Narra Oriana:
La alarma del celular estaba sonando hace cinco minutos pero mi cabeza dolía demasiado como para hacer un movimiento y apagarla. Moví mi mano sobre la mesa que hay al lado de mi cama, y lo encontré.
2:34, no es tan tarde. Recordé que no había dormido sola, pero Julián no estaba por ningún lado.
- ¿Julián? – lo llame despacio. Pero no hubo respuesta.
Volví hacia la mesita, deje el celular y abrí el cajón. Abrí el cajón y tome un blíster que sabía dónde estaba de memoria. Me moví lentamente hacia el baño, mi cara demostraba que anoche había estado llorando, lo cual no recuerdo bien. Llene un vaso con agua e ingerí la pastilla, llevaba haciendo esa rutina hace un mes, y me ayudaba a seguir mi día sin querer tirarme debajo de un camión en marcha.
Escondí nuevamente el blíster envuelto un pañuelo y lo puse al fondo de mi cajón. Quedaban dos pastillas, por lo cual tendría que pedir más. Tome una ducha rápida para sacar el olor a alcohol que llevaba encima, cuando termine, me vestí con unos jeans negros y un top azul floreado.
Fui hacia la cocina y me encontré con Mariel y Jenny leyendo unas revistas mientras tomaban café, a veces parecen dos viejas.
"Voy a necesitar dos blíster nuevos lo más pronto posible, dejo la plata donde siempre. Decime cuando estén. Oriana."
"A las 16:00 los dejo."
Deje el celular en la encimera y me prepare un licuado de frutilla, sin leche, porque la odiaba.
- ¿Cómo te despertaste Ori? – pregunto Jenny bajando la revista para mirar mis pintas.
- Supongo que bien, pero algo cansada... – ¿Dónde estaba Julián? ¿Ellas sabían que durmió conmigo? - ¿A qué hora llegaron?
- Tipo seis, Peter y Juli se tomaron un taxi más temprano porque estaban cansados, y los chicos nos dejaron acá. – ahora me hablaba Mariel, yo asentí y tome un sorbo de mi jugo - Julián se fue temprano, por si querías saber. – ella soltó una sonrisa y yo la mire confundida.
- Supongo que después lo voy a ver al depto. ¿Cómo estaba? – Jenny agarro las tazas vacías y comenzó a lavarlas. Obviamente no iba a ir...
- Se fue rápido, no tenía muchas ganas de hablar supongo – dijo mientras enjabonaba una taza con una foto nuestra de bebes. – Pero ayer estaba enojado, no le gusto para nada verte así.
- Si, eso me lo dijo. – le conteste.
- ¿Paso algo entre ustedes? – dijo curiosa, hizo que me ruborizara un poco, pero ellas no lo notaron.
- No, nada importante – conteste y agache mi cabeza.
- Nunca te había visto así, ¿Qué tomaste para quedar así? – me pregunto Jenny, eso significa que Julián no le dijo a nadie de las pastillas. Eso iba a simplificar las cosas un poco más. No necesitaba dar explicaciones de lo que hago a nadie.
Por momentos venían recuerdos de lo que había pasado, pero eran confusos, como si estuvieran mezclados. Recuerdo a Julián cargándome por las escaleras. A Richard tocando mi pierna. Recuerdo a Julián, en mi cuarto, le dije que lo amaba. Mierda.
- ¿Qué te pasa Ori? – me dijo Mariel, yo fije mi mirada en ella mientras esperaba una respuesta de mi parte. Le dije que lo amaba.
- Nada – conteste y sonreí. – Me acorde que tengo que ir a hablar con mi papa sobre lo que me tenía que decir – dije desinteresada.
- No me respondiste Oriana – me dijo Jenny antes de que abandone la habitación.
- Solamente tome algo que me cayó mal – mentí y ella no quedo muy contenta con mi respuesta. Si había algo que hacia bien Jenny era detectar mentiras.
Fui rápido a mi habitación antes de que pueda responder. Tome un bolso que haga juego con lo que llevaba puesto, puse adentro un fajo de billetes que saque el agujero del aire acondicionado. Junto con mis llaves, mi celular. Fui hasta la cocina y mis dos amigas seguían en la misma posición que las deje.
- Chau, vuelvo a la tarde. – les dije y ellas me saludaron con la mano.
Salí del edificio y puse cien pesos dentro de una planta, escondiéndola un poco. Me dirigí dentro nuevamente para ir hacia el ascensor. Mi auto estaba en perfectas condiciones, por lo menos Julián sabia como manejar. En el viaje fume un cigarrillo, creo que con todos mis problemas estaba dejándolo de lado.
Llegue la casa de mis padres unos minutos después y estacione al lado del auto de mi padre. Estaba en casa. Al acercarme mis nervios aumentaban, ¿Para qué querían verme anoche?
Entre despacio para no hacer notar mi llegada, pero mi madre me vio apenas entre.
- ¡Hija! – grito emocionada. Siempre estaba tan feliz, no la entiendo. – ¡Osvaldo, ven que llego Oriana! – Lo único que quería era callarla, mi cabeza dolía con cada palabra que decía. - Tenes olor a cigarrillo Oriana - veía en su cara una mueca de decepción.
Es lo que menos necesito en este momento.
- Hola ma – le dije y la abrace. – Voy a buscarlo al estudio – dije señalando hacia las escaleras. Obviamente mi padre no iba a bajar para saludarme. Ella asintió y tomo mi abrigo para ir a guardarlo.
- Ahora le digo a Juana que les lleve algo para tomar. – asentí y me dirigí hacia arriba.
En mi camino por las escaleras veía todas las fotos mías de bebe, Peter y yo jugando en la piscina de casa. Mi papa con mi mama en su boda. Eran todos recuerdos hermosos.
Que había olvidado hace mucho tiempo.
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Dame tu amor
RomanceRisas, amor, amistad. Eso era al comienzo de mi vida, pero esta cambio. Drogas, alcohol, perdición. No tengo a nadie. Estoy completamente sola... ¿Que camino debo seguir? Esta puede parecer la típica historia feliz, en la que la protagonista se ena...