Cincuenta y nueve.

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-¿De verdad que tienes que irte ya? -pregunté haciendo un puchero.- Mis padres se enfadarán al saber que estuviste aquí y te fuiste sin verles.

Mis padres quieren a Pablo tanto como a Nina, y cuando les tenga que decir (porque conociendo a la rubia y a mi hermano, me tocará a mí) que Pablo estuvo aquí, los gritos me van a caer a mí, veréis.

-Puede que vuelva al final de verano, cuando tenga todo preparado para las clases. Sólo es un mes. -bueno, eso me salvaría un poco.

''Al final del verano'' en mi mente sonaba muy lejano. No quiero que el verano se acabe, porque eso significaría que los chicos se irían, y no quiero. ¿Cómo les he podido coger tanto cariño en tan poco tiempo?

Sé que van a hacer cosas grandes, giras y convenciones, pero no puedo evitar pensar en todo lo que les echaré de menos. ¿Qué haremos cuando los Jacks no digan cosas a la vez? ¿O cuando Hayes no diga cosas obvias y sea una dulzura? ¿O cuando Matt no me obligue a ir con él a comprar comida? ¿O sin los piropos de Sammy y Taylor? Bueno, a eso podré acostumbrarme, pero, ¿y lo demás?

Ese pensamiento hace que mis ojos se pongan llorosos sin darme cuenta.

-Te echaré de menos. -abracé a Pablo con fuerza y me devolvió el gesto. Chocó los puños con todos los chicos, y con algunos se abrazó. Dani y él estuvieron más tiempo abrazados. Obviamente, son como hermanos. Pablo ha ayudado muchísimo a Dani durante toda su vida, mucho más que a mí porque le daba consejos con las chicas y ese tipo de cosas. Consejos que yo no sabía. Vamos, una relación de hermano y hermano no se puede comparar a una de hermano y hermana, o hermana y hermana. Es un lío, pero me entendéis, ¿no? Siempre hay cosas que se dices, o que no se dicen.

Por último abrazó a Nina.

-Cuídate caraculo. -le dijo la rubia, a lo que solté una risita que se coló entre lágrimas silenciosas. O quizás eran las lágrimas las que se estaban colando.

Como sea, había empezado a llorar y no sabía cuando. Chris me abrazó y me acarició el pelo.

Puede ser una chorrada, pero veo tan poco a Pablo que cada vez que se va se me parte el corazón. Ni me dio tiempo de acostubrarme a verle por ahí. Y esta vez ha estado muy poco tiempo, me hubiese encantado que se quedara más tiempo. Ni siquiera nos ha dado tiempo de ponernos al día al 100%. Ojalá hubiese podido contarle mis dudas, como Nina.

Se acercó a la puerta, donde yo estaba. Me dió un beso en la frente y un último abrazo. Cuando se separó me miró a los ojos.

-Quien te haga ser una mejor versión de ti misma. -susurró en mi oído. Sonreí, y me hice a un lado para dejarle pasar.

Me respondió a la pregunta más difícil en mi cabeza sin ni siquiera preguntársela. Aunque aún tengo que meditar bastante sobre eso. Lo que sí que tengo claro, es que echaré de menos a ese idiota.

Todos salimos al porche a despedirle. Había un taxi parado justo en frente de nuestra casa. Le llevaría al aeropuerto. Había dicho que no quería despedidas dramáticas, que nos despediríamos en casa y punto.

El taxista metió su maleta en el maletero y arrancó el coche. Nos dijo adiós con la mano, y automáticamente los dieciocho sacudimos nuestras manos.

Cuando el taxi cruzó la esquina me sequé las lágrimas con el puño de la chaqueta, que me está sobrando. Miré a Nina, ella estaba sonriente. En serio, esta niña es una roca.

-¿Estás bien? -preguntó Cam acercándose. Sonreí y asentí. Iba a echar mucho de menos a Pablo, pero me había puesto a llorar al pensar en el final del verano.

Cam me dio un rápido abrazo, y todos entramos en la casa. Nos esparcimos como siempre. Jardín, salón, cocina. Fui a la cocina y busqué en mi sitio secreto. No había yayitas, así que cogí skittles. Al girarme vi a Nash sentado en una de las sillas de la isla, mirándome divertido.

California » Magcon Boys » EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora