una vuelta sobre mí misma algo desconcertada al oír sus gritos en mi jardín.

Decidí preguntarle al primero que viese, que resultó ser Sammy.

-Ey, no quiero parecer borde, ¿pero qué hacéis aquí?

-Hoy comemos aquí. -me informó y asentí. Me reí sola al darme cuenta de la situación: Sam informándome de que hoy van a comer en mi casa. Me encanta enterarme de todo la última.

Puede que Dani tenga razón y me encante tener todo bajo control, pero, ¿y si me gustara pasearme por la casa en ropa interior? Habrían visto mis preciadas braguitas de Bob Esponja, y eso sí que no.

-Buenos días hermanita. -me saludó Dani y dejó un beso en mi frente.

-¿Qué haces parada como una idiota en medio del pasillo? -preguntó Nina divertida y le enseñé mi dedo corazón.- Estás de mal humor, ¿no? -preguntó. Asentí.- Ya veo, ha venido Andrés, ¿es eso?

-¡¿Por qué cuando una mujer está de mal humor se le achaca a que tiene la regla?! ¡Tú como mujer deberías entenderme mejor! -grité.

-Andrés descartado, pero déjame adivinar. ¿Has hablado con alguien y te ha puesto de mal humor?

-No Nina, sólo... -me puso una mano en la boca, y empecé a gritar, aunque su mano hacía que se escuchasen cosas sin sentido. Parezco un personaje de Animal Crossing.

California » Magcon Boys » EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora