Treinta y uno.

10.5K 542 43
                                    

Al llegar a casa saludé a mis padres y antes de que pudiesen decir nada me fui corriendo a mi habitación. Me duché y me vestí, me puse una falda negra alta con una camiseta sisa granate y mis vans granates. Bajé a la cocina a comer algo, pero no quedaban cereales de chocolate, asi que cogí yayitas de mi escondite. Como si las hubiese olido, mi padre entro casi corriendo en la cocina.

—Yayitaaaaaas. —dijo como un niño pequeño. Me encantaba que mi padre fuese así, me recordaba a cuando Dani y yo éramos pequeños y hacía cualquier tontería con tal de hacernos reír.

—¿Pero cómo...? —pregunté graciosa y antes de dejarme acabar mi padre me metió una de esas deliciosas galletas en la boca.

—Cariño, tenemos que hablar. —nos sentamos en las sillas altas de la isla, uno enfrente del otro.— He hablado con tu madre. —dijo serio.— Y bueno, sabíamos que nuestra niña algún día dejaría de intentar ser perfecta.

—Vosotros queréis que sea perfecta. —repliqué mordiendo una galleta. Bueno, él no, mamá.

—Nosotros queremos que seas tú misma. Y si esa tú no soporta tanta presión habrá que aflojar un poco las tuercas.

—¿Y por dónde quieres aflojarlas? —pregunté, sabiendo que me dirá que deje tanto deporte.

—Por los estudios, quizás. —soltó y a mí se me cayó la galleta de la mano. Abrí la boca para decir algo pero no me salían las palabras. Después de unos minutos al fin pude decir algo coherente.

—¿Qué clase de padre le dice eso a su hija en el último curso?

—La clase de padre que se preocupa por el bienestar de sus hijos. —respondió serio.— Soportas mucha más presión que una adolescente normal.

—Estoy bien papá, solo que ayer me superó lo de Youtube, pero estoy bien, puedo con ello. —dije arrebatándole la bolsa de galletas.

Mi padre se encogió de hombros y cogió una última galleta. Me dio un beso en la mejilla y se fue tan rápido como vino.

A mi padre le acaba de dar un lapsus cerebral. Sí, ha tenido que ser eso.

Eran las seis de la tarde y estábamos todos en el salón de casa, decidiendo qué peli ver. Chris no había aparecido, pero me había mandado un mensaje diciéndome que llegaría durante la tarde, que había tenido un contratiempo y que no me preocupase.

—¿Entonces de qué vemos la peli? ¿Terror? —dijo Tay con cara de maníaco.

—¿Y por qué no vemos Ironman 3? —pregunté y todos me empezaron a abuchear menos Lox, Sammy y Nate, que no estaban y no lo entendían.

—Sara, supéralo. Yo te compraré los comics. —me dijo Cam divertido.

—Ya los tengo, ¿qué te crees? -dije con superioridad.— ¿Los 4 fantásticos? ¿Batman? ¿Spiderman? ¿Flash? ¿Lobezno? ¿Capitán América? —dije esperanzada, pero todos negaron con la cabeza.— Ok. —respondí borde.

Todos rieron ante mi reacción de niña pequeña y Gilinsky se acercó a mí y me abrazó. Yo me dejé hacer, pero no le abracé. Me senté en su regazo y me abrazó por la cintura.

—¿Shaw? —volvió a proponer Carter.

—Te digo lo mismo que la otra vez. Veremos Shaw si tú limpias los vómitos. —le señalé y todos rieron.

—¿After Earth? —propuso Hayes.

—Amo a Will Smith y su hijo Jaden está como un tren. —comenté ganándome las malas miradas de varios.— Pero esa peli es mala. —finalicé.

California » Magcon Boys » EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora