Capitulo 31: Locuras por amor

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Narra Jenny:

- Yo no puedo creer que Peter no nos haya dejado ir con el – solté enojada – esto nos incluye a nosotras.

- Creo que está bien que lo reciban por parte de un hombre, si yo llegaba a decir algo iba a llorar en la primer palabra. – Mariel tomo un sorbo de café y arrugo su nariz – Odio el café de hospital.

- Yo también estoy enojada, no pienso contestarle ni una llamada.

- Por lo menos tenemos tiempo para una noche de chicas – dirigí mi mirada hacia Oriana y sonreí de lado.

Estos cinco meses han sido una completa locura. Siento que si no fuera por el tramo que hay entre mi casa y el hospital no podría haber visto el sol nunca.

En gran parte, una porción de la culpa es totalmente mía. Todavía no puedo creer que haya dejado que mi mejor amiga se vuelva drogadicta bajo el mismo techo y no nos diéramos cuenta.

Tendría que haber reaccionado la primera noche en la que Oriana comenzó a volver a las siete de la mañana con sus "nuevos amigos". O la noche en la que Julian la saco de la fiesta totalmente ida.

- ¿Ya lo sabrán? – pregunto Mariel sacándome de mis pensamientos.

- No lo creo, se los va a decir más a la noche supongo. – mire mi celular y eran las nueve y media de la noche. En el fondo tenía una foto de nosotras cuatro juntas, sentí una punzada en el corazón y lo volví a bloquear.

- Tengo dos llamadas perdidas de Peter – dijo entre un suspiro Julia mientras acariciaba lentamente su panza. - ¿Habrá pasado algo?

- No lo atiendas, sigo enojada. – Julia rio y se acomodó sobre el sillón verde que ocupaba una esquina de la habitación. – no debe ser nada importante. Seguro es para saber cómo esta Oli.

En mi opinión, el causante de todos los problemas de Oriana y su familia son por mi hermano y mi padre. Como siempre, mi familia lograba arruinarlo todo una y otra vez. Y como era de esperar Francisco no volvió de Bora Bora, solamente para "aparentar que seguían juntos y no arruinar la imagen de ambos".

Como si en algún momento le hubiera importado realmente lo que sentía Oriana.

- Permiso – una enfermera entro en la habitación – vengo a administrar la dosis de medicación. – comenzó a cambiar una de las tres bolsas que estaban conectadas a Oriana por medio de una vía.

Tenía un tubo enganchado por su garganta para administrarle comida y otro que le suministraba oxigeno constante. Era tan horrible verla de ese modo.

- Les recuerdo que la paciente tiene que estar totalmente tranquila ¿Si? – Todas asentimos y la enfermera sonrió – nada de gritos y ruidos fuertes. Porque pueden alterarla y arruinar todo tipo de avance que logramos en todo este tiempo.

- Gracias – dijo Mariel cerrando la puerta saludando a la enfermera.

- Peter sigue llamándome, ya estoy frustrada, toma atendelo vos – me pasó el celular a mí y apreté en aceptar.

- Espero que sea algo importante Sabatini – solté enojada.

- ¿Por qué mierda no atienden? – note su voz alterada y mi cara cambio completamente.

- ¿Qué pasa Peter? – Julia y Mariel me miraron confundidas sin saber lo que pasaba.

- Julian, se volvió loco y salió corriendo para el hospital, estamos yendo con el auto pero va demasiado rápido y no vamos a llegar antes que él.

- ¿QUE? ¡Peter no puede ver a Oriana en ese estado por que le va a hacer mal a ella! Tienen que frenarlo ya – abandone mi silla y me acerque a la puerta de la habitación con Mariel y Julia atrás mío.

- Traten de calmarlo por favor ya estamos llegando. – la llamada se cortó y mis manos comenzaron a sudar.

Mierda, mierda, mierda.

- ¿Qué paso? – pregunto Julia preocupada.

- Julian está viniendo y no puede verlo en el estado en que esta porque le va a hacer mal.

- ¿Cómo lo dejaron salir? – Soltó Mariel enojada - ¿Son estúpidos o qué?

Escuche como alguien comenzó a gritar a lo largo del pasillo. Julia miro preocupada a Oriana y se acercó hacia ella.

- ¡Oriana! – la voz de Julian totalmente quebrada inundo todo el pasillo y estaba cada vez más cerca.




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