Cuarenta y dos.

9.1K 575 136
                                    

No sé que hora era, no sé dónde había dormido, no sé de quién era la camiseta que llevaba puesta. Me giré y me encontré con Matt, que dormía plácidamente a mi lado y emitía leves ronquidos, casi imperceptibles.

Me sujeté la cabeza con las manos. Me dolía un poco, pero nada que una aspirina no pudiese arreglar.

Me levanté con cuidado para no despertar a nadie. Comprobé que la camiseta me tapaba todo y salí de la habitación, que era desconocida para mí. Suspiré de alivio al comprobar que estaba en el pasillo de la casa de los chicos. ¿Con Matt no ha pasado nada, no? ¿NO? Espero que no. Que lío... esto me pasa por beber...

Bajé hasta la planta de abajo y Hayes me sonrió desde el sofá en el que estaba tirado.

—Buenos días. —dijo con una gran sonrisa y enérgico.

—Shh. —le mandé callar mientras cerraba los ojos con fuerza. Él solamente rió lo que hizo que mi cabeza duela levemente. ¿Qué parte de ''shh'' es la que no entiende?

Fui a la cocina arrastrando los pies y noté que me seguía.

—¿Qué pasó ayer? Lo último que recuerdo es que bailaba con Cam. —dije frunciendo el ceño y me regañé mentalmente por haber bebido tanto.

—Mi hermano tuvo la maravillosa idea de que un chupito de tequila te vendría bien.

Querrá decir otro.

—¿Y luego? —pregunté temerosa de la respuesta. Creo que no estaba preparada para algo como que me subí a los altavoces a bailar o algo por el estilo.

—Luego vinieron unos cuantos más. —dijo con una sonrisa divertida que me hizo reír.

Me preguntaba dónde estarían los demás. ¿Y dónde estaría Nina? ¿Y Dani? ¿Y Chris? Qué peligro tenemos...

—Joder Sara. Eres una irresponsable. —me regañé en alto.— ¿Y luego?

—Te quedaste dormida encima de Chris. —dijo con una gran sonrisa y yo abrí mis ojos como platos.— Y cuando llegamos te despertaste e insististe en que tenías que beber agua. Bebiste casi un litro de agua.

—Por eso tengo tan poca resaca con todo lo que bebí. —murmuré. Me tendría que estar estallando la cabeza.

—Estás muy graciosa. —dijo Hayes da la nada.

—¿Por qué?

—Porque estás toda desmaquillada y con la camiseta de Cameron.

Miré la camiseta y volví a mirar a Hayes. Repetí el gesto varias veces hasta que procesé la información.

—Me desperté con Matt. ¿Por qué llevo puesta una camiseta de Cam? —pregunté confundida. Aunque la verdad es que me daba miedo la respuesta.

—Tú se la pediste. —respondió encogiéndose de hombros.

—¿Pero en que momento...?

No pude acabar porque una voz desconocida me interrumpió a media frase.

—Buenos días Hayes. —dijo una chica de unos 16 años entrando por la puerta. No me molestaré en describirla, sólo diré que era plástica, rubia de bote y guapa, si no pareciese una puerta con tanto maquillaje. De todas maneras intenté ser amable.

Le sonreí y ella sólo me miró de arriba a abajo con desprecio.

—Soy Sara, creo que no nos han presentado. —dije sonriente y le tendí mi mano. Último intento de ser amable. Ella la miró con asco y me dieron ganas de abofetearla. Se dio la vuelta y se fue.— Maldita hueca plástica. —dije enfadada.— ¿Quién fue el desafortunado? —le pregunté a Hayes con una mueca mientras me preparaba café.

California » Magcon Boys » EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora